Los centros comerciales marcaron una época dorada en la industria minorista. En la actualidad, en plena era digital, parece que estos grandes establecimientos se encuentran en una situación de crisis. La creciente popularidad de las compras en línea, a la que además se le suma una pandemia que obligó a las personas a mantenerse encerradas en sus casas, han llevado poco a poco a la extinción de las tiendas físicas. Y con ello, a la decadencia de los propios centros comerciales. Pero, ¿aún hay posibilidades de que sobrevivan en el futuro?
Conocidos como Mall en Estados Unidos, estas grandes construcciones que albergan servicios, locales y oficinas surgieron en los años cincuenta con el objetivo de ofrecer todo lo que los consumidores necesitaban en un solo lugar. Desde tiendas minoristas hasta restaurantes y cines. En la década de los noventa, se convirtieron en la máxima expresión del consumismo estadounidense. No obstante, comenzaron a decaer con el boom de las compras en línea.
La decadencia de los centros comerciales
En los últimos años, la cantidad de personas que visitan centros comerciales a nivel mundial ha disminuido significativamente. Muchos grandes establecimientos se han quedado sin inquilinos y han cerrado. Las razones son diversas, desde la comodidad de las compras en línea hasta la falta de innovación y el envejecimiento de los establecimientos.
Desde 1990 los centros comerciales luchan por sobrevivir. En la actualidad, enfrentan varios desafíos. El principal es la competencia de las compras en línea, pero también la falta de innovación en la oferta de servicios y experiencias para los consumidores.
La pandemia de la COVID-19 aceleró la tendencia de las compras en línea, que venían pisando fuerte y llevó a la quiebra numerosas tiendas minoristas. Por supuesto, con efectos negativos en los centros comerciales.
¿Podrán sobrevivir en la era digital?
A pesar de los desafíos que enfrentan los centros comerciales, algunos expertos creen que todavía tienen un futuro brillante. La clave para su supervivencia es la innovación y la adaptación a los cambios en los hábitos de consumo.
En definitiva, los propietarios deben buscar nuevas formas de atraer a los consumidores. Una es la inclusión de experiencias inmersivas. También las tiendas emergentes y espacios de trabajo compartidos. Si logran ofrecer experiencias únicas y atractivas para los consumidores, podrían seguir siendo una parte importante del sector minorista en el futuro.
La gran ventaja de un centro comercial es que ofrecen la experiencia de salir a caminar, comprar y socializar en un mismo sitio. Probar y ver el producto físicamente antes de comprarlo es parte de la experiencia no reemplazable. Permite tener una idea más completa antes de tomar la decisión de compra, pero sobre todo el contacto humano.
Vender en línea puede ser más rentable
Los altos alquileres de los locales también influyen en que un pequeño negocio o emprendedor prefiera vender por Internet. La rentabilidad de vender en línea versus alquilar o comprar un local en un centro comercial depende de varios factores. El tipo de producto que se vende, la ubicación geográfica, el tamaño de la empresa y su público objetivo. Por ejemplo, un local físico en un centro comercial, sea en alquilado o comprado, es un costo fijo que debe ser pagado independientemente de las ventas que se generen. Además, hay costos variables como la electricidad, el agua, el mantenimiento y los salarios de los empleados.
En el caso de las ventas en línea, los costos fijos son menores, no se necesita un espacio físico. Aunque hay que considerar que existen costos variables asociados con el envío, embalaje y la publicidad, suelen ser costos más bajos y con un alcance geográfico más amplio.