Las bebidas energizantes están en el banquillo de los acusados. Son perjudiciales para la salud, especialmente entre quienes más las consumen: los adolescentes. No es accidental que varios países hayan prohibido su venta a menores de 18 años o establecido regulaciones. España va por ese camino, aunque sin la energía que muchos médicos quisieran.
Los adolescentes son un mercado particularmente atractivo para las empresas. Manipulables, emocionales y consumidores por excelencia. Son ingentes las cantidades de productos dirigidos específicamente a ellos. Las bebidas energizantes entran en ese grupo. Cuando salieron a la venta su target eran los jóvenes siempre ávidos de “energía». Por efecto cascada: los adolescentes y niños.
Mercado de los energéticos en alza
El mercado de bebidas energizantes no ha dejado de crecer desde su introducción en 1987 en Austria. De acuerdo con cifras de Euromonitor International, el negocio mundial de bebidas energéticas en 2015 facturó 240.000 millones de dólares. En 2008 ,el consumo se calculaba en 3.900 millones de litros. Entre 2006 y 2014, aumentó un 155% en países como el Reino Unido. En la actualidad, más de 700 marcas se comercializan en 170 países. El valor del mercado de este rubro alcanzó los 53.000 millones de dólares en 2020.
Algunos estudios indican que en los últimos diez años el consumo de bebidas energizantes en adolescentes ha aumentado del 10% a entre el 20% y el 50%. La EFSA reportaba en 2013 que el 68% de los adolescentes europeos las consumía habitualmente. El 12% presentaba un consumo “crónico alto” de 7 litros al mes, y otro 12% un consumo “agudo alto”.
Lo más grave: el 18% de los niños entre 3 y 10 años tomaban bebidas energéticas. Un 16% de los niños de 3 a 10 años consumía bebidas energéticas de forma habitual, equivalente a 4-5 veces por semana o más (2 litros al mes). Otros informes indican que el consumo semanal promedio oscila entre 0,5 litros para los niños, hasta 2 litros para los adolescentes. Todos los estudios coinciden en el aumento gradual del consumo, según el avance de la edad, que puede situarse entre el 25% anual y el 70% en 5 años.
No son saludables
Las bebidas energizantes son bebidas no alcohólicas con alto contenido de cafeína, azúcar y estimulantes. La evidencia científica desaconseja su consumo, especialmente entre la población infantil y adolescente. No tienen ningún valor nutricional. Una lata de 250 ml de la marca líder contiene 80 mg de cafeína, excediendo la ingesta máxima recomendada por la EFSA de 3 mg/kg. Por ejemplo, para un adolescente de 50 kg serían 150 mg, cantidad inferior a los 160 mg de una lata de 500 ml.
La Sociedad Española de Cardiología argumenta que un volumen similar de soda contiene aproximadamente 25 mg, té negro unos 55 mg y café de 85 a 100 mg. También tienen mucha azúcar. Entre 27,5-60 gr por envase de 250-500 ml, equivalente a 11-12 cucharadas o 220-240 kcal.No hay consumo responsable cuando las latas más vendidas son las de 500 ml (160 mg de cafeína y 75 gramos de azúcar, tanto como 3 cafés y 15 cucharaditas de azúcar.
Tampoco se ha demostrado que sus otros componentes (taurina, vitaminas y extractos de hierbas como guaraná y ginseng) tengan beneficios. Al contrario, la mayoría de los estudios concluyen que su consumo (sobre todo en grandes cantidades) implica altos riesgos cardiovasculares, neurológicos y psicológicos, así como alteraciones de comportamiento y sueño.
Mezcladas con alcohol, su consumo aumenta el riesgo de intoxicación etílica al enmascarar sus efectos depresores, como el sueño y el cansancio. Las investigaciones demuestran que los jóvenes que consumen estas bebidas tienen peores notas, repiten más cursos o faltan más a clase en comparación con quienes no las consumen.
Problema cercano
En España, el gasto total en bebidas energéticas ha aumentado desde 2011. Alcanzó los 1.000 millones de euros en 2022. Se estima que el 70% de las personas desconoce su composición. Según la encuesta ESTUDES, realizada en una población de 14 a 18 años, un 45% de los adolescentes declaró haber tomado este tipo de bebidas en el último mes. Como en otros países, el consumo es más frecuente entre chicos (51%) que entre chicas (39%). Apenas uno de cada cuatro, el 26,7%, dijo que nunca lo habían consumido.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) advierte que el consumo excesivo de cafeína en adolescentes ocasiona problemas. Consumir más de 60 miligramos de cafeína en jóvenes de 11 a 17 años (unos 200 ml de bebida energética con 32 mg de cafeína/100ml) causa alteraciones del sueño. Y la falta de sueño se relaciona con problemas inmunológicos, metabólicos, cardiovasculares, emocionales y cognitivos, además de diabetes y obesidad. Genera mayor cansancio e irritabilidad, al tiempo que incrementa los niveles de estrés y la toma de riesgos. Una sintomatología que no implica desarrollar una enfermedad, pero que expone a situaciones complicadas.
Salud a cambio de prestigio
La advertencia no termina ahí. AESAN señala que a partir de 160 miligramos de cafeína (500 ml de una bebida energética con 32 mg de cafeína/100ml), estas bebidas generan efectos adversos para la salud como trastornos psicológicos, comportamentales y cardiovasculares.
La Asociación Española de Pediatría que ha denunciado recurrentemente los riesgos y apunta al factor sicológico detrás del consumo entre los más jóvenes. A pesar de los problemas de salud vinculados, estas bebidas atraen a los adolescentes porque sienten que les otorgan cierto prestigio entre sus pares. Los estudios también muestran un gradiente social manifiesto: el consumo es mayor en aquellos adolescentes que viven en áreas de mayor privación material. Estas diferencias se relacionan con las estrategias de promoción, publicidad y marketing de las marcas.
Regulación necesaria
Los datos de ESTUDES confirman un problema de salud pública relacionado con bebidas energéticas en España, pero todavía consumo se considera normal. No existe regulación específica ni de los ingredientes que pueden contener, tampoco de sus concentraciones máximas, ni en qué posibles combinaciones. Peor aún, tres cuartas partes de la población desconoce su composición y posibles efectos secundarios.
Cada vez más profesionales de la salud y nutricionistas abogan por regular el contenido máximo de cafeína. También piden mayor control en la publicidad dirigida a niños y adolescentes, e incluso prohibir su venta a menores de 16 años. Algunos países ya lo hacen. En Europa, Polonia, Lituania y Letonia no se permite su venta a menores de 18 años. La organización Justicia Alimentaria solicitó extender esta prohibición a menores de 16 años en Alemania, Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Hungría, Islandia, Eslovaquia, Austria, Finlandia y Suecia. Mientras que en Estados Unidos, pediatras y padres solicitan vedar su comercialización a menores.
Control necesario
El éxito comercial de las bebidas energéticas reside en una hábil estrategia de mercadeo. Las asocian con mayor rendimiento físico, mental y bienestar. Prometen mantenerte despierto, mejorar el rendimiento físico cuando vas al gimnasio, y el aguante nocturno si se mezcla con alcohol. Todo por menos de dos euros. Pocos productos en el mercado cubren necesidades tan diversas.
Los especialistas consideran que, ante la falta de regulaciones en Europa y España, y los riesgos de las bebidas energéticas, es necesario tomar medidas urgentes:
- Prohibir el término «energética» por inducir a error sobre sus aportes.
- Revisar su composición, dada la alta cantidad de azúcar y cafeína.
- Modificar la legislación que permite publicidad de estos productos.
- Prohibir su venta a menores.
- Incrementar impuestos a bebidas azucaradas.
- Prohibir que patrocinen eventos deportivos, (como se hizo con el tabaco y las bebidas alcohólicas).
- Evitar que ídolos juveniles las promocionen erróneamente como saludables.
Comunidades anuncian medidas
Siete comunidades autónomas en España anunciaron que estudiarán regular la venta de bebidas energéticas a los menores de edad. La Xunta de Galicia ha sido la primera en prohibir la venta de las bebidas energizantes a los menores, como parte de un proyecto de ley sobre la prevención de adicciones en menores.
Otras comunidades autónomas que anuciaron que estudiarán la regulación del consumo de bebidas energéticas entre los más jóvenes son Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha, Navarra y el País Vasco. La Comunidad Valenciana y Castilla-León comenzaron a abordar el problema. Sin embargo, no todas las comunidades autónomas tienen el asunto encima de la mesa. Madrid, Extremadura, Canarias, Cantabria y La Rioja no tienen previsto adoptar ninguna decisión sobre la venta y el consumo de estas bebidas.
Ley pendiente
El Ministerio de Sanidad ha manifestado en repetidas ocasiones su voluntad de regular el consumo de bebidas energéticas. La Generalitat valenciana ya anunció que solicitará al Ministerio tratar este asunto en un Consejo Interterritorial. Sugiere que las gestiones de regulación progresan positivamente.
En 2021, el Ministerio de Consumo anunció 10 recomendaciones consensuadas con la industria que advierte sobre riesgos a la salud, desaconseja su ingesta a adolescentes y deportistas, insta a fabricantes a incluir etiquetas sobre el alto contenido de cafeína y advierte que el consumo es perjudicial para niños y embarazadas. Hasta ahí.
El Ministerio además impulsa, con poca energía a la vista, una ley para prohibir publicidad dirigida a niños en base a lineamientos de la OMS. También ha planteado evitar ventas de productos con alto contenido de cafeína en centros educativos. No obstante, su discusión y aprobación está paralizada.