Por muchos años a los murciélagos se les ha vinculado a noches tenebrosas y vampirescas. Pero desde la detección del COVID-19 se les asocia al mercado chino de Wuhan, donde los venden para su consumo y, como posible vector del actual coronavirus, convertido en pandemia.
Esta especie tiene amigos y defensores en todo el mundo. Zoólogos y botánicos los defienden por su trabajo ecológico constante y minucioso. Son milenarios y los únicos mamíferos voladores. Constituyen una parte esencial de los ecosistemas.
Además, su desempeño es vital como polinizadores y controladores de plagas de insectos y pequeños vertebrados. También por desarrollar un importante papel en la dispersión de semillas. De hecho, muchas plantas tropicales dependen por completo de los murciélagos.
Pero estos quirópteros son realmente poco agraciado gracias a la imagen que les han creado las películas de vampiros.y a que se les vincula con otras epidemias de coronavirus.
Los #murciélagos tienen un papel ecológico vital como polinizadores. No los dañes ¡Protegelos!🦇🖤 pic.twitter.com/RJ0w0pXoMI pic.twitter.com/ihX4MI4MPU
— Azul Ambientalistas (@fundacionazul) April 2, 2020
A comienzos de este siglo, fueron causantes de la transmisión del síndrome respiratorio agudo severo, más conocido como SARS. Entonces infectó a más de 8.000 personas, de las cuales 800 fallecieron, reseña la BBC.
Y a mediados de la segunda década de este siglo fueron el principio de otra enfermedad respiratoria similar al SARS. El síndrome respiratorio del Oriente Próximo (MERS por sus siglas en inglés), que afectó a menos gente (unas 2.500) pero fue más letal: mató a más de 850 personas.
Los murciélagos y sus secretos
Los murciélagos tienen unos 64 millones de años en el planeta. Y se encuentran en todos los continentes, salvo en la Antártida. En ese largo tiempo han aprendido a blindarse de los virus con los que conviven desde siempre.
Muchos se alimentan de insectos transmisores de enfermedades. Pero a ellos no les afectan porque su sistema inmunológico ha evolucionado para afrontar la agresión, explica El Comercio. Los científicos creen que esa adaptación se basa precisamente en su peculiaridad de volar.
Volar requiere una generación enorme de energía. El gasto es el doble que el de un roedor de su mismo tamaño que solo corre. El vuelo genera acumulación de restos moleculares que el organismo tiene que eliminar, como los radicales libres. Los murciélagos han desarrollado mecanismos para acabar con los elementos destructivos de una forma controlada. Sin reaccionar de un modo exagerado como pasa con algunos enfermos del coronavirus.
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— Museu de Ciències Naturals de Granollers (@mcngranollers) April 2, 2020
Blindaje inmunológico de los murciélagos
Algunos murciélagos pueden llegar a los 40 años. Su organismo, bien entrenado por las necesidades metabólicas del vuelo, sabe cómo responder ante las inflamaciones provocados por los virus, que como ahora se comprueba en los hospitales, es lo que provoca la insuficiencia respiratoria en los pacientes con la COVID-19.
Un estudio de la Universidad de California en Berkeley señala que el blindaje inmunológico de los murciélagos obliga al virus a ser más combativo. Pero ni así pueden con este mamífero, que los mantiene a raya.
Sin embargo, cuando ese mismo patógeno llega al cuerpo humano, lo hace bien entrenado para destruir una defensa menos preparada. Al invadir los espacios naturales de los murciélagos o comer animales que han podido estar en contacto con ellos o sus heces, el hombre se convierte en presa fácil del virus.
Por eso, los científicos estudian los mecanismos antivirales del murciélago. Han visto que su sistema inmune libera una sustancia, interferón, que da la alarma. Su organismo está siempre atento ante una posible infección. El interferón es una de las huellas que sigue la ciencia para poner freno a la pandemia. De hecho, ya se ha aplicado en algunos países como fármaco contra la COVI-19. Más que culpables, los murciélagos abren vías para ponerle freno a la pandemia.
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