Por Cambio16
En 1836, el gobierno francés decidió que el grupo de babuinos de la base del obelisco que Egipto les había regalado era «tan escandaloso» que no se podía exhibir en una plaza y lo «relegaron» al Louvre, desde donde ahora sale por primera vez en su historia para exponerse en CaixaForum.
La conservadora jefe del departamento de Antigüedades Egipcias del museo del Louvre, Hélène Guichard, explica que «este grupo decoraba la cara suroeste del obelisco oriental, que permaneció allí, y junto a otro obelisco, que se colocó en la plaza de la Concordia, se regaló a Francia, pero en 1836 se decidió que debían estar en el museo, porque los babuinos, representados de pie, tenían una parte genital muy ‘expresada’, y eso era un escándalo».
El conjunto es «espectacular», porque los babuinos, datados entre 1279 y 1213 a.C., están esculpidos en granito rosa de Asuán, y el obelisco al que pertenecían representa el primer rayo de Sol «de la creación del mundo».
El grupo de los babuinos y una cabeza de un cánido de la estatua de un dios, en madera policromada, de entre el 664 y el 332 a.C., son objetos que nunca antes habían salido del Louvre.
La influencia de los animales en el antiguo Egipto, cargados de simbolismo e inspiradores artísticos, es la base de la exposición Animales y faraones. El reino animal en el antiguo Egipto -en CaixaForum de Madrid hasta el 23 de agosto-, que reúne 430 obras procedentes del Louvre de París, de las que 260 han sido restauradas expresamente para su exhibición en España.
El visitante podrá viajar en el tiempo con momias, estelas, vasos, jarras, acuarelas, pinturas, murales, cofres, amuletos y sarcófagos que representan 60 especies de animales, de saltamontes a ibis, de cocodrilos a toros, con una escenografía espectacular.
Así, en nueve secciones se pueden contemplar a las mascotas, a los animales que servían de ayuda en la vida cotidiana, a los que se relacionaban con la subsistencia o a los que tenían, como los gatos, una función de amuleto. Además, los animales se momificaban, como los 14 ejemplares que se exponen, porque se convierten en algo sagrado, y son depósito de una pequeña parte de la divinidad que representaban. Mandarlos al más allá era una forma de que hicieran también de intermediarios entre el muerto y dios.