Los incendios forestales devastan una vez más a Los Ángeles. La respuesta de la dirigencia política ante la destrucción, en casi un siglo, sigue siendo la misma: reconstrucción, en el mismo lugar y los mismo materiales
Reconstruir en el mismo lugar del desastre, o como alimentar el circuito de destrucción-reconstrucción. Parece el título de una novela de humor negro sino fuera el guion adoptado por las autoridades en respuesta a los recientes incendios forestales de Los Ángeles. El gobernador de California y la alcaldesa de la ciudad decidieron cargarse las leyes de protección ambiental para acelerar la reconstrucción. A contravía de las recomendaciones de los expertos.
En la medida que lo urgente ha ido desplazando lo importante, más errores comete la sociedad. Pero es mucho peor cuando son los políticos, quienes deberían tener claras las consecuencias de sus decisiones, los que por actuar con premura cometen los peores estropicios.
Ante la cantidad de personas que quedaron sin hogar, sin sus multimillonarias mansiones, el gobernador de California, Gavin Newsom, echa a un lado la ley medioambiental de Ronald Reagan para permitir que las víctimas de incendios forestales reconstruyan más rápidamente, en el mismo sitio, sus hogares y negocios destruidos.
Una vez más se cometen los mismos errores y se construye otro volcán de incendios. «La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes». Aunque es una frase atribuida por error al genio de Albert Einstein, retrata de manera inteligente y llena de sentido común las malas decisiones de algunos políticos.
Los Ángeles en el infierno
Desde el 7 de enero, incendios forestales arrasan el área de Los Ángeles. Han quemado una extensión mayor a la de la ciudad de San Francisco y destruido más de 12,000 estructuras. Hasta ahora las autoridades contabilizan 24 víctimas fatales. Más de 100.000 siguen bajo órdenes de evacuación.
Ya se le compara con los desastres más catastróficos en la historia reciente de Estados Unidos. Las estimaciones preliminares sugieren que podrían convertirse en los más costosos, con daños y pérdidas económicas que oscilan entre 135,000 y 150,000 millones de dólares, según AccuWeather, una empresa de pronósticos privada.
Hasta el lunes por la mañana el incendio de Palisades estaba contenido en un 14%, el de Eaton en un 33%, y el de Hurst en un 95%, según el Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California. Pero se esperan condiciones de viento severas las cuales dificultan los esfuerzos de control.
Los fuertes vientos, que comenzaron el lunes por la noche, podrían provocar un «crecimiento explosivo del fuego», donde los bomberos han estado luchando durante casi una semana para controlar las llamas que han destruido miles de casas y carbonizado casi 40,000 acres (16,000 hectáreas).
La jefa del Departamento de Bomberos de Los Ángeles, Kristin Crowley, advirtió que «el peligro no ha pasado en absoluto». Su agencia ha desplegado equipos y personal en toda la ciudad «para garantizar una respuesta rápida».
Reconstrucción express por orden ejecutiva
En respuesta a la situación, el domingo, el gobernador Gavin Newsom firmó una orden ejecutiva que suspende requisitos de permisos y revisiones bajo la Ley de Calidad Ambiental de California (CEQA), promulgada por el entonces gobernador Ronald Reagan.
La medida también se aplica a la Ley Costera de California, para propiedades que han sido sustancialmente dañadas o destruidas. Con lo que pretende acelerar la reconstrucción en las áreas afectadas.
Newsom ordenó a las agencias estatales identificar otros requisitos de permisos que puedan suspenderse para facilitar la recuperación. Y exige al Departamento de Vivienda y Desarrollo Comunitario del estado coordinar con las jurisdicciones afectadas. Para establecer nuevas reglas que permitan la emisión de todos los permisos y aprobaciones en un plazo de 30 días.
«No den la espalda. No se vayan, porque queremos que regresen. California es líder nacional en gestión ambiental. No voy a renunciar a eso. Pero no cederé es a las demoras. Las demoras son una negación para la gente”. afirmó Newsom, después subrayó la importancia de reconstruir las comunidades afectadas de manera eficiente y sostenible
Bass lo secunda
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, secundó la iniciativa del gobernador y reiteró el compromiso de la ciudad con la reconstrucción. “Con tantas casas y negocios perdidos, ya estamos poniendo en marcha planos para asegurarnos de que reconstruyamos agresivamente”, afirmó en una conferencia de prensa.
El lunes Bass emitió una orden ejecutiva que busca acelerar la aprobación de viviendas temporales para las familias desplazadas y simplificar el proceso de permisos para los propietarios que buscan reconstruir.
Pero expertos en gestión ambiental advierten que es fundamental equilibrar la necesidad de una reconstrucción rápida con la protección de los ecosistemas. Kate Huckelbridge, directora ejecutiva de la Comisión Costera de California, asegura que la ley estatal ya contempla mecanismos para agilizar la reconstrucción sin comprometer los estándares ambientales.
Puntos clave de la Orden Ejecutiva de Newsom
- Suspensión de la revisión de la CEQA y la Ley Costera: Permitirá que los propietarios afectados puedan reconstruir sus propiedades sin demoras.
- Agilización de permisos estatales: Modificaciones que buscan hacer que el proceso de reconstrucción sea más rápido y asequible.
- Protección contra la especulación: Evita aumentos excesivos en precios de materiales de construcción, servicios de almacenamiento, construcción y otros bienes esenciales hasta el 7 de enero de 2026 en el condado de Los Ángeles.
- Prevención de deslizamientos e inundaciones: Incluye medidas para mitigar posibles desastres secundarios, en las áreas más afectadas por los incendios. Los trabajos de remoción de escombros y preparación comenzarán de inmediato.
- Colaboración legislativa: Para implementar cambios legales que agilicen la recuperación a largo plazo. Al mismo tiempo que se refuerza la resiliencia ante futuros incendios forestales.
Expertos en desacuerdo
La suspensión de las leyes es vista como un riesgo para el medio ambiente y un posible obstáculo para una recuperación verdaderamente sostenible. Entre los ambientalistas existe preocupación. Ignorar regulaciones ambientales podría llevar a un desarrollo insostenible y aumentar la vulnerabilidad ante futuros incendios.
No es la primera vez que se suspenden las leyes de protección ambiental para privilegiar la reconstrucción. Un informe de la Universidad de Berkeley de 2021, redactado luego de los incendios de Tubbs de 2017 alertaba sobre los inconvenientes de reconstruir en los lugares devastados por incendios forestales.
Malibú es un buen ejemplo. En los últimos 90 años, al menos 30 incendios forestales han quemado partes de la exclusiva comunidad costera y se ha vuelto a reconstruir. El incendio de Woolsey de 2018 era, hasta ahora considerado el más grande, calcinó casi 97.000 acres. Apenas 7 años más tarde de nuevo lo arrasan las llamas.
Aunque existe consenso sobre la necesidad de actuar rápidamente para ayudar a quienes han perdido sus hogares, también hay una fuerte preocupación por las implicaciones ambientales y de seguridad, asociadas con una reconstrucción apresurada y la suspensión de regulaciones clave.
Incendios forestales más destructivos de California
- Incendio de campamento (2018): en el condado de Butte: 18.804 estructuras destruidas
- Tubbs (2017): en los condados de Napa y Sonoma: 5.636 estructuras destruidas
- Incendio de túnel (1991): cerca de Oatkland: 2.900 estructuras destruidas
- Cedar (2003): en San Diego: 2.820 estructuras destruidas
- North Complex (2020): en el noreste de California: 2.352 estructuras destruidas
Problema centenario
Los incendios forestales que azotan a Los Ángeles evidencian la compleja interacción entre factores históricos, geográficos y sociales. Char Miller, profesor de historia ambiental en Pomona College, y autor de «Burn Scars», tiene una perspectiva crítica sobre la reconstrucción en las áreas afectadas por las llamas.
Para el historiador es un fenómeno arraigado en la historia de la ciudad. Hace más de cien años, los angelinos adinerados comenzaron a trasladarse a Pasadena y sus colinas bajas. Residentes que, gracias a sus coches, podían desplazarse y se mudaron a hermosos parajes con maravillosas vistas que, casualmente, eran zonas de incendios.
A medida que Los Ángeles se expandía, su periferia se extendía de un valle a otro, ocupando colinas, cañones y crestas. «Cada vez que la gente se mudaba a las colinas, estallaban incendios», explica. Se debe a que «llevamos el fuego con nosotros» a través de actividades como fumar, usar parrillas y la electricidad.
El viento de Santa Ana no es culpable
El experto aclara que no se puede atribuir la causa a los vientos de Santa Ana. Porque ha existido por milenios. “El problema es la combinación de estos vientos con la sequía y la geografía humana de las zonas de incendios”. Por lo que califica los actuales como “incendios estructurales”, no forestales.
Cuando se producen incendios en zonas residenciales, los bomberos intentan redirigir el fuego hacia áreas silvestres lejos de las estructuras. Para agravar la situación los incendios en California son cada vez más intensos y difíciles de combatir.
En especial por la intensidad que alcanza el fenómeno climático de Santa Ana. Con vientos sostenidos de 80 a 96 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 160 kilómetros por hora. «No hay forma de combatir ese incendio con vientos tan fuertes. Los ataques aéreos se suspenden cuando los vientos superan los 64 kilómetros por hora”, y los hombres en tierra son “una manga de viento» señala Miller.
Once millones de californianos en riesgo
La crisis de los incendios forestales en California puso en el centro del debate la necesidad de repensar cómo reconstruir las comunidades afectadas. El estudio de la UC Berkeley y Next10 de 2021 ya proponía alternativas radicales a la tradicional reconstrucción en las mismas zonas de alto riesgo.
Según la investigación, más de 11 millones de californianos viven en áreas altamente vulnerables a los incendios forestales. La crisis de vivienda empuja a más personas hacia esas zonas. Lo que aumenta el riesgo y costos asociados a los desastres.
Karen Chapple, coautora del estudio, plantea la necesidad de un cambio de paradigma. «Debemos pensar en cómo se verán nuestras comunidades después de los incendios antes de que ocurran». Advierte que la reconstrucción en el mismo lugar después de un incendio forestal solo aumenta el riesgo de futuros incendios y pone en peligro más viviendas.
«Tenemos una crisis de vivienda que está desplazándolas hacia la periferia de nuestras áreas urbanas. Estamos construyendo en terrenos periféricos, suburbanos. Se están poniendo en riesgo muchas más que nunca», advierte Chapple.
Reconstruir o retirarse
Los investigadores analizaron alternativas de reconstrucción para tres comunidades de California gravemente afectadas por incendios catastróficos en los últimos años: Santa Rosa, Ventura y Paradise.
Una de las propuestas es alentar a los sobrevivientes a mudarse a áreas de menor riesgo. En lo que los investigadores llaman «retirada administrada». Podría reducir potencialmente el número de unidades de vivienda en zonas de incendios en más del 50% en algunas localidades.
Otra opción son los «nodos de resiliencia», pequeñas comunidades o vecindarios independientes con características sólidas de mitigación de incendios forestales. Rodeados de espacios verdes que actúen como cortafuegos.
En el informe advierten que reconstruir en las mismas zonas propensas a incendios conlleva riesgos financieros significativos. Un análisis estima que el costo de reconstruir las 1,4 millones de viviendas ubicadas en las áreas de mayor riesgo de California es de aproximadamente 600,000 millones de dólares.
Por lo que recomiendan a los responsables de las políticas de California desincentivar el desarrollo en zonas de alto riesgo, e incentivar el desarrollo de viviendas más asequibles en áreas de menor peligro. Para lo cual es necesaria una combinación de nuevas regulaciones de zonificación y apoyo financiero estatal.
«No será una ruptura clara en la que simplemente digamos: ‘De ahora en adelante todas las viviendas se van a mudar aquí’. Necesitamos implementar medidas de resiliencia, pero ¿cómo lo hacemos? Ese es uno de los desafíos actuales», advierte el ecologista Jim Thorne.
Sustentabilidad vs rapidez
Para Miller la reconstrucción tras los incendios plantea un dilema crucial. Por un lado, existe la presión de reconstruir rápidamente para que los residentes puedan regresar a sus hogares. Por otro lado, la experiencia ha demostrado que construir en las mismas zonas de alto riesgo aumenta la vulnerabilidad ante futuros incendios.
El impulso de reconstruir enfrenta dos problemas clave: que las compañías de seguros lo avalen (no se puede conseguir una hipoteca sin seguro), y que las autoridades lo permitan. Aunque existe la presión para reconstruir rápidamente y que los residentes puedan regresar a sus hogares, la experiencia demuestra que hacerlo en las mismas zonas de alto riesgo aumenta la vulnerabilidad ante futuros incendios.
Miller propone un enfoque más estratégico que priorice la seguridad sobre el crecimiento. Sugiere que las autoridades locales y estatales consideren la posibilidad de adquirir propiedades en zonas de alto riesgo para evitar futuras construcciones y reducir las posibles pérdidas humanas y económicas.
También destaca el determinante rol que juegan las compañías que se han mostrado reticentes a suscribir seguros para viviendas en zonas del alto riesgo de incendios. «Este es el momento en el que van a alcanzar los 50 mil millones de dólares. ¡Qué irónico que pueda ser el capitalismo, y no la política, lo que cambie la naturaleza del crecimiento en esta ciudad!», comenta.
Romper el ciclo
Expertos y grupos ambientalistas advierten que la orden ejecutiva del gobernador Newsom para acelerar el proceso de reconstrucción, podría tener consecuencias negativas a largo plazo. Hacerlo en los mismos lugares perpetua el ciclo de destrucción-reconstrucción. La falta de un enfoque cuidadoso puede resultar en un aumento en el riesgo de futuros incendios y en la degradación del medio ambiente.
Sería más prudente implementar medidas que fortalezcan la resiliencia de las comunidades ante futuros desastres. Lo que podría incluir la adopción de estándares de construcción más modernos y la consideración de ubicaciones alternativas menos propensas a incendios. En lugar de simplemente reconstruir en el mismo lugar y cada vez con más riesgos. Especialmente cuando por el cambio climático sigue subiendo la temperatura.