Por Teresa Jiménez
22/08/2016
No tendrán nombre ni darán a conocer su rostro. Los terroristas pasarán a ser anónimos en los medios de comunicación franceses, tras la decisión de algunos de los más importantes de silenciar estos datos con el objetivo de “no glorificarles” y que surjan imitadores.
Esta medida, que comparten Le Monde, La Croix y la filial francesa de CNN, BFM-TV, no está exenta de polémica, porque lo que puede parecer una decisión en defensa de la seguridad nacional, no deja de ser una autocensura que puede ser peligrosa. Y más teniendo en cuenta que con ella se deja de humanizar a los yihadistas, que no dejan de ser personas con motivos identificables.
Le Monde indicó en un comunicado que su objetivo es evitar “la glorificación póstuma” de los terroristas. La argumentación para tomar esta decisión es que los yihadistas buscarían con sus acciones publicidad de su causa y de ellos mismos, buscando, precisamente su aparición en los medios de comunicación, y de esta forma, dar un sentido a sus actos y servir de inspiración a otros.
La base científica
La decisión tiene hasta una base científica: las neuronas espejo, que son las que permiten la empatía, se activan al ver los rostros. Negando el acceso a las caras de los terroristas se evitaría que futuros yihadistas desarrollen esa empatía con sus predecesores.
El objetivo de los medios de comunicación franceses, tratando de reducir los futuros atentados, si bien es loable, es hoy en día poco efectivo, ya que en la era de globalización y las redes sociales, está información llegará a la mayor parte de sus usuarios por otros canales. Además, es negar el acceso a detalles importantes, lo cual es peligroso y necesita un buen argumento.
Parar la «viralización»
Además, la idea de que negar la glorificación póstuma reducirá el número de casos de terrorismo se basa en un visión confusa del yihadismo. Lo que atrae a los jóvenes musulmanes a la inmolación es, precisamente, la concepción de que sus acciones se funden en una causa mayor, de inspiración divina. Y la gloria póstuma no la buscan en este mundo, sino en Alá y en el convencimiento de que han dado su vida por algo más grande que ellos mismo.
Es cierto, que los grupos terroristas yihadistas han buscado publicidad, pero los medios utilizados no han sido precisamente los de comunicación tradicionales. Los vídeos del Estado Islámico no son enviados a las grandes cadenas de televisión internacionales, sino que se difunden a través de Internet, y éstas los recogen. Y, pensar que con su medida, los medios franceses podrán parar la “viralización” de los detalles de los terroristas es, hoy en día, más que una quimera.