Una carrera de llamas por la conservación de los humedales se llevó a cabo este domingo en el sector de la Laguna de Anteojos, del parque nacional Los Llanganates, con la participación de niños de tres a once años. Los concursantes pertenecen a las comunidades Sacha y Cumbijín, cantón Salcedo, en la provincia de Cotopaxi, Ecuador, donde cada año se celebra la tradicional «llamingada».
En esta oportunidad, 25 menores con sus llamas se disputaron el primer lugar de la competencia de 400 metros de distancia, a cuatro mil metros de altura. Los pequeños cuidan, alimentan y establecen un nexo muy cercano con estos animales que pueden vivir hasta 15 años, al tiempo que los entrenan para el trabajo en el campo y la carrera. El secretario de la Federación de Comunidades Organizadas de Salcedo (FECOS), Abraham Salazar, explicó que esta actividad también tiene como propósito compartir la responsabilidad de la protección de los ojos de agua y del páramo, “ya que el agua es vida y por ende todos debemos inmiscuirnos en su cuidado”.
La programación del evento se hizo en conmemoración del Día Mundial de los Humedales y por eso se recordó que estos son esenciales para la vida del planeta y que lamentablemente están en peligro.
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El parque Llanganates, que abarca cerca de 220 mil hectáreas, alberga unas 300 lagunas, entre estas la de Anteojos, denominada así por su singular forma. Asimismo, en el Parque se encuentra el Complejo Llanganati, declarado sitio Ramsar por su importancia como hábitat de aves acuáticas. Cabe destacar que los sitios Ramsar llevan esa denominación porque fue en esa ciudad iraní donde se firmó el tratado intergubernamental, en 1971, para conservar y hacer uso racional de los humedales y sus recursos.
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Aliadas en la conservación de humedales
El director zonal del Ministerio del Ambiente, Diego Bastidas, señaló a la agencia Reuters, que esos camélidos son un aliado en la conservación de los humedales y los páramos por las características de sus patas, razón por la cual impulsan su crianza y reproducción en las comunidades.
“La llama tiene un menor impacto ambiental porque su pata tiene una forma de almohadilla y esto no afecta la compactación de la tierra en el páramo, a diferencia del ganado, que daña el ecosistema».
La Llamingada brinda la oportunidad de admirar los paisajes de los páramos andinos, de manera que fomenta el turismo local y nacional.
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