Con sus impresionantes rascacielos y modernas construcciones, Hong Kong es sin duda una de las grandes metrópolis del sudeste asiático. Pero tras ese manto cosmopolita hay una fea realidad. Miles de personas sobreviven en unas minúsculas y precarias construcciones. Casas jaula, cajas de zapato, casas ataúd, gaveta de dormir, cápsulas son solo algunos de los nombres que reciben.
Desde hace poco más de un cuarto de siglo que Hong-Kong dejó de ser una colonia inglesa y pasó a control de China. El régimen de «un país, dos sistemas» que sonó muy bonito en el papel, progresivamente se ha ido desdibujando, especialmente en lo relativo a las libertades políticas y civiles.
Pero algunas cosas se mantienen, como manejar por la izquierda, usar el sistema de medidas de pies y pulgadas y el hacinamiento, especialmente entre los más pobres. Con 7,5 millones de personas conviviendo en 1.110 kilómetros cuadrados, es una de las ciudades más densamente pobladas y con las viviendas más caras del mundo.
Hong Kong la más cara
En todos los rankings realizados entre el 2022 y el 2023, Hong Kong figura entre las cinco ciudades más caras del mundo. En la mayoría de las listas ocupa el primer puesto. Tiene además el triste récord de registrar la mayor brecha entre ricos y pobres en casi medio siglo. Teniendo en cuenta que el salario mínimo es de 4,89 dólares por hora, y que 1,37 millones de sus 7,5 millones de habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza, no resulta difícil entender que muchos tengan grandes dificultades para sobrevivir. Ni qué decir para pagar una vivienda en alquiler. Comprarla, ni en sueños. El precio promedio de una casa es más de veinte veces el ingreso promedio anual de una familia.
En Hong Kong se conjugan una serie de factores conllevan una grave crisis habitacional. La escasez de terrenos, debido a su geografía, limita la construcción de viviendas. La demanda sigue en aumento y sigue encareciendo la vivienda y el acceso a una propiedad.
El precio promedio de una vivienda en Hong Kong es de aproximadamente 5,4 millones de dólares estadounidenses. Un ciudadano común invertiría 18 años de sus ingresos para adquirirla. Mientras que el costo por metro cuadrado construído también es significativamente más elevado que en otras metrópolis. El precio actual es de 188.000 dólares por metro cuadrado. Récord. La cifra contrasta con mercados como Londres, donde el precio de lujo es de solo 31.000 dólares por metro cuadrado.
El año pasado 47 viviendas alcanzaron un precio combinado de 2.588 millones de dólares estadounidenses. La más cara de la historia se puso a la venta por 429 millones.
Pobres pagan alquileres de ricos
Para suplir la demanda se construyen minúsculas unidades conocidas como «casas ataúd» en las que la gente vive y duerme apiñada. Con cánones elevados que suelen incrementarse periódicamente y representan gran parte del salario. Calculan que más de 200.000 hongkoneses viven hacinados en las diminutas viviendas de 4 metros cuadrados o menos.
Paradójicamente, los sectores con menores ingresos pagan alquileres por metro cuadrado similares, o hasta más altos, que los departamentos convencionales. Los alquileres promedio en habitaciones, departamentos divididos y cubículos oscilan entre 300 y 840 dólares, incluso superan los 5 dólares por metro cuadrado, más alto que la mayoría de otros departamentos.
Casas ataúd y sus variantes
Un informe de la Oficina de Transporte y Vivienda de Hong Kong estima que hay 110.008 unidades subdivididas en las que viven 226.340 personas. Es decir, alrededor del 3% de los 7,5 millones de habitantes de la ciudad. El 65% de quienes viven en ellas tienen entre 25 y 64 años.
La superficie media de estas unidades es de 124 pies cuadrados (11.52 metros cuadrados). Sin embrago, los trabajadores sociales estiman que algunas son tan pequeñas como de 20 pies cuadrados (1,8 metros cuadrados). Más del 60% de las viviendas están en Kowloon, alrededor del 24% en los Nuevos Territorios y el resto en la isla de Hong Kong. Las viviendas subdivididas se encuentran sobre todo en edificios viejos y destartalados que son propiedad de particulares o empresas.
Los hogares suelen ser pequeños, con una media de dos personas. La mayoría de las viviendas, el 82%, se encuentran en edificios de 50 años o más. Casi todas tienen uno o dos aseos y algún tipo de cocina, compartida o independiente. Algunas carecen de ventanas. Los lofts, las cápsulas espaciales, las casas en la azotea y las casas podio también se clasifican como subdivisiones.
Algunos de los residentes más pobres de la ciudad viven en peores condiciones que quienes cumplen condenas en las cárceles del tercer mundo. Una encuesta realizada en 2017 por la Alianza de Residentes de Pisos Subdivididos de Kwai Chung descubrió que el espacio de vida promedio por persona era de solo 50 pies cuadrados (4,64 m2), el equivalente a 3 inodoros o la mitad de un espacio de estacionamiento estándar. Los presos de máxima seguridad suelen tener 75 pies cuadrados (7m2) de espacio vital.
Varios tipos
- Casas jaula: Compartimentos apilados de dos en dos con forma de jaula de alambre, lo justo para acostarse. Suelen tener docenas de jaulas por unidad, comparten un baño y cocina.
- Espacios para camas: Minúsculas cajas de madera del tamaño de una mesa de ping pong (2,72 m2), apenas para un colchón y las pertenencias de una persona.
- Casas armario: Del tamaño de un pequeño armario de 38 pies cuadrados (3,53 m2), construidas en habitaciones mayores con baño y cocina compartida.
- Unidades normales compartidas: Con baño y cocina privados, suelen medir 121 pies cuadrados (11,26 m2) y el alquiler es de 642 dólares estadounidenses.
Años de espera en viviendas ataúd
Debido a los elevados precios inmobiliarios, muchos en Hong Kong solo pueden aspirar a una vivienda pública de alquiler. Sin embargo, las listas de espera llegan a una década. Mientras tanto, la mayoría está forzada a vivir en viviendas subdividas. En junio de 2020, cerca de 155.800 solicitantes aguardaban en lista general. Se estima que actualmente más de 250.000 personas están en lista de espera para acceder a vivienda pública en Hong Kong. La cifra podría ser superior, pero los funcionarios han limitado el perfil a ingresos menores a 12.000 dólares anuales.
Muchos aseguran que las autoridades se niegan a modificar el límite porque implicaría que la urbe tendría que erigir más inmuebles habitacionales subsidiados. De las 147.500 solicitudes prioritarias de familias y personas mayores, el promedio de espera fue 6,1 años. Peor aún, unos 97.700 solicitantes individuales jóvenes llevan décadas esperando.
Propuestas privadas
La crisis habitacional de Hong Kong ha sido atribuida a la falta de superficie disponible. Con un acalorado debate sobre los terrenos que pueden destinarse a viviendas y los acumulados por los principales desarrolladores inmobiliarios urbanos. Aproximadamente el 25% de los 1.110 km2 que abarca Hong Kong se encuentran urbanizados. El porcentaje restante se halla en estado semirrural, comprendiendo parques y zonas protegidas.
Ante la escasez de vivienda y sus elevados costos, un arquitecto local presentó una curiosa solución: la «casa tubo». Unos departamentos angostos construidos en enormes tubos de concreto. Estas unidades fabricadas por tubos unidos ofrecen 10 metros cuadrados con baño, sala integrada y pequeño almacén. Cuentan con puertas de vidrio para luz solar. Según su creador, el costo de cada módulo no supera los 490.000 dólares estadounidenses y su construcción demora dos semanas. Las viviendas modulares pueden apilase hasta 4 niveles, facilitando su instalación en cualquier espacio plano. Su autor cree que esta alternativa rápida y económica puede ayudar a solucionar la crisis.
Otra propuesta viene de la mano de los promotores inmobiliarios. Quienes ante el constante aumento en los precios están construyendo departamentos más pequeños. Conocidos como «nano pisos» tienen unos 260 pies cuadrados (24,19m2). Se les considera una opción asequible pese a venderse en millones. En la última década se han edificado más de 8.500. Son lujosos comparados con las abarrotadas unidades subdivididas, usualmente con cocina y dormitorio reducidos. Cerca del 70% poseen un baño sin ventanas. El costo por metro cuadrado de algunos supera los 20.000 dólares hongkoneses, (unos 2.560 dólares estadounidenses).
Una larga espera por delante
Las unidades subdivididas de Hong Kong, muchas sin ventanas y con riesgos higiénicos e incendios, han sido cuestionadas por sus precarias condiciones. A pesar de su situación, el gobierno mantuvo durante años la política de garantizar su seguridad en lugar de eliminarlas de forma progresiva. Muchos consideran que los residentes más vulnerables de la urbe requieren de ellas ante la falta de alternativas accesibles.
La falta de políticas gubernamentales de vivienda asequible ha contribuido al problema. Los críticos señalan que medidas públicas favorecen a los desarrolladores inmobiliarios y empeoran la situación. Como el Estado recibe fondos de la venta de terrenos, da prioridad a los proyectos de lujo, que le generan más ingresos, por sobre los de viviendas accesibles.
También ha favorecido a los acaudalados del continente con el objetivo de impulsar los precios de las propiedades. Tras las protestas de 2003, las autoridades relajaron los límites a la inversión continental. Los valores inmobiliarios aumentaron enriqueciendo a dueños de viviendas, pero dejaron a una generación fuera del mercado debido a los elevados precios.
Las autoridades de China han identificado repetidas veces la escasez habitacional como un problema sin solucionar. En 2021, el funcionario designado por China continental, Xia Baolong fijó el objetivo de eliminar los espacios subdivididos para 2049. Con un salario mínimo de 4,82 dólares y unas viviendas impagables, la esperanza que les da el gobierno a los pobres hongkoneses es que esperen entre 6 (si aspira a un alquiler público) y 26 años por una solución. Mientras seguirán enterrados en sus casas ataúd.