Por María Luisa Gaspar (Efe)
Los misterios sumergidos de Egipto desvelan en París, por primera vez, nuevos secretos en una exposición monumental integrada por 293 piezas albergada en el Instituto del Mundo Árabe hasta el próximo 31 de enero.
La muestra Osiris. Misterios sumergidos de Egipto se centra en la figura del dios de la resurrección, clave en la mitología egipcia que, según la leyenda, fue asesinado por su hermano Seth y resucitado por su hermana-esposa Isis.
Esculturas de grandes dimensiones, pequeñas estatuillas de bronce, una gran estela de granito negro, barcas rituales, cazos mágicos, cerámicas, amuletos, joyas, monedas, objetos de culto, cuencos, lámparas de aceite y material audiovisual componen esta exhibición.
Procedentes de la bahía de Abukir, al noreste de Alejandría, 250 piezas fueron descubiertas por el arqueólogo marino Franck Goddio, en colaboración con las autoridades egipcias. Muchas de esas obras salieron a la luz en los últimos diez años, por lo que nunca antes habían sido expuestas, ni siquiera en Egipto.
La exhibición se completa con otras cuarenta obras propiedad de los museos de El Cairo y Alejandría, que en su mayor parte tampoco habían sido antes mostradas fuera de su país.
Los hallazgos rescatados del fondo del mar provienen de dos importantes ciudades Thonis-Heracleion y Canopo, sumergidas hace doce siglos en el delta del Nilo, se cree que por causas naturales, cuyos restos descubrió Goddio en 2000.
Dos exposiciones dieron cuenta de los primeros hallazgos relacionados con ambas prósperas urbes existentes entre los siglos VIII a C. y VIII d C.
La primera de ellas, Tesoros sumergidos de Egipto, viajó a seis ciudades, entre ellas París en 2006 y Madrid en 2008. Su prolongación, inspirada en la figura de Cleopatra, pudo verse en cuatro ciudades estadounidenses entre 2010 y 2012.
Por qué Osiris
La idea de dedicar la nueva exhibición a Osiris, deidad de la resurrección, la agricultura y los difuntos, símbolo de la fertilidad y de la regeneración del Nilo, «se impuso naturalmente» a medida que avanzaban los trabajos submarinos, explicó Goddio en una entrevista con Efe.
«Cuanto más excavábamos más testimonios del culto al dios Osiris y de momentos de ceremonias iniciáticas y secretas aparecían. En Canope y Thonis Heracleion estamos realmente en la tierra de Osiris», resaltó este execonomista francés entregado a la arqueología submarina desde mediados de los años ochenta del siglo pasado.
Como ejemplo de la gran importancia de los ritos osirianos en el lugar, el especialista citó la abundancia de cazos de bronce ceremoniales grabados con el ojo de Horus (hijo de Osiris e Isis) encontrados allí.
Junto al templo Amón Gereb de Thonis Heracleion encontraron 110 cucharones de ese tipo, conocidos también como «grandes reunidoras» por servir para mezclar las materias con las que reconstituir el cuerpo de Osiris; mientras que el Museo de El Cairo, fruto de las excavaciones en todo el país desde el siglo XVIII, solo posee 18.
Goddio subrayó, asimismo, el hallazgo de un canal de 3,5 kilómetros sobre el que Osiris realizaba cada año su gran navegación del templo de Thonis Heracleion a su santuario en la vecina Canope, para ser sumergido y entrar en el más allá; así como el de una gran barcaza ceremonial de madera, que tras estudiar dejaron en su lugar.
Su reproducción fotográfica a tamaño natural puede contemplarse junto a las representaciones votivas de la nave divina halladas en el fondo del canal. Piezas, estas últimas, cuya existencia se desconocía pues no figuran en ningún texto conocido.
Después de París, esta exposición patrimonial dedicada «al país más antiguo del mundo», con 5.000 años de existencia, según subrayó el presidente del Instituto del Mundo Árabe, el exministro de Cultura Jack Lang, viajará al British Museum de Londres.