Por Ana Martínez (Responsable de Medios de Amnistía Internacional)
18/11/2016
Muros que se levantan para blindar fronteras, vallas que mantienen fuera a las personas refugiadas, que se alzan a medio camino entre la vida y la muerte, la paz y la guerra, la riqueza y la pobreza. Son muchas las barreras legales que los países ricos han construido en los últimos tiempos: alambres de espino, hormigón y metal o, simplemente, piedras y arena… Son las cicatrices de un mundo que rescata bancos, desarrolla nuevas tecnologías y participa en guerras, pero es incapaz de ofrecer un hogar seguro a 21 millones de personas refugiadas, que representan sólo el 0,3% de la población mundial.
Los países ricos están demostrando una absoluta falta de liderazgo y responsabilidad al dejar que sólo diez países —que representan menos del 2,5% del PIB mundial— reciban al 56% de la población refugiada del mundo.
Estados Unidos y México, con sus planes de fronteras para cortar el paso, detener y deportar a quienes llegan del ‘triángulo norte’ centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador) huyendo de la creciente violencia; los 18,7 kilómetros de vallas entre Ceuta y Melilla, donde cada día se juegan la vida quienes quieren entrar en España desde Marruecos; o Hungría, que ha invertido más de 100 millones de euros en vallas de concertinas y controles fronterizos para mantener fuera a las personas refugiadas y migrantes –el triple de lo que gasta anualmente en recibir a solicitantes de asilo– son sólo algunos ejemplos de la fortificación de una parte del mundo.
En vez de detener la afluencia de personas, con estas vallas sólo se ha conseguido redirigir los flujos de refugiados hacia otras rutas terrestres o hacia rutas marítimas más peligrosas que ponen en riesgo la vida de miles de personas.
La combinación de estos muros y la criminalización de quienes consiguen abrirse paso van de la mano en un desgarrador intento de aislarse de la crisis global de refugio y migración que hoy vive el planeta. Todo ello a expensas por completo del respeto por los derechos humanos.