En Florida, los huracanes Helene y Milton y, en Valencia, con la fatídica DANA que enluta a España, han levantado críticas a los servicios especializados de predicción del clima. Lo más preocupante es que estamos al principio: veremos que las catástrofes se intensificarán más si no se reducen las emisiones de carbono.
En poco más de un mes y en dos puntos del planeta se han registrado fenómenos meteorológicos brutales que han dejado centenares de pérdidas de vidas y destrozos incuantificables. En Florida, los huracanes Helene y Milton y, en Valencia, con la fatídica DANA que enluta a España, se han levantado críticas a los servicios especializados de predicción del clima. Los meteorólogos reciben amenazas.
Actualmente estos organismos tienen a su alcance reportes en tiempo real proporcionados por los satélites y la colaboración de las agencias espaciales para alcanzar un pronóstico acertado o lo más cercano a lo que podría ocurrir. Los sistemas de alerta temprana también permiten actuar de forma anticipada ante terribles eventos meteorológicos con la finalidad de preservar vidas y proteger medios de subsistencia.
Pero, a pesar del contundente aval de la ciencia del clima y la perfección de los equipos, predecir tormentas importantes y peligrosas es un gran desafío. Se ha vuelto más difícil, dice el meteorólogo James Marshall Shepherd, a medida que un grupo cada vez más amplio ha comenzado a acosar, insultar y amenazar a los científicos y meteorólogos que vinculan el clima feroz con el cambio climático.
A pesar de las advertencias de los organismos meteorológicos sobre la alta peligrosidad de Milton -se convirtió en el segundo huracán más intenso del Atlántico jamás registrado en el Golfo de México- los cuestionamientos no se han hecho esperar. Las alertas lograron evacuar a unos 2 millones de personas en Florida y solo hubo 16 muertes.
Fuertes amenazas contra los meteorólogos
La función de los meteorólogos, que consiste en ofrecer previsiones meteorológicas que salvan vidas, a veces los convierte en víctimas de acoso y este tipo de agresiones se han producido desde hace años, según los expertos en meteorología.
Pero en medio de las teorías conspirativas y las falsedades que se han extendido por internet tras los huracanes Helene y Milton, afirman que los ataques y amenazas dirigidos contra ellos han alcanzado niveles inusitados.
“Todos estamos hablando de lo mucho que ha aumentado”, afirma James Marshall Shepherd, ex científico meteorológico de la NASA y director del programa de ciencias atmosféricas de la Universidad de Georgia a The New York Times. Ha habido “una diferencia palpable en el tono y la agresividad hacia la gente de mi campo”, comenta.
Algunos han recibido mensajes que señalan que los científicos deberían ser asesinados. A otros los han insultado y les han dicho que se callen. Las publicaciones en las redes sociales también han apuntado a los trabajadores de FEMA, sugiriendo que deberían ser golpeados, arrestados, fusilados.
Según Shepherd, el escrutinio al que se ven sometidos estos profesionales se acentúa durante los grandes fenómenos meteorológicos. Y los huracanes consecutivos, combinados con el clima político y el cuestionamiento de los expertos en meteorología, pueden haber creado las condiciones propicias para las agresiones.
Cuenta que algunos meteorólogos jóvenes abandonan la actividad simplemente por la gran cantidad de cosas que tienen que hacer ahora. Antes se limitaban a pararse frente a una pantalla y dar el pronóstico del tiempo todos los días. Ahora están usando las redes sociales, tienen que presentar informes ambientales, muchas cosas que probablemente no anticiparon. También hay meteorólogos que han sufrido amenazas o acoso y se han ido.
No es tan importante la categoría del huracán
Los escépticos del cambio climático han acusado durante mucho tiempo a los meteorólogos de impulsar lo que consideran una “agenda del cambio climático”, sostiene Shepherd en entrevista con Yale Environment 360. Pero las cosas dieron un giro desagradable este mes. Cuando los teóricos de la conspiración denunciaron a los científicos por encubrir un supuesto complot del gobierno para manipular el clima. Y enviar tormentas a Florida y Carolina del Norte.
¿Pero qué tan bien acertaron los meteorólogos? Con Helene, responde el académico e investigador, teníamos muy claro que produciría lluvias excesivas en las montañas y en Georgia. Pero algunas personas no lo entendieron porque no tienen puntos de referencia para algo que no han experimentado. Se trataba de fenómenos muy anómalos, que veremos con más frecuencia. Nosotros decíamos que en los próximos días habría “lluvias excesivas, de 50 a 75 centímetros” y eso fue exactamente lo que ocurrió. La gente pensaba que solo eran fuertes.
Con el segundo huracán, Milton, hubo una fijación excesiva (en los medios) con la categoría de tormentas. La escala Saffir-Simpson (que asigna números a la fuerza de los huracanes) es una escala de viento. A menudo, los medios se centran en eso y el público tiende a fijarse en eso. Muchos (meteorólogos) pidieron que se dejara de centrarse tanto en la categoría y el viento porque el aspecto más mortal de cualquier huracán. Como han demostrado los estudios de manera consistente, es el agua, ya sea la marejada ciclónica o las inundaciones de agua dulce en el interior causadas por las lluvias.
Eventos que escapan a los modelos
Shepherd asegura que las previsiones de trayectoria han mejorado significativamente. “Todavía nos queda mucho por hacer con las previsiones de intensidad y sabemos por qué”. Explica que “las previsiones de trayectoria se rigen más por las grandes condiciones de dirección de la atmósfera que los modelos pueden captar. Pero las previsiones de intensidad se rigen por el contenido de calor del océano y por la convección que se produce en el interior de las nubes. Son cosas de las que no solemos disponer de datos fácilmente para incorporarlos al modelo. La energía asociada a la intensificación de los huracanes está relacionada con cosas que no se rigen ni se explican tan bien por los modelos a gran escala”.
El ex presidente de la Sociedad Meteorológica Estadounidense confía en que se siente muy cómodo al decir que estos son huracanes provocados por el cambio climático. “Sabemos que los huracanes ocurren de manera natural. Se supone que ocurren en septiembre y octubre, pero el Golfo de México estaba anormalmente cálido. Se están produciendo tormentas más intensas y se están intensificando rápidamente. Creo que, en el caso de Milton, pasó de categoría 1 a categoría 5 en menos de 24 horas. Este desarrollo explosivo es realmente una huella del cambio climático”.
Cree que es desalentador ver que esto sucederá casi exactamente como lo dijimos. Lo que es aún más preocupante es que estamos al principio. Comenzaremos a ver que se intensificará aún más, a menos que actuemos y reduzcamos las emisiones de carbono.
En Estados Unidos son muchos los meteorólogos que han comentado sus experiencias y amenazas. Como Matthew Cappuci, James Spann, Katie Nickolau y, entre otros, Luke Sampe que han compartido sus temores y riesgos de esa profesión.
La OMM respalda a meteorólogos españoles
También hay casos de amenazas a meteorólogos en Francia, Alemania, Italia, Portugal, el Reino Unido y España. Actualmente se han desatado las críticas de políticos y ciudadanos sobre el abordaje de la Aemet a la DANA prevista y su catastrófico desenlace.
La Organización Meteorológica Mundial en una comunicación pública respalda el papel jugado por la Agencia Estatal de Meteorología a la hora de alertar de los peligros de la DANA. “La AEMET, fuente oficial de alertas autorizadas en España, ha emitido numerosos avisos en el marco del Protocolo Común de Alerta”, señala la agencia de Naciones Unidas.
“Se trata de un formato de mensaje estandarizado diseñado para todos los medios, todos los peligros y todos los canales de comunicación”, dice. Insiste en que “es un formato universal para alertas de emergencia, que garantiza que la información crítica llegue a todos”.
La OMM indica que trabaja con sus miembros, los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales de los países para garantizar que las previsiones oportunas y precisas lleguen a tiempo a las personas. “Nuestra máxima prioridad es salvar vidas en un momento en que el cambio climático agrava los fenómenos meteorológicos extremos”.
Recuerda que los científicos del grupo World Weather Attribution han estimado, en un análisis rápido sobre España, que las precipitaciones fueron aproximadamente un 12% más intensas. Y el doble de probables como consecuencia del calentamiento global.
Celeste Saulo, secretaria general la organización, hace suyas las apreciaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. El IPCC afirma que “los fenómenos meteorológicos extremos que provocan inundaciones y sequías de gran impacto se han vuelto más probables y más graves debido al cambio climático. Esto se ha visto confirmado por la repetición de eventos”.