Un reciente estudio de la Universidad de Oregon, Estados Unidos, identificó los genes de la chía que mejoran la nutrición. Concluyeron que la semilla tiene mucho potencial para la salud. Puede utilizarse en la industria farmacéutica para el tratamiento de múltiples enfermedades. Desde distintos tipos de cáncer hasta la presión alta.
El genoma de la semilla ya había sido secuenciado, pero la investigación en Oregón aporta más detalles del nivel molecular y la información genética con un especial interés en las aplicaciones para la salud humana. “Abre muchas posibilidades para que los científicos estudien la chía desde la óptica de mejorar la salud humana y sus beneficios nutricionales”, dijo Pankaj Jaiswal, del Departamento de Botánica y Patología Vegetal en la Facultad de Ciencias Agrícolas.
Cultivos de chía
Los investigadores también tienen la esperanza de que los resultados despierten el interés en el cultivo de chía en Oregón. Sus condiciones climáticas son muy similares a las de las regiones de América del Sur donde se cultiva esta semilla. En la Universidad de Kentucky, las investigaciones estimularon el cultivo de la chía en ese estado.
Hasta hace poco la chía se consideraba un cultivo menor sin interés científicos No estaba dentro de los alimentos como el arroz, el trigo o el maíz que formaron parte de la Revolución Verde y ayudaron a mitigar el hambre y a salvar vidas en el siglo pasado. “Estamos en un punto en que la seguridad alimentaria y nutricional requiere diversificar la dieta humana mediante la reproducción y la mejora genética de los cultivos menores, ricos en nutrientes, como la chía”, dijo Sushma Naithani, profesora del Departamento de Botánica y Fitopatología.
La chía es una planta herbácea, oleaginosa y aromática proveniente de América Central. Fue muy utilizada por los mayas y los aztecas. Pertenece a la familia de las labiadas, al igual que la menta, el tomillo, el romero o el orégano. Posee semillas con gran concentración de ácido graso alfa-linolénico omega 3, que la hacen muy deseada como alimento y complemento medicinal. En los últimos años, la demanda mundial de los llamados “cultivos huérfanos ricos en nutrientes”, como la chía, el mijo y el ñame ha aumentado de forma importante.
Un superalimento
México, España, Colombia y Bolivia, Perú, Argentina y Australia son los mayores productores de chía. Más allá de su valor nutricional, tienen la ventaja de que casi siempre pueden cultivarse en tierras marginales no aptas para muchos cultivos de cereales tradicionales. Un activo importante para mitigar el cambio climático.
Las semillas de chía son pequeñas y redondas, negras, marrones o blancas. Tienen un alto contenido de fibra, grasas saludables y proteínas. Se consume en batidos, yogur, avena, panqueques y barras de granola. Olvidada más de 500 años, a mediados de los años sesenta se empezaron a reconocer sus potenciales nutritivos y medicinales. Empezaron a venderse en las tiendas naturistas de los Estados Unidos como suplemento nutricional.
En 1980 llega al mercado estadounidense un producto llamado “Chía Pets”, piezas decorativas de arcilla con forma de mascotas a las que se les aplicaban semillas humedecidas de chía que crecían frondosamente a los pocos días. Hubo un aumento de la demanda que la posicionó en el mercado.
Una semilla que gana importancia
La chía concentra mucho interés actualmente. Se han revalorizado sus múltiples usos y su importante cantidad de grasas saludables, fibra y proteína de gran valor nutritivo. En el 2009 fue declarada un “Nuevo Alimento” por la Unión Europea, lo que promovió su comercialización y distribución.
Investigaciones anteriores sobre la chía concluyeron:
- La chía tiene ácidos grasos poliinsaturados que mejoran la salud cardiovascular y el colesterol. Además, tiene propiedades anticancerígenas.
- El alto contenido de fibra de las semillas de chía ayuda a estabilizar los niveles de glucosa en sangre en pacientes con diabetes tipo 2 y ayuda a personas con enfermedades relacionadas con el tracto gastrointestinal.
- La proteína de las semillas de chía tiene potencial para tratar la presión arterial alta y propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas.
Usos cosméticos y farmacéuticos
Las semillas de chía empapadas en agua forman un gel que actúa como modificador de textura, emulsionante, gelificante y agente encapsulante en alimentos, cosméticos y productos farmacéuticos. Además, se le han identificado genes y marcadores genéticos que podrían ayudar a los investigadores agrícolas a mejorar los cultivos para amplificar los rasgos que son valiosos para la salud humana.
Los investigadores encontraron 29 genes implicados en la biosíntesis de ácidos grasos poliinsaturados y 93 genes que ayudan a la propiedad de formación de gel de las semillas de chía. Parul Gupta, investigador asociado en el laboratorio de Jaiswal, dijo que también encontraron 2.707 genes altamente expresados en la semilla que probablemente generen pequeños péptidos bioactivos derivados de proteínas.
Cuando la proteína de la semilla se digiere en el tracto intestinal, los pequeños biopéptidos se liberan y ayudan a aliviar afecciones de salud humana como la diabetes tipo 2 y la hipertensión.
Rica en antioxidantes
La chía se cultiva de manera orgánica, no es transgénica ni contienen gluten. Son tres veces más antioxidantes que los arándanos. Ayuda a evitar envejecimiento prematuro, reducir ciertas enfermedades y a combatir los radicales libres
Los nutricionistas recomiendan consumir unos 30 gramos de fibra al día. Unos 28 gramos de semillas de chía contienen 11 gramos de fibra que es altamente absorbente y logra un efecto saciante al expandirse las semillas dentro del estómago. Ayuda a reducir la cantidad de alimentos que ingerimos a diario.
Salud intestinal y omega-3
Asimismo, la fibra de chía llega a los intestinos sin ser digerida y alimenta las bacterias buenas que se alojan en los intestinos. y mejore nuestra salud intestinal. Las semillas de chía al tener una alta concentración de mucílagos y expandirse de tal manera que se pegan a las paredes del intestino, estimulan el movimiento del intestino evitando el estreñimiento. La chía también aporta proteínas de calidad y acidos grasos omega-3, como el ácido eicosapentaenoico (EPA), el ácido docosahexaenoico (DHA), presentes en el salmón y la trucha. Pero tiene otro tipo de omega-3, el ácido alfa-linolénico (ALA) con muchos beneficios para la salud. Ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”) en la sangre, lo que disminuye el riesgo de acumulación de placa en las arterias y enfermedades cardíacas.
Un estudio publicado en 2023 señala que el consumo diario de chía tiene beneficios importantes para la salud cardiovascular, alteraciones metabólicas y el peso corporal. Su impacto es especialmente importante en la reducción del colesterol y el hígado graso.
Mejora la memoria y la función cognitiva
La chía puede contribuir al mejoramiento de la memoria y la función cognitiva por su alto contenido de nutrientes esenciales para la salud cerebral. Los ácidos grasos omega-3 son un componente clave de las membranas celulares del cerebro y están relacionados con la función cognitiva y la memoria. Además, los polifenoles de la chía ayudan a proteger las células cerebrales contra el estrés oxidativo y el daño causado por los radicales libres. De mismo modo mejoran el flujo sanguíneo cerebral, que favorece el suministro de oxígeno y nutrientes al cerebro.
La chía es un alimento muy versátil. Se puede incluir en muchas comidas de la dieta diaria. Además de agregara a postres, yogures y batidos, puede mezclarse en ensaladas y reemplazar el uso de los huevos para recetas horneadas. Es fácil, se mezcla una cucharada de semillas de chía molidas con 2,5 cucharadas de agua y se deja reposar hasta que se forme un gel que sustituye el uso de un huevo. Puede añadirse a las masas de pan y galletas. Igualmente, puede usarse como un ingrediente de salsas y aderezos. Los espesa y les agrega textura.
Ideal para diabéticos
Su contenido en proteínas de rápida digestión, proporciona también los nueve aminoácidos esenciales. Su bajo índice glucémico le hace un alimento ideal para los diabéticos, pues permite mantener un control aceptable de los niveles de azúcar. Gracias a los antioxidantes, mejora el sistema inmunológico al eliminar las toxinas que el cuerpo absorbe diariamente.
Tiene propiedades organolépticas que le permiten mantenerse fresca y comestible hasta por 4 años sin que el sabor, olor o valor nutritivo se deteriore.