Ingerimos y respiramos plástico a diario. Es un hecho verificado por estudios científicos. Para ser exactos, consumimos el equivalente a una tarjeta de crédito plástica por semana, según el director del equipo de Química Analítica Aplicada de la Universidad de La Laguna, Javier Hernández Borges.
Su afirmación es respaldada por un estudio del WWF (World Wildlife Fund), según el cual lo seres humanos estamos consumiendo microplásticos a través de múltiples vías, incluída el agua que bebemos, los alimentos que comemos y el aire que respiramos.
Por su parte, los investigadores que publicaron el estudio “El Consumo Humano de Microplásticos” en la revista Environment, Science and Technology, liderado por el biólogo Kieran Cox (Universidad de Victoria), concluyó que en Estados Unidos las personas están consumiendo entre 74.000 y 121.000 partículas microplásticas por año, dependiendo de su edad y sexo.
Así, se determinaron las siguientes cifras en la nvestigación:
- 74.000 partículas (niñas).
- 81.000 (niños).
- 98.000 (mujeres).
- 121.000 (hombres).
“Nuestro análisis se basó en los datos de 26 estudios distintos. Por lo que, al evaluar aproximadamente el 15% de la ingesta calórica de los estadounidenses, se reveló información importante sobre el consumo de microplásticos”, declaró Cox en un texto de la Asociación Americana de Química.
Microplásticos hasta en placentas humanas
Se han hallado microplásticos hasta en placentas humanas, como reportó Science Direct en enero de 2021, en el estudio Plasticenta, desarrollado por Antonio Ragusa, Alessandro Svelato, Criselda Santocroce y otros. Este equipo evaluó seis placentas de mujeres que dieron su consentimiento para analizar sus embarazos fisiológicos con Microspectroscopía Raman.
“En total, se encontraron 12 fragmentos microplásticos, de forma esférica o irregular, en 4 placentas (…) Todos estaban pigmentados. Tres fueron identificados como polipropileno teñido, un polímero termoplástico, mientras que para los otros nueve solo fue posible identificar los pigmentos, que fueron utilizados para revestimientos artificiales, pinturas, adhesivos, yesos, pinturas para dedos, polímeros y cosméticos y productos de cuidado personal”, precisaron
Así que el problema de los microplásticos no es micro, sino macro, y representa un riesgo para la salud humana del que sabemos muy poco. La revista Science publicó recientemente una revisión de las incógnitas que rodean a estas micropartículas
Estudios en España
La Universidad de La Laguna (ULL) de Tenerife tiene a uno de los equipos científicos que está desarrollando investigaciones sobre microplásticos en España y que pretende despejar dudas sobre los impactos en la salud de estos diminutos enemigos.
“Cuando en 1972 los investigadores E. J. Carpenter y K. L. Smith alertaron en un artículo de la revista Science sobre la presencia de partículas de plástico de pequeño tamaño en medio del Atlántico Norte (Mar de los Sargazos), la comunidad científica no se mostró especialmente alarmada a pesar de lo insólito que resultaba encontrar estos diminutos fragmentos en un punto oceánico tan alejado de cualquier población”, precisan.
Richard Thompson, de la Universidad de Plymouth, fue el primero en denominarlos “microplásticos” en 2004. A raíz de su trabajo quedó establecido que se trata de partículas con un tamaño inferior a 5 milímetros, muchas de ellas nanométricas e imperceptibles a simple vista.
Universidad de La Laguna toma la delantera
“En ese momento la comunidad científica despertó y desde entonces se ha producido un crecimiento exponencial de artículos sobre el asunto. Solo en 2019, hubo unos 800 trabajos centrados en el problema. Hay volúmenes de revistas completos dedicados al tema e, incluso, existe un congreso internacional llamado Micro, que desde 2016 se celebra cada dos años en Lanzarote”, informa la ULL.
Como los plásticos no son biodegradables, solo se desintegran en partes más pequeñas y por eso los microplásticos han podido inundar todos los entornos medioambientales. El equipo de Química Analítica Aplicada de la ULL se ha enfocado en los microplásticos desde su fundación en 2018. Y no solo en las playas de Tenerife, sino en todas las islas Canarias y en otros sectores de España.
El efecto de los microplásticos ingeridos o inhalados sobre la salud humana es algo que todavía se está intentado averiguar, anota el químico Javier Hernández Borges.
“Se ha visto que en algunos peces produce un cierto estrés oxidativo y en otros afecta al crecimiento, pero son datos que la comunidad científica todavía está analizando”, añadió.
Se sabe que los microplásticos, sobre todo en el medio marino, son capaces de retener contaminantes persistentes, como los bifenilos policlorados (que están prohibidos), los herbicidas organoclorados (la mayoría también prohibida) e incluso hidrocarburos aromáticos policíclicos, entre otros.
Legislaciones proactivas
A pesar de la falta de certezas científicas sobre los efectos tóxicos en la salud humana, algunos países han tomado medidas y hasta han legislado para prohibirlos.
El Parlamento Europeo, por ejemplo, aprobó una estrategia dirigida a mejorar la gestión del plástico en la Unión Europea, en la que plantea que para 2030 todos los envases de plástico sean reciclables. Además, los eurodiputados pidieron a la Comisión Europea que introdujera una prohibición a escala de la Unión para eliminar la agregación de microplásticos de manera intencionada en productos como cosméticos y detergentes de manera inmediata. También exigieron tomar medidas para minimizar la liberación de microplásticos de textiles, neumáticos, pinturas y colillas de cigarrillos.
El Parlamento respaldó una prohibición de la UE de ciertos productos plásticos de un solo uso, que constituyen el 70% de los desechos que llegan al mar y que tienen disponibles sustitutos no plásticos. Asimismo, estos parlamentarios añadieron a la lista de artículos que deben prohibirse los productos de plástico oxo-degradables, que son plásticos convencionales que se descomponen fácilmente en pedazos pequeños debido a los aditivos y contribuyen a la alarmante contaminación microplástica en los océanos. En 2015, votaron a favor de una restricción de bolsas plásticas ligeras en la Unión Europea.
Estados Unidos y Japón también suman
“Eliminar el plástico de un solo uso y respaldar a las empresas que se están alejando de los envases de plástico tendrá un impacto significativo. Hemos estado produciendo mucho plástico y está terminando en los ecosistemas”, recalcó el biólogo Kieran Cox a National Geographic.
En Estados Unidos algunas regiones han tomado medidas para mitigar los efectos ambientales negativos de microplásticos. Illinois fue el primer estado que prohibió los cosméticos que contienen microplásticos. El 15 de junio de 2018, el gobierno japonés aprobó una ley con el objetivo de reducir la producción y la contaminación microplástica, sobre todo en los ambientes acuáticos. En cualquier caso, este proceso de sanación ambiental apenas se inicia.
Confiemos en que no sea demasiado tarde y que la capacidad de respuesta de nuestras comunidades científicas, la velocidad de nuestros innovadores tecnológicos para desarrollar nuevas capacidades y la voluntad política de los líderes que tienen el poder y pueden poner cota a la industria plástica, sea oportuna y permita sanar al planeta, salvarlo.
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