El último año ha estado marcado por desastres climáticos sin precedentes. Inundaciones mortales, olas de calor extremas y cientos de incendios forestales dejan en evidencia el enorme costo de la emergencia climática. Para profundizar en el tema, un grupo de investigadores ha publicado un informe en la revista científica BioScience, en el que reflejan nuevos datos sobre la salud del clima desde 2019 hasta la fecha. No hay buenas noticias.
De los 31 «signos vitales» del planeta Tierra, 18 ya alcanzaron niveles récord preocupantes debido a la actividad habitual de los humanos.
La investigación, dirigida por William J. Ripple y Christopher Wolf, ambos de la Universidad Estatal de Oregon, comienza enfatizando algunos puntos positivos. Como por ejemplo el uso de combustibles fósiles, que se redujo ligeramente en 2020 y la desinversión de combustibles fósiles, que alcanzó un nivel récord. Ambos resultados son propios de la pandemia de la COVID-19 y el confinamiento parcial.
Datos perturbadores
Como era de esperarse, lo positivo es breve. Los autores informan que el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso «han establecido nuevos récords anuales hasta la fecha para las concentraciones atmosféricas tanto en 2020 como en 2021». El informe refleja que en abril de 2021, la concentración de dióxido de carbono alcanzó las 416 partes por millón, la concentración promedio mundial mensual más alta jamás registrada.
Otras métricas como el aumento del nivel del mar, el contenido de calor del océano y la masa de hielo, también han establecido récords preocupantes. El ganado de rumiantes asciende ahora a más de 4 mil millones, y su masa total es mayor que la de todos los humanos y animales salvajes combinados.
Por otro lado, las tasas anuales de pérdida de bosques en la Amazonía brasileña aumentaron tanto en 2019 como en 2020, alcanzando un máximo de 12 años de 1,11 millones de hectáreas deforestadas en 2020.
El mismo documento de emergencia climática pero del año 2019, también fue publicado en BioScience. En ese entonces, más de 11.000 científicos signatarios de 153 países habían declarado o reconocido la emergencia climática. Ahora, el nuevo informe consta de casi 14.000 signatarios de 158 países. Una diferencia de más de 2.800 jurisdicciones, incluidos 23 gobiernos nacionales que se suman a la alerta global.
Aumento de desastres relacionados con el clima
Los científicos notan un aumento extremo de desastres relacionados con el clima desde 2019. Incluidas varias inundaciones devastadoras, olas de calor récord y tormentas e incendios forestales extraordinarios.
Sin irnos muy lejos, hace dos semanas Europa occidental sufrió unas catastróficas inundaciones que se cobraron la vida de más de 120 personas y dejaron cientos más heridos. Las imágenes de ciudades en Alemania y Bélgica siendo arrastradas por la corriente entristecían a cualquiera. Pueblos enteros quedaron bajo el agua, sin contar las pérdidas materiales que quedaron encerradas entre edificios y escombros. En Países Bajos y Luxemburgo también hubo fuertes lluvias denominadas como «las más intensas del siglo», según expertos.
El hemisferio norte continúa con las peores condiciones de sequía y altas temperaturas. Canadá y el oeste de Estados Unidos alcanzaron hace unos días temperaturas récord. Los habitantes salían a las calles desesperados a refrescarse, y muchos se desmayaban por el calor. En California los agricultores se encontraban amenazados pues sus valles carecen de recursos hídricos.
Irán también sufre las consecuencias de la escasez de agua, en parte intensificada por el mal manejo de los recursos, pero es innegable que el calentamiento global tiene mucho que ver. La India e Irak también fueron víctimas de las temperaturas de más de 50 grados Celsius. Y es que 2020 fue el segundo año más caluroso de la historia.
Las intensas lluvias en Atami, Shizuoka en Japón causaron un deslizamiento de tierra que arrastró más de 130 edificios. A pesar de que el país asiático es propenso a los aludes, ha registrado una media de hasta 1.500 al año en la última década, lo que supone un aumento de casi el 50% en comparación con los 10 años anteriores, según un informe del gobierno de Japón de 2020.
Los expertos lo han advertido en repetidas ocasiones
Desde hace décadas, los científicos han advertido que el cambio climático hará que las olas de calor sean más frecuentes e intensas. Además, las lluvias llegarán como tormentas, huracanes e inundaciones con graves consecuencias. Los expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) decían que si bien las temperaturas son propias del verano, no serían tan extremas si no fuera por el cambio climático inducido por el hombre.
Ripple, uno de los autores del estudio y quien actualmente se desempeña como profesor de ecología en la Facultad de Montes de OSU dice que hay bastante evidencia para pensar que nos estamos acercando o ya hemos ido más allá de los puntos de inflexión asociados con partes importantes del sistema terrestre. Incluidos los arrecifes de coral de aguas cálidas, la selva amazónica y las capas de hielo de la Antártida Occidental y Groenlandia.
Una cooperación global podría asegurar la sostenibilidad de la civilización
Wolf y sus colegas sugieren que aún con una pandemia en medio, la disminución del transporte no fue suficiente. Esto nos deja «una lección importante, pues se requieren cambios transformacionales en el sistema». Solo cambios profundos en el comportamiento humano pueden enfrentar los desafíos de la emergencia climática existente, según los autores.
Entre sus otras recomendaciones, destacan la necesidad de un precio global significativo del carbono, la eliminación gradual y eventual prohibición de los combustibles fósiles, y el desarrollo de reservas climáticas estratégicas globales para proteger y restaurar los sumideros naturales de carbono y la biodiversidad.
También piden que la educación climática se incluya en los planes de estudios escolares, con el objetivo de reforzar la conciencia climática y alentar a los alumnos a tomar las acciones climáticas que se necesitan con urgencia. Además, recomiendan estabilizar la población humana e incentivar las dietas basadas en plantas.
Un cambio fundamental en el planeta solo puede ser impulsado con la colaboración de todos. «Las políticas para aliviar la crisis climática o cualquiera de las otras transgresiones de los límites planetarios amenazadas no deben centrarse en el alivio de los síntomas, sino en abordar su causa raíz: la sobreexplotación de la Tierra». Abordar esta causa raíz es la única manera en la que podremos «asegurar la sostenibilidad a largo plazo de la civilización humana y brindar a las generaciones futuras la oportunidad de prosperar», insisten.