El Liverpool logró la gesta y ganó 4-0 al Barcelona para citarse en la final de la Champions League en el Wanda Metropolitano. Con dos dobletes de Wijnaldum y Origi, los de Klopp, que llegaban sin Salah ni Firmino a Anfield, volvieron a tomar la iniciativa ante los de Valverde, esta vez con la efectividad de su lado. Hoy no hubo Messi que salvara el desastre de los catalanes, que lanzaron la segunda parte de su pesadilla en Roma.
El comienzo del partido no pudo ser mejor para los locales. Los “reds” abrieron el marcador a los ocho minutos. Jordi Alba se equivocó en una cesión, recuperó Mané que se fue hacia al área y Henderson, tras aprovechar un mal despeje de Piqué, venció a Ter Stegen.
Definitivamente, era el peor escenario para el Barcelona. A pesar de que Valverde había dicho en la previa que su equipo saldría a Anfield sin contar con la ventaja, los azulgranas repitieron los errores que cometieron en el Camp Nou aunque esa noche no sufrieron por la falta de efectividad de los «reds».
De nuevo, el Liverpool fue el que mantuvo la iniciativa, superando con facilidad las líneas de los de Valverde. El Barça sufría los embates de los locales y se mantenía a flote gracias al gran trabajo, al menos en el primer tiempo, de sus centrales, Piqué y Lenglet.
Las mejores oportunidades de los visitantes llegaron gracias a los pies de Messi. El 10 culé tuvo la primera oportunidad clara para los suyos, después de una conexión de toques rápidos, pero tapó Allisson. Luego, Messi recibió de Rakitic un pase entrelíneas pero el argentino estuvo lento para rematar y le sacaron el balón en el corazón del área.
Liverpool fusila al Barcelona
Pero si a los de Valverde les faltaba efectividad, a los de Klopp les sobraba. El segundo gol llegó a los 10 minutos del segundo tiempo, que empezó con la misma dinámica del primero. Jordi Alba, de nuevo quedó retratado, Alexander-Arnold recogió el balón y se lo dio a Wijnaldum, que entró después del complemento y fusiló a Ter Stegen, aunque el alemán llegó a tocarla.
El Liverpool no perdió momentum y dos minutos después marcó el tercero para igualar la eliminatoria. De nuevo, Wijnaldum, esta vez de cabeza, tras recibir un centro de Shaquiri desde la izquierda. El golpe fue duro para el Barcelona. Valverde movió el banquillo, sacó a Coutinho y metió a Semedo. Igualmente, le dio entrada a Arthur por Vidal.
Pero nada de ello valió porque al 79, el Liverpool sentenció al Barcelona y la eliminatoria con un gol de Origi. Esta vez, los azulgranas se durmieron en un córner. Distraídos, no vieron cuando Alexander Arnold cobró el tiro de esquina y Origi se adelantó a Ter Stegen.
Ese fue el final para los de Valverde, que como en el Olímpico de Roma, no supieron encontrarse. Y otro año más, se quedaron a las puertas de la Orejona, esa «copa tan linda» que no ganan desde el 2015 y que Messi quería regresar a Barcelona. Y se van, como en la temporada pasada, dando una imagen pésima y que no tiene nada que ver con el legado de Cruyff que, para su suerte, sí tiene en el Ajax un digno representante.
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