Hace dos años y medio, la banca mundial tuvo una especie de punto de inflexión en cuanto a su papel de impulsar soluciones para revertir el cambio climático y poder lograr las metas del Acuerdo de París. En el contexto de la conferencia climática COP26 de 2021 en en Glasgow, los bancos se comprometieron a utilizar su poder crediticio para ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Cientos de bancos, aseguradoras y administradoras de activos no solo asistieron a una cumbre climática de las Naciones Unidas, comúnmente lideradas por activistas y formuladores de políticas, sino que acordaron poner todo su poder para abordar el cambio climático. En el calor de las discusiones prometieron invertir 130 billones de dólares en capital para reducir las emisiones de carbono y financiar la transición energética. Todo esa iniciativa la bautizaron como la Alianza Financiera de Glasgow para Net Zero. Sin embargo, un estudio reciente con cifras del Banco Central Europeo muestra un panorama distinto, en el que se han ido diluyendo todas esas loables promesas.
Tan solo palabras
Economistas del banco central, el Instituto de Tecnología de Massachusetts y la Escuela de Negocios de Columbia analizaron los préstamos otorgados por bancos europeos que habían firmado acuerdos al Net-Zero Banking Alliance, el grupo bancario de la iniciativa de Glasgow. Tras la investigación, destacaron la falta de evidencia de que estos compromisos estuviesen cumpliendo su objetivo. «Nuestros resultados arrojan dudas sobre la eficacia de los compromisos climáticos voluntarios para reducir las emisiones financiadas, ya sea mediante desinversión o compromiso», precisaron.
Los investigadores utilizaron datos de más de 300 bancos europeos. Cerca de 10% de estas entidades se había unido a la Alianza Bancaria Net-Zero. Precisan que sus ayudas financieras solían ser más grandes y destinadas principalmente a sectores con altas emisiones de carbono como la minería, y casi siempre fuera de la eurozona.
Otro descubrimiento fue que los bancos de la alianza no cambiaron las tasas de interés de los préstamos a empresas con altas emisiones. Aseguran que todos los bancos actuaron de la misma manera más allá de los métodos disponibles para reducir la contaminación. Entre estos desinversión de los grandes emisores, aumento de la inversión en actividades ecológicas y colaboración con empresas para reducir su propia huella de carbono.
«Es difícil decir realmente, a partir de esta evidencia, que los compromisos netos cero están generando cambios en el comportamiento de los bancos», dijo Parinitha Sastry, una de las investigadoras del artículo. La investigación también arrojó que desde 2018 los bancos habían reducido los préstamos en un 20% a sectores a los que se habían dirigido en sus objetivos climáticos, como el petróleo, el gas y el transporte. Sin embargo, esta baja fue igual en otras instituciones fuera de la iniciativa de Glasgow.
Presiones
La Alianza Bancaria Net-Zero es uno los grupos climáticos voluntarios más estrictos a los que la banca mundial pueden adherirse. Con el aval de las Naciones Unidas, sus miembros se han comprometido a establecer objetivos de emisiones para 2030, con metas provisionales para 2050. También acordaron publicar sus datos anualmente. A medida que aumenta la presión para reducir las emisiones, también crece el temor de los activistas climáticos. Ven con preocupación que se diluyen los compromisos de los bancos debido a la creciente presión política, la demanda de energía barata y las cambiantes alianzas geopolíticas.
Los responsables políticos y los activistas climáticos tienen altas expectativas sobre el papel de los bancos en el tema del cambio climático. Cada año es necesario destinar billones de dólares para crear energía limpia y que el mundo alcance emisiones netas de carbono cero para 2050, según la Agencia Internacional de Energía.
La mayor parte de esa inversión deberá financiarse de forma privada, y las entidades financieras son el puente para facilitar esos acuerdos.
Los bancos se han enfrentado a una serie de desafíos, especialmente ante la creciente reacción contra las iniciativas ecológicas y otras propuestas socialmente responsables en Estados Unidos.
Naufragio financiero
La Alianza Bancaria Net-Zero ha sido acusada de diluir los compromisos para apaciguar a los bancos de Wall Street, sus miembros más importantes. La coalición de aseguradoras perdió aproximadamente la mitad de sus miembros el año pasado, y Climate Action 100+, un grupo de inversionistas, sufrió la salida de miembros destacados este año.
Pero no son los únicos. GLS, un banco alemán, se retiró como miembro fundador de la Net-Zero Banking Alliance el año pasado. La decisión estuvo motivada por un informe de grupos europeos sin fines de lucro en el que se aseguraba que los bancos más grandes de la alianza habían canalizado 270 mil millones de dólares hacia expansiones de combustibles fósiles desde que se unieron.
El director comercial del banco, Jacco Minnaar, indicó que «directrices actualizadas de la alianza no son lo suficientemente estrictas y brindan a los bancos demasiado margen de maniobra». No obstante, reconoció que habían mejorado: «Estamos convencidos de que tendremos el mayor impacto dentro de este compromiso global». En respuesta al informe del Banco Central Europeo, la Alianza Bancaria Net-Zero dijo que era demasiado pronto para juzgar su eficacia. Sarah Kemmitt, jefa de la secretaría del grupo, precisó que los miembros apenas han comenzado a presentar planes de transición y otros informes de progreso.
Finanzas verdes
Es indiscutible el papel fundamental que tienen la banca mundial en el proceso de descarbonización de las economías. Son las llamadas a canalizar los 1,5 billones de dólares (equivalente al 5% del PIB mundial) que se calculan necesarios para pasar de una economía con alta dependencia del carbono a una economía verde, que permita frenar las emisiones contaminantes y alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050.
Las finanzas verdes es un término amplio. Se refiere a aumentar el nivel de los flujos financieros (procedentes de la banca, los microcréditos, los seguros y la inversión) de los sectores público y privado hacia las prioridades del desarrollo sostenible. Green Finance for Latin America and the Caribbean asegura que aunque incluye primordialmente la financiación climática, no se limita a ella. El financiamiento verde comprende una serie de instrumentos para mejorar el medioambiente. Destacan los bonos verdes, bonos sociales y sostenibles, préstamos y bonos con incentivos ligados a la consecución de objetivos sostenibles, entre otros.
Y no solo están destinados a grades corporaciones, el ciudadano común también cuenta con productos. Tiene a su alcance financiamiento para la compra de paneles solares, maquinaria para reciclaje, vehículos eléctricos o híbridos. O para el impulso de algún emprendimiento verde. También hay bancos que apoyan la construcción de viviendas eficientes. Otros impulsan la reforma energética de residencias existentes, igual que la sustitución de electrodomésticos por modelos de bajo consumo. Hasta hay créditos para la instalación de paneles solares para autoconsumo.
Sin elección
El proceso de descarbonización de la economía está aún comenzando. Exige grandes cambios a la banca mundial, así como a todas las empresas, sectores y agentes económicos y sociales. El compromiso de modificar hábitos, sistemas energéticos, infraestructuras, transporte, sistema productivo, agricultura. Sobran los argumentos económicos, financieros y regulatorios para que la banca mundial reme con más fuerza hacia las finanzas sostenibles. Sin embargo, muchas entidades financieras mantienen un enfoque de riesgo a corto plazo o de responsabilidad social corporativa hacia el cambio climático. Los que persiste es la pasividad cuando todo apunta a que requiere la transformación sostenible activa.
Especialistas consideran que debemos entender que el proceso de descarbonización de las economías es irreversible. Obliga a las empresas a un compromiso activo para cambiar sus modelos de negocio si quieren preservar sus rendimientos. Sin duda, influirá la comprensión de los riesgos y oportunidades de largo plazo relacionados con el clima.
Aseguran que el camino es largo y en este habrá bancos que arranquen movidos por la regulación o la presión de los mercados. También estarán los bancos que se ubican en la zona de transición. Que han tomado conciencia de la realidad y gestionan el financiamiento de manera activa hacia la sostenibilidad. O los más avanzados, que ya iniciaron el recorrido. Que han interiorizado su papel como facilitador del modelo productivo y se han sumado al cambio por el planeta. Y que lo hacen con su propio objeto social: financiar de forma eficiente los recursos necesarios para ir a una economía limpia y sostenible.