Georgina Gustin / Inside Climate News
Mientras gran parte del mundo se acerca a la temporada de cosecha de otoño y la agricultura vuelve a entrar en las conversaciones sobre políticas internacionales, los grupos humanitarios piden cambios fundamentales en el sistema alimentario mundial, no solo para alimentar a los hambrientos del mundo, sino también para involucrar a más agricultores en la solución de la crisis climática.
En la conferencia anual sobre el clima de las Naciones Unidas, que se celebrará en noviembre en Azerbaiyán, un “centro” de trabajo (organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y los líderes de la conferencia) se centrará en la agricultura y los sistemas alimentarios. La agricultura también será el tema central de una próxima conferencia de las Naciones Unidas sobre la desertificación y en la Semana del Clima que se celebrará en Nueva York durante la Asamblea General de las Naciones Unidas el mes próximo.
Esta mayor atención a los sistemas alimentarios, que generan entre una cuarta parte y una tercera parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, se suma al impulso que se ha ido generando en los últimos dos años. Los grupos de defensa y de políticas han situado la agricultura al frente de los debates sobre políticas climáticas. En 2022 y 2023, en las conferencias anuales sobre el clima de las Naciones Unidas, conocidas como COP, los sistemas alimentarios y la agricultura recibieron mayor atención.
La alimentación era invisible en las políticas climáticas
“La alimentación y la agricultura son parte importante de la agenda de la COP29. Hemos visto en los últimos años un cambio importante. La agricultura, los sistemas alimentarios y la seguridad alimentaria ya no se limitan a una pequeña parte de la conversación”, afirmó Kaveh Zahedi, director de la oficina de cambio climático, biodiversidad y medio ambiente de la FAO. “Fueron necesarias unas 20 COP para que los alimentos se mencionaran siquiera en una COP. Era invisible”, asentó.
Los grupos de defensa de la alimentación y la lucha contra el hambre dicen que a medida que el papel de la agricultura en la crisis climática se ha vuelto más prominente, también lo han hecho las desigualdades en el sistema alimentario mundial. Son muchos los pedidos urgentes para una reforma agrícola importante.
Dentro de 25 años, los agricultores del mundo tendrán que producir un 50% más de alimentos que en la actualidad. Actualmente, una de cada once personas del planeta no tiene suficiente para comer. A medida que el cambio climático siga causando fenómenos meteorológico perjudiciales, desde sequías hasta inundaciones, la ONU estima que 1.800 millones de personas más podrían verse empujadas al hambre a mediados de siglo.
773 millones de personas sufren hambre aguda
Durante los últimos tres años, la cantidad de personas que padecen hambre en el mundo se ha mantenido en niveles altos. Todo lo contrario de lo que ocurrió durante la década anterior. Los grupos humanitarios y de ayuda vieron frustrados sus esfuerzos para la disminución del hambre. En el informe anual sobre el hambre mundial que la FAO publicado en julio se afirma que 773 millones de personas en el planeta enfrentan un hambre aguda.
Hubo un gran aumento durante la pandemia de COVID, pero las cifras no bajando. Hay diferencias regionales, pero en África, una de cada cinco personas pasa hambre. Las guerras, los conflictos y las condiciones económicas son las principales causas del hambre. En Sudán, la guerra civil en curso ha llevado a millones de personas al borde de la inanición. Los bandos en puna han cortado los suministros y utilizan la falta de alimentos como arma.
La guerra en curso en Ucrania, un importante productor de trigo, ha sacudido con altos precios los mercados mundiales de cereales. La guerra de Hamás contra Israel llevó a casi 580.000 personas a la hambruna, el nivel más grave de inseguridad alimentaria. A finales de 2023, toda la población de Gaza, de 2,2 millones de personas, se enfrentaba a una hambruna de nivel crítico, según el informe de la FAO.
El cambio climático agrava los problemas
El cambio climático, sin embargo, se está convirtiendo en el principal factor impulsor del hambre en muchas partes del mundo. “Tenemos 18 países en los que 71,9 millones de personas se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda debido a fenómenos meteorológicos extremos”, dijo Gernot Laganda, que dirige los programas de reducción del riesgo climático y de desastres del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.
El PMA cuenta con el 50% de los fondos que necesita para llegar a las personas más hambrientas del mundo. Proporciona la mayor parte de la ayuda alimentaria distribuida por los organismos de socorro, pero está crónicamente sobrecargado y va de una crisis a otra. Laganda y otros han pedido durante años que los organismos alimentarios de la ONU cambien su forma de responder al hambre ayudando a las posibles víctimas antes de que se produzca una crisis.
Con una tecnología mejorada para una mejor predicción, los expertos podría destinar recursos a las áreas de crisis potenciales antes de que ocurran. “Necesitamos invertir en estas capacidades en los países que están siendo más afectados, y no está sucediendo a la escala y velocidad que se requiere. Se todos los fondos del sistema de ayuda internacional, sólo el 2% está disponible con antelación. El resto se recauda y se distribuye sobre la marcha», explicó.
Adelantarse a las tragedias
Gernot Laganda propone pasar de un sistema que espera que suceda las cosas para actuar y utilizar recursos muy costosos para absorber los impactos, a otro financia y apoya a las comunidades antes de que ocurran los impactos. Se trata de prever, no de lamentar y gastar.
«La población mundial depende de un puñado de cultivos La diversificación de los sistemas alimentarios es una parte importante de la conversación. Las explotaciones agrícolas diversificadas son más resilientes y los pequeños agricultores podrán resistir mejor los extremos climáticos y alimentar a sus comunidades cuando ocurra una crisis», dijo Laganda.
Mejor previsión de los fenómenos climáticos
El informe de la FAO no sólo señala el número persistentemente elevado de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda en el mundo, sino que también destaca la necesidad de una mejor financiación mundial para ayudar a los países de ingresos bajos y medios a adaptarse a los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático.
En junio, los organismos alimentarios de las Naciones Unidas con sede en Roma (el PMA, la FAO y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) se reunieron con los organizadores de la COP para planificar la conferencia de Azerbaiyán y pidieron una intensificación urgente de la acción climática y la financiación para ayudar a los agricultores, especialmente en los países políticamente frágiles.
Juan Carlos Mendoza, quien dirige las iniciativas climáticas del FIDA afirmó que se prestará mayor atención a la financiación. Una mayor parte de los fondos debe destinarse a ayudar a los agricultores a que sus operaciones sean más resilientes a los impactos climáticos, por ejemplo, plantando cultivos más adecuados a las condiciones, tomando medidas para desarrollar sus suelos para que resistan las sequías o las inundaciones, o cultivando y criando ganado de maneras que no los lleven a talar árboles. La deforestación es la mayor fuente, a nivel mundial, de emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura.
Al gestionar los paisajes de una manera más integrada y mejorando los métodos agrícolas para que las granjas sean más regenerativas los sistemas alimentarios serían más resilientes.
Actividad agrícola regenerativa
Roy Steiner, que lidera las iniciativas alimentarias en la Fundación Rockefeller, dijo que la agricultura regenerativa tiene un problema de definición, pero esmuy clara en términos de resultados. «Nos lleva hacia una mejor salud del suelo, una mejor biodiversidad, una mejor calidad del agua y un mayor bienestar para los agricultores. Este tipo de agricultura mejora los suelos, haciéndolos más capaces de retener el dióxido de carbono que calienta el planeta, y produce ganado de maneras menos contaminantes por gases de efecto invernadero. Pero tiene beneficios más allá de la reducción de los gases de efecto invernadero. El 90% de la agricultura en el mundo no cumple con esa definición», apuntó.
Los cálculos sugieren que se necesitarán entre 400 millones y 500 millones de dólares la próxima década para hacer la transición de los sistemas agrícolas en esa dirección. El gobierno estadounidense destina unos 600 millones de dólares anuales a la agricultura, con el inconveniente de que el 80% de ese dinero se lo entregan a explotaciones agrícolas de mayor tamaño que cultivan o producen materias primas importantes y generan más gases de efecto invernadero. «No se destina a la agricultura regenerativa”, subrayó Steiner.
El Banco Mundial ha pedido que esos subsidios se reorienten hacia explotaciones agrícolas y hacia la producción de alimentos que emitan menos gases de efecto invernadero.
Georgina Gustin cubre temas de agricultura para Inside Climate News y ha informado sobre las intersecciones entre la agricultura, los sistemas alimentarios y el medio ambiente durante gran parte de su carrera periodística
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