El año pasado se solicitó la salida de 1.269 libros de los anaqueles de las bibliotecas escolares y públicas de Estados Unidos. Esta cifra es el doble de la que se presentó en 2021.
En el país de las oportunidades y la libertad, grupos de censura organizados y bien financiados, asisten a las reuniones de las juntas de las bibliotecas locales y exigen la eliminación de listas de títulos. Considerar que atentan contra los valores morales de la sociedad, de la familia y los intereses del país.
Deborah Caldwell-Stone, directora de la Oficina para la Libertad Intelectual de ALA, explicó que estos grupos claramente tienen como objetivo «suprimir las voces de aquellos que tradicionalmente fueron excluidos de las conversaciones de nuestra nación, como las personas de la comunidad LGBTQIA+ o las personas negras. Cada intento de prohibir un libro por parte de uno de estos grupos, representa un ataque directo al derecho constitucionalmente protegido de cada persona de elegir libremente qué libros leer y qué ideas explorar”, añadió.
Prohíben libros antirracistas y con contenidos LGBTQIA+
La ALA recibía entre 300 y 400 informes para sustentar la eliminación de un título de una biblioteca pública. «A partir de 2020, comenzamos a recibir un número creciente de solicitudes. Pasó de uno a dos en una semana, a cinco o seis en un solo día. Es abrumador”, agregó Caldwell-Stone.
El objetivo son los libros que toquen temas sobre la comunidad LGBTQIA+, que mencionen el sexo, las drogas, alcohol y lo que consideran blasfemia, al cuestionar creencias religiosas.
Algunos títulos que deben desaparecer
El título “Gender Queer” de Maia Kobabe encabeza la lista de prohibidos, con 151 solicitudes.
“All Boys Aren’t Blue” de George M. Johnson tiene 86 solicitudes y “The Bluest Eye” de Toni Morrison, 73. Toni Morrison ganó el Premio Pulitzer en 1988 y el Premio Nobel de Literatura en 1993. En 1960 fue la primera editora negra en Ramdom House. Actualmente sus libros se prohíben en algunas bibliotecas locales.
La novela Ojos Azules (The Bluest Eye), ahora prohibida, cuenta la historia de Pecola, una niña negra que reza a Dios todos los días, por dos años, para que ocurra un milagro y sus ojos se vuelvan azules, “para que la gente piense que ella es bonita en vez de fea”, y porque con los ojos de ese color podrá ver la realidad de una forma distinta. Su vida será mejor.
Otros títulos son “Flamer”, “Looking for Alaska”, “The Perks of Being a Wallflower”, “Lawn Boy”, “The Absolutely True Diary of a Part-Time Indian”, “Out of Darkness”, “A Court of Mist and Fury”, “Crank”, “Me and Earl and the Dying Girl”, y “This Book is Gay”. Todos han sido impugnados por grupos conservadores de censura. Argumentan que sus contenidos son inapropiados para ciertos lectores.
Stephana Ferrell, directora de Investigación y Perspectiva del Proyecto Libertad de Lectura de Florida, dijo al Naples Daily News: que los «censores» quieren leer sobre personajes que actúen como ellos, piensen como ellos y tengan los mismos problemas que ellos enfrentan en la vida real. «La incomodidad de un adulto al abordar algunos temas no debe anteponerse al derecho de un estudiante a leer y aprender sobre su mundo», agregó.
Desaparecer muchos libros de una vez
En 2022, el 90% fueron intentos de prohibir varios títulos al mismo tiempo, y el 40% solicitaba una lista de 100 o más libros. Estas iniciativas abarcan no sólo las bibliotecas escolares, también las bibliotecas públicas. «He oído hablar de escuelas donde los administradores u otros líderes entraron a la biblioteca y sacaron libros sin ninguna comunicación sobre el proceso, simplemente los pusieron en el carrito y se fueron».,denunció Caldwell-Stone.
En 25 años como bibliotecaria en las escuelas públicas de Santa Clara, California, Megan Birdsong, ningún padre presentó una queja formal sobre un libro que su hijo estuviera leyendo. La rara vez que un padre expresaba una inquietud, Birdsong se reunía con ellos y le hablaba sobre los méritos del texto. A diferencia del pasado, las solicitudes de hoy no las presenta un padre sobre un libro en particular. «Ya no vemos a un padre expresando su preocupación de que su hijo lea un libro, sino a grupos que exigen una censura más amplia. Enumeran los temas que creen que no deberían estar en las escuelas o con los que no están de acuerdo», señaló.
Son esfuerzos por eliminar franjas enteras de títulos que respaldan grupos bien financiados como ‘Moms for Liberty’, una organización sin fines de lucro, fundada en 2021, por mujeres conservadoras. Antes de 2021, la gran mayoría de las solicitudes de eliminar libros eran de un título a la vez.
Florida y Texas encabezan las prohibiciones
El estado de Texas lidera la eliminación de libros con 93 prohibiciones en 2022. Acumula una lista de 2.349 títulos, con The Bluest Eye de primero en la lista. Le sigue Florida. En 2022, el gobernador Ron DeSantis firmó leyes que exigen que las escuelas consulten especialistas para asegurarse de que los libros no incluyan temas que el estado no permite. Cada vez hay más temas sobre los que no se puede leer.
Stephen King no se horroriza
Cuando Stephen King se enteró de que 16 de sus obras fueron prohibidas y se encontraban dentro de una lista de 300 títulos eliminados de las bibliotecas escolares, envió un mensaje irónico por X: “¿16 de mis libros? Debo estar haciendo algo bien”.
La prohibición de 300 títulos de las escuelas del condado de Collier en Florida se sustenta en la Ley 1069 que permite a las escuelas públicas “limitar el material que menciona temas sensibles como sexo, género, raza, drogas, alcohol y salud reproductiva. De esos 300 prohibidos, al menos 100 necesitaran permiso expreso de los padres para su lectura o solo se les permitirá acceso a los estudiantes de los grados superiores.
La lista negra de Florida
Entre los libros eliminados en las escuelas de Collier se encuentran grande obras literarias, clásicos de distintas épocas y de prestigiosos autores estadounidenses y extranjeros
Un mundo feliz de Aldous Huxley
El hombre invisible de Ralph Ellison
Anna Karenina de León Tolstoi
El cuento de la criada de Margaret Atwood
El color púrpura de Alice Walker
Tres obras de Ernest Hemingway
Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina de la saga ‘Millennium’ de Stieg Larsson
Juego de Tronos de George R.R. Martin
2001: odisea del espacio de Arthur C. Clarke
Forrest Gump de Winston Groom
La chica del tren de Paula Hawkings
La hora de la araña de James Patterson, el primero de la serie de detectives de Alex Cross, nombrado uno de los 100 grandes libros estadounidenses de Public Broadcasting, entre otros.
En general, muchos de estos libros, hoy sacados de las bibliotecas públicas y escolares fueron adaptados al cine o a la televisión y su prohibición solo dispara las dudas sobre ¿hasta dónde llegará la censura?, ¿quién financia a los grupos de censores?, ¿se han leído hasta el final alguno de estos libros para decidir eliminarlo?, ¿los llegaron a entender?
Un retroceso o una neo-inquisición
La insistencia en eliminar libros con determinados contenidos de las bibliotecas es un claro retroceso cultural y cívico sobre todo, después de que valores como la tolerancia y la inclusión han ganado terreno en la sociedad estadounidense. “La prohibición de libros nos están haciendo retroceder”, dijo Emily Rosenstein, directora de la Ben Gamla Plantation School, una escuela pública Florida.
Los educadores afirman que han trabajado duro para garantizar que los estudiantes se vean a sí mismos en las historias de las bibliotecas. Al eliminar títulos, autores y personajes se margina a estudiantes que ya sufren históricamente de esa exclusión. «¿En un momento en que los educadores enfrentan tantos problemas críticos, incluida la escasez de docentes y la regresión conductual en los niños después de la pandemia, ¿vamos a eliminar libros porque alguien no está de acuerdo con los temas que contienen?», preguntan
Una cosa es garantizar que los temas sean apropiados para la edad, pero otra cosa es “evitar que los estudiantes tengan acceso a los libros”
Los censores son una minoría bien organizada
«El movimiento para prohibir libros está promovido por una minoría vociferante que exige censura», indicó Kasey Meehan, directora de PEN America, el proyecto de Libertad para Leer en Estados Unidos.
Los censores integran un movimiento muy bien organizado y con un buen financiamiento que les permitió en estos tres años lograr sus objetivos con eficacia en perjuicio de la sociedad, de la culturas y de los derechos ciudadanos. Sin embargo, la gran mayoría de los estadounidenses está en contra de las prohibiciones de libros.
Una encuesta nacional realizada por ALA determinó que más del 70% se opone a las restricciones y el 67% se opone a los esfuerzos para retirar libros de las escuelas y bibliotecas. La mayoría de los padres de las escuelas públicas creen que en las bibliotecas escolares debería haber una variedad de libros disponibles según la edad, incluidos títulos que aborden el racismo y temas LGBTQ+. Otra encuesta, realizada por NPR/IPSOS, concluyó que solo el 35% de los republicanos y el 5% de los demócratas apoyan los esfuerzos prohibir títulos de las bibliotecas.
«Creemos que nuestra Constitución, nuestra Primera Enmienda y nuestra Declaración de Derechos apoyan firmemente la idea de que ningún gobierno debería tener la función de decirle a la gente qué pensar o leer. Tenemos la responsabilidad de que en las bibliotecas y centros comunitarios haya libros que abarquen una variedad de ideas y opiniones y dejar que las personas tomen sus propias decisiones sobre qué leer», dijo Caldwell-Stone.
Demandas contra la censura y la prohibición
Varios estados iniciaron acciones legales contra la ola de prohibiciones de libros. En el condado de Escambia, Florida, PEN American, Penguin Random House, autores, padres y estudiantes han presentado una demanda federal contra la remoción de libros. Argumentan que su derecho a la libertad de expresión de la Primera Enmienda es violado por decisiones “basadas en objeciones ideológicas a sus contenidos o por estar en desacuerdo con sus mensajes o temas”.
También argumentan que las prohibiciones violan la Cláusula de Igualdad de Protección porque los libros objetivo son desproporcionadamente escritos por autores no blancos o LGBTQ+ que abordan temas de raza o identidad LGBTQ+.
En Arkansas, una coalición de bibliotecarios y libreros presentó una demanda federal alegando que una nueva ley estatal que criminaliza los intentos de proporcionar “un artículo dañino a un menor” es inconstitucional porque apunta a libros con temas LGBTQ+. Un juez federal emitió una orden judicial para bloquear temporalmente la ley, coincidiendo en que probablemente sea inconstitucional.
En marzo, un juez federal otorgó una orden judicial temporal que ordenaba al condado que devolviera los libros a los estantes. Entre los títulos eliminados se encontraba un libro para adolescentes que describía al Ku Klux Klan como una organización terrorista, y Caste: The Origins of Our Discontents, de la autora ganadora del premio Pulitzer Isabel Wilkerson, un análisis del racismo los Estados Unidos.