Por Benito Guerrero
25/08/2016
Desde hace algunas semanas las calles y parques de todo el mundo se han visto invadidos por unas criaturas ficticias que fueron creadas en la década de los noventa y que han vuelto con más fuerza que nunca debido al lanzamiento de un juego de realidad aumentada. Se trata de Pokémon GO.
En España ya se cuentan por miles los ciudadanos que viven atrapados en el juego. Las pokeparadas, pokeballs, gimnasios y los puntos de experiencia –es decir, el pokevocabulario del juego– se han colado en más de una conversación este verano. Estas criaturas creadas por Nintendo aparecen en cualquier sitio, sin importarles lo más mínimo lo que ocurra a su alrededor. Y detrás de ellos los cazadores llegan hasta cualquier sitio para hacerse con ellos.
El hecho de que los jugadores no vean límites a la hora de jugar y de llegar a las ubicaciones más especiales con tal de hacerse con Charmander y compañía ha llevado a un grupo de personas a crear la primera plataforma para la regulación de las zonas de juego, a la que han llamado PokemonS Free Zone.
Esta plataforma verbaliza lo que piensan algunas personas: hay espacios que no son para jugar. La falta de regulación en torno a las zonas en las que se puede o no jugar «puede llevarnos a consecuencias nefastas», aseguran.
Su funcionamiento es sencillo. Permiten a cualquier establecimiento que lo desea darse de alta como una Pokemon Free Zone. Cada petición, caso por caso, la enviarán al peesidente de Nintendo, Tatsumi Kimishima, junto a la carta abierta que cualquiera puede firmar.
La plataforma considera que las alertas que la ONU hizo hace casi medio siglo relativas a la protección de espacios (Patrimonio Mundial, Cultural y Natural) siguen vigentes y de actualidad y su conservación puede verse afectada por las actividades que rodean al videojuego de moda.
Niantic, la empresa que ha desarrollado el juego, ha puesto a disposición de los usuarios un buzón para que quien lo desee solicite la creación de una nueva pokeparada, un lugar en torno al que se reúnen los jugadores para conseguir beneficios. Puede parecer una tonteria, pero muchos establecimiento situados cerca de estos lugares han visto como aumentan sus ventas.
Con la llegada de esta plataforma llega el sentido opuesto: la creación de zonas en las que se prohíba jugar. Por el momento, no se ha comprobado el resultado que puedan tener estas peticiones y la respuesta de los creadores del juego a las mismas.