Más de dos semanas de negociaciones transcurrieron en la COP27 para alcanzar varios acuerdos. Uno de los más destacados, y planteado por primera vez en una cumbre climática, fue la creación de un fondo para ayudar a los países pobres que sufren desastres provocados por el calentamiento global. Otros pasaron bajo la mesa o, calificados de insuficientes. ¿Cuál es el saldo de esta cita anual del clima de la ONU?
El nuevo fondo global hará que los donantes contribuyan a salvar vidas y aporten medios de subsistencia ante los desastres relacionados con el cambio climático. El tema, por demás álgido, fue finalmente aprobado por las economías ricas que deben desembolsar dineros para mitigar sus propias calamidades e invertir en la transición energética.
Había pocas expectativas de que se llegaran a acuerdos importantes de la reunión en Sharm el-Sheikh, por la guerra en Ucrania y la alta inflación que limitan la actuación de los gobiernos. Además, las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China proporcionaron un telón de fondo difícil para las conversaciones. Pero las recientes inundaciones en Pakistán y Nigeria impulsaron los pedidos de ayuda urgente.
Las naciones pobres que menos han contribuido al problema de las emisiones de gases de efecto invernadero, se encuentran entre las más afectadas. Así que hubo aplausos cuando la idea de un fondo de «pérdidas y daños» llegó a la agenda oficial por primera vez y fue aprobado, pese a las dilaciones mantenidas en la cumbre.
Los acuerdos de la COP27, en perspectiva
Los países industrializados se habían resistido durante mucho tiempo a un fondo de este tipo, temiendo que los pusiera en peligro por miles de millones de dólares durante las décadas en las que han estado bombeando carbono a la atmósfera, reseñó The Associated Press.
Una oferta inesperada, un día antes del cierre, de la Unión Europea hizo rodar la pelota y en 48 horas se llegó a un acuerdo. Aún se deben definir los detalles, pero las naciones más vulnerables pueden esperar obtener efectivo para hacer frente a las catástrofes climáticas en el futuro.
Claro está, para hacer efectivo el fondo, se antepusieron algunas condiciones. Los países donantes exigieron que el dinero que se canalice a las naciones pobres debe alinearse con los objetivos del acuerdo de París.
Algunos países en desarrollo consideraron que esta exigencia podría distraer las discusiones sobre el dinero que las naciones ricas han prometido, pero que hasta ahora no han entregado. Es decir, los 100.000 millones de dólares para ayudarlos a adaptarse al cambio climático y reducir sus emisiones. Los negociadores no pudieron llegar a un acuerdo sobre el tema y ahora se volverá a tratar en Dubái en 2023.
Sameh Shoukry, presidente de la COP27, al emitir un balance de los acuerdos, destacó el esfuerzo de la comunidad internacional por avanzar en la causa climática. Pese a las presiones y cansancio.
Señaló que durante la cumbre se hicieron compromisos financieros por pérdidas y daños de varios países. Incluidos Austria, Bélgica, Canadá, Francia, Alemania y Nueva Zelanda, uniéndose a Dinamarca y Escocia, que habían hecho compromisos anteriormente.
También se acogió con beneplácito el trabajo de los campeones de alto nivel en la implementación del Plan de 5 años para la Mejora de la Asociación de Marrakech para la Acción Climática Global.
Avances poco ambiciosos
Los científicos advierten que se están desvaneciendo las posibilidades de limitar el calentamiento global a 1,5ºC como se establece en el acuerdo de París de 2015. En lugar de disminuir, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, como revelaran varios informes presentados en la COP27, previos a los acuerdos alcanzados.
Pero hay algunos avances. Antes de París, el mundo se dirigía a un calentamiento de 4,5ºC para fines de siglo en comparación con la época preindustrial. Los pronósticos recientes lo han reducido a alrededor de 2,6 C, gracias a las medidas tomadas o los compromisos de los gobiernos.
Los activistas esperaban que los países en la reunión en Egipto alentarían a los países a establecer objetivos más ambiciosos. Y al final, dijeron estar decepcionados con los acuerdos suscritos en la COP27.
Los negociadores acordaron confirmar las promesas hechas en la cumbre climática del año pasado en Glasgow, Escocia, pero poco más. No hubo un llamado para que los principales países en desarrollo que contaminan, como China e India, reduzcan sus emisiones antes.
Las conversaciones de 2021 terminaron con un acuerdo para «reducir gradualmente» el uso de carbón. La primera vez que un combustible fósil ha sido nombrado, avergonzado y notificado explícitamente a nivel internacional. La India, que no estaba contenta con esa medida, este año hizo un llamado sorpresa para que el petróleo y el gas también se redujeran gradualmente, pero la propuesta no llegó al corte final.
Más países se unen al recorte de metano
Se han alcanzado varios pactos entre países ricos y en desarrollo en los últimos meses para acelerar ese cambio hacia la energía limpia. Más recientemente un acuerdo de $ 20 mil millones con Indonesia.
Sin embargo, los ambientalistas se sintieron decepcionados porque la reunión incluyó energía de «bajas emisiones», que según algunos incluye gas natural, que es combustible fósil, en una resolución sobre la transición de energía limpia.
Glasgow también vio una nueva alianza de países, incluido Estados Unidos, que se unieron y se comprometieron a reducir la cantidad de metano. Un poderoso gas de efecto invernadero, que se libera a la atmósfera en un tercio para 2030. La lista de países que respaldan ese compromiso se elevó a unos 150. Incluso China dijo que trabajaría para reducir las emisiones de metano, en la visita sorpresa de su enviado especial para el clima.
Las largas discusiones sobre las reglas del comercio de emisiones no lograron avanzar mucho. Por tanto, no figuraron en los acuerdos de la COP27. En ese sentido, los activistas climáticos criticaron que las lagunas existentes en las reglas para los mercados de comercio de emisiones podrían permitir que los contaminadores sigan bombeando carbono a la atmósfera. Mientras afirman que están cumpliendo objetivos internacionales, simplemente pagando a otros para compensar sus emisiones.
De otra parte, los expertos dijeron que las reglas actuales obstaculizan la transparencia sobre la protección de los derechos humanos. Esto provocó temores de que los pueblos indígenas en particular pudieran sufrir como resultado de los mercados de carbono, por ejemplo. Al verse obligados a abandonar sus tierras ancestrales para dar paso a proyectos forestales utilizados para vender compensaciones de emisiones.