Por Iñigo Aduriz
20/07/2016
La sorpresa llegó el martes, en la tercera votación de la mañana en la que se eligieron a los cuatro vicepresidentes de la Mesa del Congreso. La presidenta de la mesa de edad, María Teresa de Lara, dio lectura al resultado de las votaciones y las cuentas no cuadraron. La suma de los apoyos logrados por los candidatos de Ciudadanos y PP alcanzó los 179 votos, 10 más que la unión de los diputados de ambas fuerzas políticas.
El PP regaló a Ciudadanos 64 votos para apoyar a Ignacio Prendes como vicepresidente primero, que obtuvo en total 96 apoyos (64 de los populares y 32 de la formación naranja). Pero para elegir a la vicepresidenta tercera, Rosa Romero, del PP el partido de Mariano Rajoy recibió 10 votos anónimos y secretos hasta el momento. Además de los 73 votos de los populares (los resultantes de la resta de los 64 que cedieron a Ciudadanos de los 137 que lograron el 26J) la exalcaldesa de Ciudad Real obtuvo esos otros diez llegando al total de 83.
¿De dónde salieron esos diez apoyos de más? El PSOE no tuvo ninguna duda una vez concluido el pleno. Su portavoz, Antonio Hernando, los atribuyó al PNV y a CDC, contra los que cargó y a los que consideró como futuros garantes de la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. También el popular Rafael Hernando reconoció que los candidatos de su grupo y del partido naranja habían contado con la ayuda de esos dos partidos nacionalistas.
Sin embargo, tanto los soberanistas vascos como los catalanes han insistido este miércoles en que no, en que todos sus parlamentarios se abstuvieron en las votaciones. El portavoz de CDC en el Congreso, Francesc Homs, ha asegurado esta mañana en varias entrevistas que sus diputados no facilitaron «nada a nadie». «Ni nos gustaba la candidata del PP ni el del PSOE, por lo que no les votamos», ha remarcado. Sobre la votación de las vicepresidencias, ha mantenido la incógnita: «todos queremos saber de dónde han salido esos votos, pero el voto es secreto y se debe respetar».
«El Grupo Vasco votó en blanco»
Más tajante se ha mostrado el portavoz del PNV en el Congreso Aitor Esteban: “Quiero manifestar y reiterar lo que ya dijimos ayer: el Grupo Vasco votó en blanco”, ha dicho, sin especificar si fue así en todas las votaciones. Insistió, además, en que «cuando se presente a la investidura, si se presenta, el candidato Mariano Rajoy», el voto del PNV «va a ser ‘no’ en la primera votación y ‘no’ en la segunda votación». Ha amenazado, además, a PSOE y Podemos que si intentan articular una alternativa de izquierdas, el voto de los nacionalistas vascos «también será negativo al candidato que presenten» si continúan «intoxicando como lo están haciendo” respecto a su posible votación a los candidatos a la Mesa de Ciudadanos y PP.
Los dos diputados de EH Bildu así como los nueve de ERC también han recalcado por activa y por pasiva que ninguno de ellos apoyó a la derecha y también se da por supuesto que ningún parlamentario del PSOE o de Unidos Podemos y sus confluencias rompieron la disciplina de voto a sus candidatos, ya que en este los votos que recibieron cada uno de sus aspirantes al órgano de gobierno de la Cámara Baja sí se corresponde exactamente con su representación parlamentaria.
Elecciones y pugnas independentistas
¿Por qué entonces el PNV y CDC estarían ocultando ese supuesto apoyo a PP y Ciudadanos? En el caso de los vascos puede tener que ver con la cercanía de las elecciones autonómicas previstas para el próximo otoño. Las encuestas auguran una pugna entre el partido hegemónico de Euskadi y Podemos, que podría arrebatarle el primer lugar, con lo que cualquier acercamiento hacia la derecha podría hacer peligrar aún más esa posición dominante de los nacionalistas que también competen por el voto independentista con EH Bildu.
También resultaría paradójico el acercamiento entre PNV y PP después de que las relaciones entre ambas fuerzas hayan estado rotas los últimos cuatro años por la paralización prácticamente total impuesta por el Gobierno de Mariano Rajoy al proceso de paz abierto en Euskadi después de que ETA anunciara su cese permanente de la violencia en 2011. El acuerdo sería poco entendible para una sociedad vasca proclive al diálogo entre el Ejecutivo y la banda terrorista y al acercamiento de presos.
El proceso independentista abierto en Cataluña a partir de 2012 y la posición que ha mantenido al respecto CDC también haría dificilmente vendible la nueva sintonía entre los nacionalistas catalanes y el PP para los convergentes. Lo ocurrido el martes en el Congreso sería el primer y tardío síntoma del deshielo entre los hoy independentistas y los populares después de años marcados por la guerra total, que ha llevado incluso a los primeros a los tribunales a instancias de los segundos.