Por Cambio16
07/11/2016
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España debería destinar 500 millones hasta 2018 contra el cambio climático. Son cálculos de la ONG Oxfam Intermón, que coincidiendo con el arranque de la Conferencia COP22, este lunes en Marrakech, ha publicado el informe “Contra viento y marea: España ya no puede poner más excusas en la lucha contra el cambio climático», en el que pide acciones urgentes en esta materia. La ONG ha iniciado una campaña de recogida de firmas para que el Gobierno cumpla sus compromisos.
La ONG considera que España falla en las dos vías para combatir el cambio climático: la reducción de emisiones y la aportación de fondos para mitigación y adaptación al cambio climático.
Oxfam Intermón denuncia que hasta ahora, España ha desembolsado menos de un 1% de lo comprometido para el periodo 2015-2018 al Fondo Verde del Clima: apenas un millón de euros de los 120 millones que confirmó que iba a desembolsar. Para el 2017, según el acuerdo entre España y el Fondo Verde, España deberá desembolsar al menos 17 millones de euros. La ONG espera que «los presupuestos que se presenten para ese año incluyan dicha transferencia».
Otro de los puntos en los que la organización hace especial hincapié es en la necesidad de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), ya que España es el tercer país europeo que más las ha aumentado en el periodo 1990-2014.
Por otro lado, según la ONG «la mitad más pobre de la población mundial –aproximadamente 3.600 millones de personas– sólo genera alrededor del 10% del total de las emisiones mundiales de GEI, y sin embargo vive mayoritariamente en los países más vulnerables ante el cambio climático», sufriendo por lo tanto sus efectos de forma desproporcionada. Son también las poblaciones que tienen menos capacidad de afrontar el impacto del cambio climático.
De acuerdo con datos del Observatorio de Desplazamiento Interno 2015, desde 2008 hasta 2014, 22,5 millones de personas se han visto desplazadas cada año de sus hogares a consecuencia de desastres naturales relacionados con el cambio climático, lo que equivale a un promedio de 62.000 personas por día. El cambio climático, combinado este año con un fenómeno de El Niño especialmente pronunciado, ha dejado alrededor de 60 millones de personas en riesgo de padecer hambre.
“Muchos países van hacia la debacle por los efectos del cambio climático mientras España y buena parte de los países desarrollados miran hacia otro lado y se lavan las manos”, afirma José María Vera, director general de Oxfam Intermón. “Hay que superar esta visión miope porque estamos todos en el mismo barco, aunque ahora mismo los efectos del cambio climático se ceben en las poblaciones más pobres, que además son las que menos responsabilidad tienen”.
El cambio climático en cifras
En su reciente informe Los fondos climáticos a examen 2016, la Organización muestra que de los casi 37.000 millones de euros al año declarados por los países ricos como fondos de lucha contra el cambio climático, tan solo entre 10 y 19.000 millones están realmente dedicados a combatirlo.
De esa cantidad, solo entre 3.600 y 7.200 millones se destinaron a ayudar a países pobres a adaptarse a los impactos del cambio climático, una cantidad que queda muy por debajo de lo necesario. España figura a la cola en fondos destinados a adaptación, con sólo el 8% de la financiación aportada dedicada a ese fin en el periodo 2013-2014.
La ONG pone como ejemplo de las graves consecuencias del cambio climático a Burkina Faso. Se trata de un país cuya población depende en un 80% de la agricultura y la ganadería de subsistencia, y que ha visto aumentar su temperatura en 0,6 grados desde 1975, lo que ha llevado a un incremento en la frecuencia e intensidad de los desastres naturales y a una alteración del patrón de lluvias que provoca sequías e inundaciones.
Fati Marmoussa, de 26 años, es agricultora en Burkina Faso. Explica las consecuencias de la sequía causada por el cambio climático: “Hubo un momento en el que ya no llegaba a alimentar a mis hijos. No tenía nada más”.
“Al final se trata de un círculo vicioso”, apunta Jose María Vera. “La exposición a un clima imprevisto y extremo hace a la población pobre cada vez más vulnerable, y por tanto con menos armas para defenderse del próximo embate meteorológico”. “Se trata además”, añade Vera, “de una población silenciada que carece de peso político”.