Por Benito Guerrero
17/02/2018
Conseguir que el consumidor se emocione cuando descubra una botella de Bodega Otazu es el objetivo de Guillermo Penso, director general de la firma, y en este empeño focaliza el trabajo de su equipo. La vida de este venezolano no se entiende ahora sin Navarra, comunidad en la que trabaja para conseguir un gran salto cualitativo que haga de sus caldos un producto en el que encontrar algo más que vino.
Otazu no es solo una bodega. Se trata de una experiencia que agrupa múltiples destrezas como la viticultura, el arte y la historia. Los vinos se producen en una finca que tiene más de mil años. Allí conviven nueve familias herederas de una tradición vitivinícola que se remonta a varios siglos. Hoy, se dice que lo importante no es la botella sino el vino. Sin embargo, para Guillermo Penso la experiencia comienza desde que el consumidor ve la botella en un lineal.
Los planes de Guillermo Penso
¿De dónde viene Bodega Otazu?
Nuestra historia tiene muchas etapas. La bodega está situada en un señorío histórico que data del siglo XI. En aquel momento, era parte del Camino de Santiago y se convirtió en lugar de reunión de peregrinos y viticultores. De hecho, tenemos una iglesia románica del siglo XII que es el edificio más antiguo de la finca. Tradicionalmente, y hasta el siglo XIX, el valle en el que estamos ubicados era un lugar próspero para la viticultura debido a la calidad del suelo y a su clima. Después llegó la plaga de la filoxera, que puso en peligro todos los viñedos.
La etapa más reciente de Otazu comienza en 1989, cuando mi familia compra la finca para recuperar esa historia de viticultura. En 1992 se plantan las primeras viñas nuevas y, en en 1998, abre las puertas la bodega con la primera añada, la de 1995. Desde entonces, hemos producido vino y el proyecto ha ido evolucionando poco a poco hacia un propósito integral con varias aristas.
La exclusividad de los vinos de pago
La bodega cuenta desde 2009 con el reconocimiento de Vinos de Pago. ¿Qué supone para una bodega tener este título?
Lo primero es que tenemos que pasar muchos controles burocráticos. La idea del Pago es reconocer a aquellos proyectos que cuentan con una situación y climatología especial y, además, producen unos vinos con una personalidad singular. Para obtener este reconocimiento es necesario que uno haga el vino con uva propia, que es algo que no ocurre normalmente. Así, el Pago reconoce el viñedo, no el vino. En nuestro caso, las 17 parcelas de la finca cuentan con esta certificación.
¿Con qué tipo de uvas se elaboran los vinos de Otazu?
Nosotros empezamos con merlot, cabernet sauvignon y tempranillo para los tintos y chardonnay para los blancos. En 2016, se autoriza por primera vez en Navarra el cavernet franc y plantamos dos hectáreas de este tipo y, también, cepas pinot noir. Son plantaciones bebé que necesitarán cuatro años para que produzcan, pero jugando con nuestro clima y con nuestro suelo creemos que se pueden adaptar muy bien y aportar algo a los vinos que hacemos.
Mucho más que un buen vino
El de Otazu es un proyecto que alberga otras destrezas, ¿qué lleva a Guillermo Penso a interesarse por el arte además de por la viticultura?
Creemos que tienen cosas en común. Al final; una bodega artesanal como la nuestra; donde se hacen vinos con la uva propia, es un proceso muy creativo en el que no hay reglas establecidas. Este proceso tiene muchas similitudes con el arte como puede ser la búsqueda del concepto, la idea, el modo de creación, de innovar. Todos estos aspectos nos interesan mucho. En cualquier caso, el arte ha sido una pasión familiar desde siempre y conseguimos un espacio en el que podíamos reunir estas dos pasiones: el vino y el arte.
¿En qué consisten las colaboraciones que tenéis cada año con artistas de prestigio internacional?
Tenemos varias iniciativas que son muy divertidas. La más reciente es Genios de Otazu, en la cual la idea es que los artistas que viniesen no solamente diseñaran una etiqueta, ya que todos nuestros vinos tienen etiquetas creadas por grandes artistas, sino que salieran de su zona de confort con la vista puesta en dos objetivos.
El primero es que se conviertan en creadores de vino. Como los tintos surgen de ensamblajes, queremos que el artista participe de ese proceso de mezclado. Entonces, en septiembre, viene a vendimiar con su familia, saca las uvas, la pisa, prueba el mosto y, cuando el vino está envejecido, elige qué proporción de cada uva quiere que lleve su creación. Posteriormente, el artista customiza una barrica a su gusto y luego de ahí nace el etiquetado de ese caldo.
El enoturismo, la nueva moda
En enoturismo está cambiando el modo de entender el vino, ¿qué hacéis en Otazu para acercaros a esta tendencia?
Lo que nosotros tratamos de ofrecer son experiencias. Hemos elaborado un recorrido que pasa por la producción del vino; una visita histórica a nuestro señorío, el descubrimiento de nuestra galería de arte y el disfrute del vino, como no podía ser de otro modo. El visitante que viene a Otazu; independientemente del interés con el que venga; descubre otra cara de Otazu. El que viene con un sentido técnico; por ejemplo, puede admirar las decenas de obras de arte que albergamos en la bodega.
También hay gente que viene por el arte y descubre que contamos con vinos que cuentan una historia de estos artistas. Entonces lo que intentamos es llevar a cabo una visita experimental en la que el visitante pueda descubrirlo todo. De hecho, contamos con un programa que se llama private seller en el que le damos la oportunidad a los visitantes de mezclar su vino, tal y como hacemos con los grandes artistas.
En los últimos años se dice que en España la edad media del consumidor de vino ha bajado bastante, ¿cree Guillermo Penso que ha sido así?
Yo creo que es un problema a escala. Cada año se incorpora gente joven a la cultura del vino; sin embargo; creo que en ese sentido es lo contrario. En relación a otras épocas; el consumidor joven tarda más tiempo en interesarse por el mundo del vino. Hace 30 años; por ejemplo, nuestros papás desde muy pequeñitos el vino era parte de esa cultura. Hoy en día creo que esa gente joven tarda más en incorporarse a este mundo tan maravilloso y limitado que es el vino.
Los planes de futuro de Otazu
¿En qué momento se encuentra la bodega y qué planes de futuro tiene Guillermo Penso para el proyecto de Otazu?
Creo que estamos en un momento maravilloso. Hemos dado un giro de nuestra estrategia en todos los sentidos. A pesar de ser una empresa de 30 años de antigüedad; que debería estar consolidada; somos como una compañía recién creada que acaba de comenzar y que está haciendo cosas nuevas, que está siendo creativa.
Todas las ideas que hemos puesto en marcha recientemente se están empezando a consolidar. En 2017 hemos acabado vendiendo nuestros vinos en 36 países. Creo que estamos creciendo cada año y haciendo las cosas cada vez mejor; que es lo que nos interesa realmente.