Por Javier Molins
12/03/2017
Cuando uno contempla desde la ventana del castillo de Rivoli el paisaje del Piamonte, se imagina a los cruzados que en su día pasaron por allí en su camino hacia Tierra Santa. Por tanto, nada mejor que este lugar para realizar una exposición sobre las Cruzadas con la particularidad de que, en esta ocasión, está narrada desde el punto de vista de los árabes. El artista egipcio Wael Shawky (Alejandría, 1971), como hizo en su día en el MoMA de Nueva York, ha instalado en la sala principal de esta antigua fortaleza de la familia real de Saboya sus vídeos en los que narra estos hechos históricos a través de una serie de marionetas que encarnan a los principales protagonistas de las Cruzadas.
“Este proyecto surgió por mi interés en las sociedades que están en transición”, comenta el creador mientras recorre las salas del castillo momentos antes de inaugurar su muestra. “Las Cruzadas no solo fueron una forma de liberar Jerusalén de los musulmanes, sino una manera de desarrollarse, de encontrar nuevas tierras, de expandirse”.
Shawky se ha basado principalmente en el libro del escritor libanés Amin Maalouf titulado Las Cruzadas vistas por los árabes (publicado por primera vez en 1983) y por algunas crónicas de la época realizadas por historiadores árabes. Este libro narra con extrema crudeza algunos de los capítulos más oscuros de las Cruzadas, en los que llegan a producirse casos de canibalismo. Es por ello que Shawky ha recurrido a unos objetos tan amables como son las marionetas para narrar esta cruenta guerra entre religiones. La serie de obras denominada Cabaret Crusades (Cruzadas de Cabaret) se divide en tres películas protagonizadas por marionetas que representan a personajes históricos.
La primera película titulada The Horror Show File dura 31 minutos y en ella se narra la primera Cruzada que tuvo lugar de 1096 a 1099. Para ello Shawky recurrió a una de las colecciones de marionetas más antigua, la colección de Lupi de Turín, que data del siglo XVIII. Para el segundo capítulo, The Path to Cairo, que narra los hechos ocurridos entre la primera y la segunda Cruzada, entre 1099 y 1145, Shawky diseñó junto con un equipo toda una serie de marionetas de cerámica que protagonizan un vídeo que ya llega a los 60 minutos de duración. Y, finalmente, el capítulo que cierra esta trilogía, The secrets of Karbala, comienza con la batalla de Karbala, que supuso en el año 680 la división del mundo musulmán entre los chiíes y los suníes, y acaba con la toma de Constantinopla por los cruzados en 1204. Los protagonistas de esta cinta, que llega a las dos horas de duración, son una marionetas realizadas con cristal de Murano en una clara referencia al protagonismo que tuvo Venecia a lo largo de todas las Cruzadas. Este último vídeo pudo verse en la exposición sobre las colecciones de los museos de Catar que tuvo lugar el año pasado en la Fundación Banco Santander de Madrid.
Con la mirada en el pasado
Shawky, quien disfruta explicando de forma detallada su obra, señala que no cree mucho “en la idea de que la Historia se repite pero se debe conocer el pasado para saber lo que ocurre actualmente”. En esa línea, señala que no ha llegado a nuestras manos el texto íntegro del papa Urbano II llamando a la primera Cruzada pero “sabemos que decía a los europeos que había que luchar juntos porque no tenían suficientes tierras. Aseguraba: ‘Id a otras tierras y encontraréis nuevas tierras y si morís, iréis al cielo’. Era como la yihad cristiana de la Edad Media. Si matabas a más musulmanes, conseguías más puntos para ir al cielo”.
Llegados a este punto, es inevitable trazar un paralelismo con la actualidad que inunda las televisiones de todo el mundo con atrocidades cometidas en ciudades como Alepo, Trípoli o Mosul que también sufrieron la crueldad de las Cruzadas. “Cuando vemos en las noticias gente siendo asesinada, refugiados, guerra de Siria -señala el artista- se convierten en clichés y pierden significado. Yo solo describo la historia como fue escrita en su momento, pero la presento con unos personajes más suaves, por lo que puede ayudar a verla desde otro punto de vista”.
A Shawky le gusta hablar más de una lucha económica y de poder que de religiones. De hecho, su tercera película comienza con la batalla de Karbala (ciudad que está en Irak) para explicar el cisma entre suníes y chiíes que tuvo su origen 15 años después de la muerte de Mahoma, cuando hubo una lucha encarnizada en el seno de la familia del profeta por su sucesión, llegando uno de los bandos a asesinar a uno de sus nietos. Y, al mismo tiempo, la película finaliza con el conflicto entre ortodoxos y católicos, que también dividirá para siempre al Cristianismo. “Es simplemente una lucha económica y de poder, lo mismo que está ocurriendo ahora”, sentencia.
Su trayectoria ha sufrido una rápida evolución en los últimos años, pues en una década ha pasado de exponer tan solo en su país a pasar a hacerlo en instituciones tan prestigiosas como el MoMA de Nueva York, la Documenta de Kassel, la Serpentine Gallery de Londres, el K20 de Düsseldorf o en el Louvre de París.
Sin embargo, se podría decir que Shawky vio la luz del arte en el Museo Reina Sofía de Madrid en 1993. Ese año, el museo madrileño inauguró una exposición del videoartista Bill Viola que impactó al joven artista: “No sabía nada de Bill Viola. Fue verdaderamente sorprendente. Me acuerdo de todas estas obras. La idea de la muerte, del nacimiento… Era muy directo y simple, pero al mismo tiempo muy nuevo, muy potente y global”
El creador realiza estas declaraciones mientras recorre la sala de exposiciones del Castello, una estrecha y larguísima sala que en italiano recibe el nombre de manica lunga. En ese preciso instante, la directora del museo, Carolyn Christov-Bakargiev (quien también fue directora de la Documenta de Kassel) le reclama para acudir a la rueda de prensa. Shawky es ya una figura reconocida en el mundo del arte y el precio de sus obras oscila entre los 60.600 euros que cuesta una de las marionetas de cristal de Murano y los 330.000 euros que pagó un coleccionista por uno de los vídeos de The secrets of Karbala (de una edición de siete) en la feria de arte Artissima de Turín en noviembre de 2016.
Antes de abandonar la sala, se gira y con sus modos afables confiesa: “lo que intento hacer aquí es huir de las etiquetas de arte árabe o artista árabe. Esto no es la historia de los árabes, es la historia de la Humanidad”.