De la cabeza a los pies, así afecta el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 el cuerpo humano. Los médicos, expertos e investigadores están atónitos e incluso confundidos con la variedad de síntomas y consecuencias que desata la COVID-19 en los pacientes.
Los profesionales sanitarios han tenido que tratar desde sabañones en pacientes asintomáticos hasta pacientes desorientados y violentos, recuperados de las UCI. Cada día se confirma que se sabe muy poco de la enfermedad. Es más que una neumonía grave, es una enfermedad que ataca diversos órganos y además deja secuelas.
Trayectoria del virus
El nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en un primer momento se aloja en la garganta y la nariz. Lugares a los que llega cuando una persona contagiada expulsa gotículas respiratorias infectadas con el virus. Si el sistema inmune no derrota la enfermedad en estas mucosas, el virus viaja hasta los pulmones a través de la traquea.
En los pulmones se observa un primer daño grave: la enfermedad puede evolucionar a una neumonía severa bilateral. Los alvéolos de los pulmones -que permiten la entrada de oxígeno a la sangre y los tejidos- se llenan de pus y líquido.
Algunas investigaciones sugieren que estos pacientes desarrollan un «shock citocínico», una hiperrespuesta del sistema inmune, que es lo que vendría a complicar la enfermedad e impactar a otros órganos como el cerebro, el corazón y la piel.
Efectos en el cerebro
Los neurólogos en España hasta ahora han observado diferentes trastornos que van desde los más leves hasta los más raros. Algunos casos reportan pérdida total y absoluta del gusto y el olfato, mientras que en otros casos se observan infartos cerebrales e ictus o accidente cerebrovascular, provocado por un trastorno en la circulación cerebral.
Las encefalopatías son uno de los trastornos cerebrales más raros que se han detectado en algunos pacientes graves que superan el paso por las UCI. Luego de que se extuba al paciente se observa que está desorientado, agitado y presenta un alto grado negativismo. Los pacientes pueden llegar a insultar a las enfermeras e incluso, negarse a hacer la prueba diagnóstica.
Si bien es cierto que las encefalopatías pueden ser una consecuencia del paso por las UCI, los pacientes UCI que no tienen COVID-19 solo presentan desorientación y somnolencia extrema. No es así para los pacientes recuperados de la COVID-19, generalmente entre los 50-60 años.
Las causas de esta perturbación cerebral pueden tener diferente índole. Los expertos apuntan en primer lugar a la falta de oxígeno durante las dos o tres semanas de intubación.
Igualmente, se estudia la afectación por fármacos cuasi experimentales o la inflamación generalizada que provoca la enfermedad. Un antecedente importante es que los pacientes que presentan estos trastornos no tienen un historial psiquiátrico ni deterioro cognitivo.
Impacto al sistema cardiovascular
Se podría decir que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 destruye los pulmones. La batalla que libra el sistema inmune contra el virus deja una secuela de líquido, moco y restos de células pulmonares destruidas en los alvéolos. Lo demuestran las autopsias de algunos pacientes.
Otro órgano que se ve gravemente afectado por el SARS-CoV-2 es el corazón. Muchos pacientes que ingresan por la COVID-19 a los hospitales presentan coágulos e incluso trombos. Y el sistema cardiovascular seriamente dañado. Los expertos apuntan que el endotelio es lo que más sufre.
El endotelio es un tejido que recubre la zona interna de los vasos sanguíneos, incluso los que se encuentran en el corazón. El daño al endotelio es consecuencia de la inflamación y puede producir hemorragias y trombo. Las trombos suceden en las arterias pulmonares de los pacientes con COVID-19, pero también en los sistemas venosos de las piernas.
El daño al sistema cardiovascular continúa en el miorcardio en pacientes varones de edad avanzada y miocarditis en los pacientes más jóvenes. El miocardio es el tejido muscular del corazón que bombea sangre a través del sistema circulatorio. Los valores elevados de troponinas -enzimas del músculo cardíaco- indican que el corazón sufre los efectos de la COVID-19.
Más investigación
La miocarditis en pacientes jóvenes es más raro y grave. Dice Gonzalo Alonso Salinas, cardiólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal «ni siquiera nosotros sabemos por qué se producen unas cosas y otras no. No conocemos el síndrome de la COVID-19. Es necesaria una investigación».
Finalmente ataca el órgano más grande del cuerpo: la piel. A los dermatólogos no les sorprende que la enfermedad afecte la piel, pues se trata de un virus y muchas enfermedades virales presentan manifestaciones en la piel. Pero lo más curioso es que dichas manifestaciones aparecen incluso cuando la prueba de PCR dio negativo.
Exantemas, pápulas, placas que pueden ser pruriginosas y sabañones son las lesiones cutáneas consecuencia de la COVID-19. Sin embargos, estas lesiones cutáneas no son motivo de alarma, se pueden recuperar fácil y rápidamente.
Para los médicos, investigadores y expertos en salud pública el nuevo coronavirus SARS-Cov-2 requiere más y más investigación. Millones de personas están confinadas en casa con el temor hacia los efectos de la COVID-19, por eso atender a las recomendaciones de la ciencia es crucial en lo que parece ser etapa inicial de la pandemia.
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