Los plásticos están en todas partes. En la cima de montañas y en el fondo de los océanos. Contaminando suelos y aguas, tienen presencia en todo el planeta, sin distingos. En formas más pequeñas, se descubren dentro de los peces y tortugas, ballenas y mejillones, en aves al engullir a sus presas. En ecosistemas marinos e incluso en la sal de cocina. Los microplásticos también se encuentran en las plantas de cultivo agrícola.
Este aplastante registro de los ecologistas y estudiosos de la biodiversidad, tiene su complemento en investigaciones sobre el impacto de estos materiales en la cadena de alimentación.
La Academia China de Ciencias comprobó que los microplásticos están contaminando plantas comestibles. Incluyendo verduras de consumo humano. El estudio, publicado en la revista Nature, señala que la mayoría de los microplásticos se emiten, directamente o mediante la degradación de los plásticos, al medio terrestre. Y se acumulan en grandes cantidades en los suelos, representado una amenaza para los ecosistemas terrestres.
La exploración, dirigida por Yongming Luo, del Instituto de Ciencia del Suelo en Nankín, sostiene que las aguas residuales, una importante fuente de riego agrícola, igualmente contienen microplásticos.
Por décadas se argumentó que las partículas de plástico eran demasiado grandes para atravesar las barreras físicas de los tejidos vegetales intactos. Pero la investigación demuestra que esta suposición no es cierta.
Los microplásticos penetran las plantas
Luo se adentra a explicar los hallazgos de su equipo de investigadores. Analizaron la absorción de diferentes microplásticos por plantas de cultivo. Como en el trigo y la lechuga de aguas residuales tratadas en cultivos hidropónicos y en matrices de arena o en suelo arenoso.
Dice que los resultados proporcionan evidencia de partículas de poliestireno y polimetilmetacrilato que penetran en la estela de ambas especies. Utilizando el modo de entrada las grietas en las raíces.
«Las grietas en los sitios emergentes de las nuevas raíces laterales de lechuga y trigo pueden absorber microplásticos del suelo y el agua circundantes. Esos microplásticos pueden ser transferidos desde las raíces hasta las partes comestibles de la planta», alerta Luo.
Los científicos sabían que partículas de hasta 50 nanómetros de tamaño podían penetrar en las raíces de las plantas. Pero el grupo de Luo ha constatado que partículas con un tamaño unas 40 veces mayor también pueden penetrar en las plantas.
Los microplásticos identificados en este estudio son partículas plásticas esféricas de hasta 2 micrómetros de tamaño máximo, con un pequeño grado de flexibilidad mecánica. Estas características permitieron a los microplásticos apretujarse en espacios diminutos del tejido vegetal.
Posteriormente, las partículas de plástico fueron transportadas desde las raíces hasta los brotes.
De las plantas a los animales
Otro estudio coordinado desde la Universidad de Concepción de Chile analizó la potencial absorción de microplásticos en vegetales.
El experimento, liderado por Mauricio Urbina, se llevó a cabo en maíz. Por su forma de fijar carbono, que permite diferenciar, mediante isótopos de carbono, la materia orgánica vegetal de los plásticos de origen fósil.
Una de las conclusiones más llamativas fue que las plantas expuestas al microplástico tenían una mayor proporción de carbono en la raíz, pero este carbono no procedía de la planta, sino del plástico. Por el contrario, el estudio no mostró presencia de microplásticos en la parte aérea.
“En un cultivo hidropónico con aguas contaminadas, los microplásticos se adhieren a las raíces de las plantas. Y hacen que la planta tenga un menor crecimiento, limitando la captación de agua y nutrientes”, dijo Urbina del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la UdC.
Pero incluso la acumulación en raíz es preocupante. En muchas especies cultivadas se consume la raíz y otros órganos subterráneos, como la zanahoria o la patata. Por otro lado, agregó, en algunos países se fomenta el cultivo hidropónico de maíz y otros cereales como forraje verde para animales, ya que puede producirse en las propias granjas.
“El problema es que del forraje hidropónico se consume todo, incluso las raíces, lo que aumentaría la exposición del ganado al microplástico”, advierte Juan Pedro Ferrio, del equipo investigador.
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