Ana Hernando
La empresa Roka Furadada, que la química especializada en investigación biomédica Judit Camargo fundó hace tres años obtuvo una subvención europea de 1,7 millones de euros para avanzar en las últimas fases de desarrollo de una nueva generación de ingredientes que aumentan hasta seis veces la eficacia de las cremas solares frente a la radiación UV y que no son tóxicos para los ecosistemas acuáticos.
El programa europeo Acelerador del Consejo Europeo de Innovación (CEI) presta apoyo para el impulso de tecnologías disruptivas y prometedoras que cumplan los objetivos de la Comisión Europea en ámbitos como la sanidad, el medioambiente y las ciencias sociales, entre otros.
En la primera tanda de este programa, el CEI seleccionó 65 empresas emergentes y pymes innovadoras que recibirán 363 millones de euros de financiación para desarrollar tecnologías punteras. Entre estas compañías, se encuentra la española Roka Furadada.
Con sede en el Parque Científico de la Universidad Autónoma de Barcelona, esta firma fue creada hace tres años por Judit Camargo, química especializada en investigación biomédica aplicada a la salud pública. Posee tres patentes de una nueva generación de filtros solares que “se adaptan al nivel de radiación ultravioleta y no son tóxicos para el medioambiente”.
Solo tres empresas españolas, entre ellas Roka Furadada, fueron seleccionadas para ser impulsadas por el Acelerador del Consejo Europeo de Innovación. ¿En qué consiste esta ayuda?
Nos entrevistaron a 13 empresas españolas y logramos pasar tres. Hemos conseguido una subvención de 1,7 millones de euros. Y, si todo sigue tan bien como hasta ahora, el banco de la Comisión Europea nos financiará además con una parte de equity [capital social] de hasta 1,5 millones.
¿Cuál es la actividad de la empresa?
Es una pyme de nueva creación. La fundé en marzo de 2019, pero el proyecto de filtros UV progresivos y adaptables lleva bastante tiempo de desarrollo. Gran parte de mi carrera la he hecho en el sector farmacéutico y químico. Estuve 15 años en la farmacéutica Ferrer —una de las más importantes de España— y fue allí, en el centro de investigación, donde nació este proyecto. En 2019, decidí seguir por mi cuenta y llegamos a un acuerdo para transferir la tecnología a Roka Furadada.
La particularidad de nuestros filtros es que son dosis dependientes, es decir que, en función de la radiación UV que reciben, se activan más o menos. Además, son hasta seis veces más eficientes, duran más y se degradan menos que los actuales
¿En qué se diferencian los filtros solares que habéis desarrollado de los que existen en el mercado?
Los filtros solares se usan como principios activos de las cremas solares. La particularidad que tienen los nuestros es que son dosis dependientes. Esto quiere decir que, en función de la cantidad de radiación UV que reciben, se activan más o menos. Además, son hasta seis veces más eficientes, duran más y se degradan menos que los actuales. Por tanto, es una tecnología distinta a lo que existe. Los que se usan en la actualidad son filtros que absorben la radiación y que se van degradando con el tiempo.
Y esta degradación de los filtros actuales se traduce en toxicidad, ¿no?
Sí. El uso de muchos de los filtros que están autorizados actualmente en Europa y en países como EE UU, está siendo limitado por los reguladores por problemas de impacto ambiental y en la salud de las personas, sobre todo, aquellos que están identificados en la lista de posibles disruptores endocrinos, tanto para personas como para ecosistemas acuáticos.
Nuestros filtros no tienen esos problemas. Son moléculas orgánicas, pero que después encapsulamos. Las capsulaciones se hacen normalmente para que las moléculas que hay dentro —aromas, otros filtros o fármacos— se vayan liberando lentamente para evitar problemas de alergenicidad y otros. Pero las cápsulas son porosas al producto que tienen dentro.
La ventaja es que llevan un grupo que los ancla a la estructura de la cápsula, de manera que no se liberan al medioambiente. Cuando se realizan en crema se evitan interacciones con otros elementos de la fórmula y, por tanto, se elimina también la toxicidad en humanos.
¿Esto quiere decir que no son contaminantes para el medioambiente y que, a la vez, protegen más la piel frente a la radiación UV?
A mí no me gusta decir que tiene un impacto cero en el medioambiente, pero sí se puede afirmar que es mucho menor que el de los filtros solares actuales. Y a nivel de la piel, la mejora es que el producto final dará una crema solar que nos protege más de la radiación UV: hasta seis veces más, como he dicho antes, sobre todo, en situaciones de alta exposición en deportes como el esquí, la vela, el ciclismo, montañismo, playa, etc. Esto es importante para frenar el cáncer de piel.
Llevan un grupo que los ancla a la estructura de la cápsula, lo cual impide que se liberen al medioambiente y también que interaccionen con otros elementos de la fórmula de la crema. Así, se elimina la toxicidad para la piel
¿Estos filtros están patentados?
Tenemos ya tres patentes concedidas en todo el mundo y estamos generando otras nuevas ahora.
Por lo que dices, el producto ya está muy avanzado. ¿En qué fase de desarrollo os situará el impulso del Acelerador del CEI?
La ayuda que nos da el Acelerador es para la aplicación de la tecnología en cremas solares, que en Europa se clasifican como cosméticos y en Japón, por ejemplo, casi como medicamentos. La subvención nos permitirá pasar de la fase TRL6 a la TLR7 [denominación para clasificar la tecnología, TLR9 sería la fase ya de comercialización]. Es decir, nos servirá para acabar la parte de desarrollo, industrialización, mejora de la tecnología y hacer un programa piloto con clientes, etc.
Estamos en una fase bastante avanzada, pero nos falta una parte regulatoria y una de escalado industrial. Así que la subvención europea cubre este gap que nos falta para llegar al mercado.
¿En qué consisten las pruebas con clientes?
Las hacemos en colaboración con ellos y son sencillamente pruebas de formulación. Estas firmas de cosmética se encargan del terminado, nosotros producimos el ingrediente. El piloto consiste en que estas empresas, que son nacionales e internacionales [no puede revelar nombres], y ya comercializan cremas solares con sus propios activos, introduzcan nuestros filtros en sus formulaciones.
¿Qué otros requisitos son necesarios para llegar a la comercialización?
Con la subvención, el objetivo es hacer todos estos pilotos, llevar a cabo pruebas de escalado y mejorar toda la parte de sostenibilidad, que es un punto muy importante del proyecto. En este sentido, estamos estudiando utilizar biomasa de residuos de papel como materia prima, en lugar de derivados del petróleo en la producción de nuestras moléculas. La subvención nos la dan para hacer todo esto y si lo logramos, la parte del préstamo de capital social o equity del banco de la CE iría para la comercialización.
Una parte del estudio consiste en utilizar materia prima procedente de residuos de biomasa de la industria papelera, en lugar de derivados del petróleo que es lo que se usa habitualmente para producir moléculas orgánicas
¿Puedes explicar cómo se introduce la biomasa como materia prima en filtros solares?
Tal vez la población general no lo sepa, pero en procesos químicos y biológicos para producir moléculas orgánicas se utilizan normalmente derivados del petróleo como materia prima. Nosotros también los utilizamos en nuestros filtros, como todo el mundo.
Una parte del estudio consiste en utilizar materia prima procedente de residuos de biomasa de la industria papelera, en lugar de estos derivados. Nos vamos a centrar en la lignina, que es como el ‘nuevo petróleo’ en este ámbito. Es un producto que se quema, porque aun teniendo mucho valor, no es fácil de tratar, pero tiene muchas posibilidades. Y es una materia que nos puede venir muy bien para mejorar la sostenibilidad de nuestra aplicación.
¿Cuándo crees que vuestros filtros llegarán al consumidor?
Aquí hay dos cuestiones: cuándo vamos a vender nuestros filtros a los fabricantes de crema y cuándo estarán listos para el consumidor. Desarrollar una formula cosmética suele llevar entre seis y doce meses antes de que salga al mercado, con lo cual esperamos que nuestros filtros puedan estar ya en cremas comercializadas a finales de este año o comienzos del que viene.
¿Cuánta gente trabaja en la empresa?
Ahora mismo somos 15 personas, 12 a tiempo completo y tres a tiempo parcial, nueve mujeres y seis hombres. Tenemos seis doctores en plantilla y procedemos de los ámbitos de la química, la biotecnología y la farmacia. Contamos con un laboratorio propio de síntesis orgánica y otro de aplicaciones cosméticas.
¿En qué otros sectores se utilizan los filtros solares, además de las cremas?
Se emplean en mucha otras aplicaciones, como en conservantes para pigmentos en el sector textil, plásticos, automoción, aeronáutica, maderas… En nuestro caso, estamos estudiando la aplicación de nuestros filtros en automoción y ya llevamos un año haciendo pruebas con fabricantes. Los filtros se añaden como ingrediente en los barnices transparentes que cubren y protegen la pintura de los coches, tanto de la radiación como de agresiones externas, oxidación, etc. Y también se ponen filtros en los plásticos de ciertos componentes de los automóviles.
Estamos también estudiando la aplicación de nuestros filtros en automoción y ya llevamos un año haciendo pruebas con fabricantes. Se añaden como ingrediente en los barnices transparentes que cubren y protegen la pintura de los coches
Sí, estamos muy contentos. Además, quiero decir que, aparte de la subvención europea para la aplicación de nuestros filtros en cosmética, desde el principio hemos recibido ayuda nacional. El Ministerio de Industria nos facilitó un préstamo de 100.000 euros, a través de ENISA; y el CDTI, 450.00 euros con un PID Cervera que tiene condiciones muy ventajosas. Por otro lado, la Generalitat nos dio una subvención de 75.000 euros, mediante su iniciativa StartupCapital. Y también hemos conseguido 1,5 millones de inversores privados.
Creo que es importante resaltarlo porque estas ayudas la hemos tenido desde nuestros comienzos y gracias a ello también hemos podido seguir avanzando.
¿Por qué el nombre de Roka Furadada?
Lo elegí yo [risas]. En castellano se traduce como roca agujereada. Desde niña, he veraneado en Torredembarra [Costa Dorada, Tarragona] y allí había una de estas rocas agujereadas —que se ven por todo el litoral mediterráneo— muy grande. Se podía entrar al mar por los huecos y me gustaba mucho ir con mi padre y pasar a través para nadar. La roca ya no existe porque se derribó para construir un puerto comercial. Me parece que el nombre es muy adecuado porque las primeras moléculas que vamos a lanzar son filtros solares que nos protegen más y mejor del sol y tienen menos impacto en la conservación del mar, de las playas y de nuestro entorno.
Fuente: SINC Derechos: Creative Commons