Por Benito Guerrero
10/02/2017
Madrid se despide de uno de sus grandes cines. La ciudad se prepara para decir adiós al Cine Palafox que fue inaugurado en 1962. La primera historia que vivió en su gran pantalla fue Barrabás, la cinta italiana de Richard Fleischer con Anthony Quinn.
Por aquel entonces la sala contaba con 1.322 localidades, entre patio de butacas y anfiteatro, hasta que se acometió una gran reforma en 1995. Aún después ha seguido manteniendo una emblemática Sala 1, con su majestuoso órgano ornamental y una capacidad para más de 850 personas. Este espacio ha sido hasta ahora la segunda sala más grande de todo Madrid y la reina de las salas de Chamberí.
Otro de sus atractivos principales siempre ha sido su magnífico hall, intacto hasta nuestros días. Un espacio inmenso, soberano, lleno de historias y anécdotas, por el que han pasado grandes estrellas del celuloide y el vivo recuerdo de lo que era el cine de antes.
Estrenos, preestrenos, pases de prensa, festivales, eventos especiales… el cine Palafox ha vivido momentos únicos. Todavía muchos se acuerdan de las interminables colas que daban la vuelta al edificio con los estrenos de El último emperador, Memorias de África, Lawrence de Arabia, El exorcista, Jesucristo Superstar, E.T., El Extrarrestre o Avatar.
Tras 55 años de hazañas, romances, intrigas y aventuras, antes de apagar el proyector para siempre, 14 obras maestras clásicas y contemporáneas vuelven a brillar como nunca y por última vez en la sala 1 de este cine. La sala cerrará sus puertas el próximo 27 de febrero con la proyección de Casablanca.