Cada día se descubren más impactos perjudiciales de los omnipresentes microplásticos. Esas partículas de plástico de menos de cinco milímetros son una preocupación creciente. Los científicos intentan determinar que tan perjudiciales pueden ser para la salud humana. Un nuevo estudio los asocia con infartos, derrames cerebrales y muerte.
Su presencia en el medio ambiente es una fuente importante de contaminación en tierra y mar a nivel global. Estas partículas, que pueden variar en tamaño desde una partícula de virus hasta el ancho de un lápiz, se han encontrado en cantidades masivas en los océanos y en los tejidos de la fauna marina. También se han detectado en el agua potable, la lluvia, el aire, los tejidos humanos e incluso en la leche materna.
Existen dos tipos de microplásticos: los primarios, que son fabricados a pequeña escala y añadidos intencionalmente a productos, y los secundarios, que se forman a partir de la descomposición de plásticos más grandes. Como no se disuelven en el agua ni se biodegradan, contaminan nuestras aguas, dañan la vida marina y pueden ser consumidas por los humanos. Los diminutos fragmentos de plástico se encuentran en una variedad de productos cotidianos, desde cosméticos y mascarillas, hasta pasta de dientes y ropa sintética.
Dado que no se descomponen rápidamente y las células del cuerpo que gestionan los desechos no pueden degradarlos, se acumulan en los organismos. Se estima que la mayoría de las personas ingiere entre 74.000 y 121.000 partículas de microplástico cada año. Es probable que la cifra real sea mayor. Su impacto en la salud humana es aún objeto de investigación.
Infartos, ACV y muerte
Recientemente, se han revelado los primeros datos que muestran una correlación entre microplásticos y la salud humana. Un equipo liderado por Giuseppe Paolisso, médico internista de la Universidad de Campania Luigi Vanvitelli en Italia, se interesó en si los microplásticos, que se sienten atraídos por las moléculas de grasa. Los cuales se acumularían en las placas de grasa que pueden formarse en el revestimiento de los vasos sanguíneos.
El equipo siguió a 257 personas que se sometieron a una cirugía para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular al eliminar la placa de una arteria del cuello.El estudio encontró que casi el 60% los tenía, o incluso nanoplásticos más pequeños, en una arteria principal. Aquellos que tenían estos plásticos eran 4,5 veces más propensos a sufrir un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular o la muerte en los 34 meses siguientes a la cirugía que aquellos cuyas arterias estaban libres de plásticos.
Robert Brook, un médico-científico de la Universidad Estatal Wayne de Detroit (Michigan), que estudia los efectos del medio ambiente en la salud cardiovascular calificó el estudio como “histórico”. Brook cree que será el trampolín para nuevas investigaciones en todo el mundo para corroborar, ampliar y profundizar en el grado de riesgo que representan los microplásticos y los nanoplásticos.
Sin embargo, tanto Brook como otros investigadores y los propios autores del estudio advierten que este estudio, publicado en The New England Journal of Medicine, no demuestra que estos pequeños fragmentos de plástico causen mala salud. Según ellos, otros factores que los investigadores no estudiaron, como el nivel socioeconómico, podrían ser los verdaderos causantes de la mala salud y no los plásticos en sí.
Polietileno o PVC
Los científicos han examinado placas extraídas de pacientes utilizando un microscopio electrónico. En las muestras de 150 participantes, se observaron manchas irregulares, identificadas como microplásticos, mezcladas con células y otros residuos. Los análisis químicos indicaron que la mayoría de estas partículas estaban compuestas por polietileno, (plástico comúnmente utilizado en envases de alimentos, bolsas de compras y tubos médicos), o cloruro de polivinilo (también conocido como PVC o vinilo).
En promedio, los participantes con una mayor cantidad en sus muestras de placa también mostraban niveles más altos de biomarcadores de inflamación. Sugiere que las partículas podrían contribuir a problemas de salud. Si los microplásticos desencadenan inflamación, podrían aumentar el riesgo de ruptura de la placa. Lo que podría resultar en la obstrucción de los vasos sanguíneos debido a la liberación de depósitos grasos.
Comparativamente, los participantes con microplásticos en las placas eran más jóvenes, con mayor probabilidad entre hombres, fumadores y con diabetes o enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, dado que el estudio solo incluyó a personas que requerían cirugía para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular, no se sabe si esta relación se mantiene en una población más amplia.
El hecho de que el 40% de los participantes no mostrara signos de microplásticos en sus placas, a pesar de la ubicuidad de los plásticos, despertó la curiosidad de los investigadores. Sanjay Rajagopalan, cardiólogo de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland (Ohio) y coautor del estudio, sugiere que estos participantes podrían tener comportamientos diferentes o vías biológicas únicas para procesar los plásticos. Pero se necesita más investigación para confirmar estas hipótesis.
Limitar producción mundial
Los microplásticos se han detectado en la sangre y en órganos como los pulmones y la placenta de los seres humanos. Lo que ha sido motivo de preocupación para los científicos en las últimas dos décadas. Según Philip Landrigan, pediatra y epidemiólogo del Boston College su acumulación no necesariamente implica que causen daño. Pero las investigaciones continúan.
Rajagopalan espera más datos sobre los microplásticos. Sus hallazgos ya han tenido un impacto en su vida cotidiana. “He observado de manera mucho más consciente e intencionada mi propia relación con los plásticos. Espero que este estudio me haga reflexionar sobre cómo, como sociedad, utilizamos productos derivados del petróleo para remodelar la biosfera”, dice.
El estudio se produce en un momento en que los diplomáticos están trabajando para concretar un tratado mundial para eliminar la contaminación por plásticos. Para Landrigan, es probable que este último estudio impulse a los negociadores cuando se reúnan en Ottawa en abril. El pediatra y epidemiólogo es coautor de un informe que recomendaba limitar la producción de plástico a nivel mundial, En 2022, 175 países votaron a favor de crear un acuerdo internacional legalmente vinculante. Los investigadores han estado presionando por una mayor participación en el proceso, señalando que los avances en el tratado han sido demasiado lentos.