A partir de la segunda mitad del siglo XX se ha incrementado el número de denuncias por abuso sexual infantil por parte de sacerdotes católicos. Actualmente, en Colonia, la mayor y más rica arquidiócesis del mundo, muchos de los creyentes critican duramente a su arzobispo, el cardenal Rainer María Woelki, por su encubrimiento de abuso sexual cometido por un prelado amigo suyo.
En Alemania, por ley, quienes profesen la religión católica o luterana deben pagar el 9% de su salario en impuesto eclesiástico. Con un sueldo base de 2.000 euros, este monto llega a unos 47 dólares mensuales que llegan a las arcas eclesiásticas. Quienes por cualquier razón decidan no pagarlo, deben solicitar ante un juzgado su salida de la Iglesia.
En los últimos días los juzgados que diligencian la petición de salida formal de la Iglesia católica han estado abarrotados, pues cada vez más habitantes de Colonia (incluidos sacerdotes) desconfían de su arzobispo por no esclarecer abusos sexuales y abandonan su feligresía católica.
El último escándalo de una larga lista de abusos
Todo comenzó en 2018 cuando el cardenal Woelki, arzobispo de Colonia desde 2014, encargó un peritaje a una oficina de abogados de Múnich, Westpfahl Spilker Wastl, que debía examinar la gestión de la arquidiócesis en materia de abusos sexuales por parte de clérigos y dar nombres, en casos de irregularidades. Woelki había participado que estaba en la misma línea que el papa Francisco: «tolerancia cero».
Poco antes de la publicación del informe de Múnich, en octubre de 2020, Woelki lo detuvo y encargó otra investigación a un bufete de abogados distinto. El cardenal alegó que el documento tenía «deficiencias metodológicas». Las alarmas comenzaron a encenderse entre los parroquianos. Les parecía muy rara la decisión.
El año pasado se supo que Woelki, como obispo, no había denunciado a un clérigo, ya fallecido y con quien mantuvo una larga amistad, de un caso de abuso sexual. Los clérigos de la diócesis le pidieron aclaraciones, pero no fueron escuchados. Woelki no reconoció ninguna falta, pero sí culpó a los medios de comunicación del mal ambiente en la diócesis. Ya nadie confiaba en su arzobispo.
El pasado viernes, la arquidiócesis de Berlín presentó un estudio sobre la gestión de los abusos por parte de los clérigos de lo años 1946 a 2020. En él se revisaron también los ocurridos entre 2011 y 2014, años en los que Woelki fue arzobispo de la capital alemana. Los dos expertos que elaboraron el estudio de 669 páginas no encontraron en los archivos ninguna nota manuscrita del arzobispo sobre las conversaciones personales con los acusados.
«El periodista se compromete a guardar absoluto silencio sobre esta información», se leía en el acuerdo. Pero los ocho periodistas invitados al evento se negaron a firmar la declaración
Desconfianza dentro de la arquidiócesis
La credibilidad de Woelki ya venía desvaneciéndose. Sin embargo, se agudizó en los últimos días con otros dos hechos sin precedentes. El primero comenzó cuando el Consejo Diocesano, la base oficial del arzobispado, canceló la cooperación en el proyecto de reforma más importante de Woelki. Así lo decidió la asamblea plenaria de representantes de las parroquias y las asociaciones católicas, ya que «es inaceptable que las investigaciones en curso sobre abusos sexuales encargadas sigan sin arrojar resultados».
Ante esta decisión, el Consejo Diocesano hizo un llamamiento a la dirección del arzobispado: «Asuma su responsabilidad y no retrase más el esclarecimiento y las decisiones legales basadas en los expedientes”.
Luego todo empeoró cuando se dió a conocer que unas horas antes, dos grupos de sacerdotes habían escrito cartas abiertas a su obispo. Más de 50 párrocos se quejaron, a través de la misiva, del «fallido esclarecimiento de abusos sexuales» sucedidos dentro de la arquidiócesis y advierten sobre la pérdida de credibilidad de la Iglesia. Ahí hablan de un «ambiente de desconfianza, sospecha y retraimiento resignado que se extiende». Esto coincide con el elevado número de personas que abandonan la iglesia.
Por otro lado, la cadena de televisión WDR (Westdeutscher Rundfunk) se negó a retransmitir la misa de Reyes, si la presidía el cardenal. En general, los ciudadanos aseguran que el estado de ánimo en la arquidiócesis de Colonia nunca ha sido tan bajo como en la actualidad.
Piden silencio a los periodistas
Comenzando el año en curso, varios periodistas abandonaron un evento de prensa organizado por representantes de la iglesia católica en señal de protesta. La Arquidiócesis de Colonia había convocado a una conferencia de prensa para discutir un informe inédito sobre casos de abuso infantil.
En el informe, los funcionarios de la iglesia debían explicar algunos problemas relacionados con la metodología. Problemas por los cuales se detuvo la publicación del documento en su forma actual.
Sin embargo, los representantes de la Iglesia dijeron que mostrarían a los periodistas una versión redactada del documento. También pidieron a los periodistas que firmasen un compromiso de mantener el contenido «en secreto», incluida la información sobre delitos, presuntos autores y funcionarios eclesiásticos implicados.
«El periodista se compromete a guardar absoluto silencio sobre esta información», se leía en el acuerdo. Pero los ocho periodistas invitados al evento se negaron a firmar la declaración.
La Iglesia reacciona ante las acusaciones: «Una gestión devastadora»
Para el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Georg Bätzing, es un «desastre» lo que está ocurriendo y la gestión de los abusos en Colonia. Por su parte, el cardenal de Múnich, Reinhard Marx, dijo que la gestión de Woelki ha sido «devastadora para todos».
El portavoz del movimiento eclesiástico «Somos Iglesia», Christian Weisner, señala que la disputa es señal de un conflicto más profundo. Para Weisner, si una diócesis daña su credibilidad, esto afectará a toda la Iglesia en Alemania, por lo tanto, la única salida a esta problemática es una acción rápida y coherente.
Solamente un obispo auxiliar de Colonia, Ansgar Puff, ha asumido los errores cometidos por la dirección de la diócesis en el pasado. En su sermón en la catedral de Colonia el día de San Esteban, Puff llamó a la violencia sexual un «crimen que destruye el alma y la confianza básica de un niño». Tales crímenes no pueden ser excusados por nada, dijo. «Quienquiera que oculte tales actos también es culpable», subrayó.
El obispo auxiliar dijo en su momento que aunque hoy en día se ven algunas cosas desde una perspectiva diferente a la de hace 40 años, ha habido errores «imperdonables» en la arquidiócesis. «Nosotros, como responsables de la diócesis de Colonia, hemos cometido errores al tratar con las víctimas de abusos sexuales en las últimas décadas, hemos sido culpables, no podemos encubrir nada», concluyó.
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