La devastadora pérdida de los bosques es uno de los problemas más expuestos en la COP26. Con solo dos días de conferencia en Glasgow los líderes mundiales ya se comprometieron a trabajar colectivamente para detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para 2030, al mismo tiempo que se ofrece un desarrollo sostenible y se promueve una transformación rural inclusiva. Este sería el primer gran acuerdo de la cumbre climática y pone el foco principal en la selva amazónica de Brasil y la selva tropical del Congo.
Son 124 los líderes de los países que han firmado el compromiso titulado «Declaración de los líderes de Glasgow sobre los bosques y el uso de la tierra». Incluidos España, el Reino Unido, Canadá, Brasil, Rusia, China, Indonesia y los Estados Unidos. En total, estos territorios cubren alrededor del 85% de los bosques del mundo.
La declaración hace énfasis en las funciones críticas e interdependientes de los bosques de todo tipo, la diversidad biológica y el uso sostenible de la tierra «para permitir que el mundo cumpla sus objetivos de desarrollo sostenible; ayudar a lograr un equilibrio entre las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero y la eliminación por los sumideros; adaptarse al cambio climático; y mantener otros servicios de los ecosistemas». Además, incluye casi 14.000 millones de libras de fondos públicos y privados.
Los líderes de los más de 120 países además reafirmaron su compromiso con el uso sostenible de la tierra y con la conservación, protección, manejo sostenible y restauración de los bosques y otros ecosistemas terrestres. Pero para cumplirlo se requerirán más acciones transformadoras en las áreas interconectadas de producción y consumo sostenibles; desarrollo de infraestructura; comercio; finanzas e inversiones; y apoyo a los pequeños agricultores, los pueblos indígenas y las comunidades locales, que dependen de los bosques para su sustento y tienen un papel clave en su gestión.
Las promesas están bien, faltan las acciones
En 2014 los máximos líderes del mundo ya habían acordado hacer algo para evitar la pérdida de los bosques. Sin embargo, la medida no logró frenar la deforestación en absoluto. Por el contrario, en los últimos años la tala de árboles se ha incrementado. Contribuyendo así al cambio climático pues no hay suficientes árboles para absorber las grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) que se emiten. Además, es posible que los bosques agotados también puedan comenzar a liberar CO2, algo que preocupa a los científicos.
La promesa para detener y revertir la pérdida de bosques para 2030 pretende destinar parte del financiamiento a países en desarrollo para restaurar tierras dañadas, combatir incendios forestales y apoyar a las comunidades indígenas. Los gobiernos de 28 países también se comprometieron a eliminar la deforestación del comercio mundial de alimentos y otros productos agrícolas como el aceite de palma, la soja y el cacao.
Al respecto, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, dijo en Glasgow que «tenemos que detener la devastadora pérdida de nuestros bosques», y «poner fin al papel de la humanidad como conquistadora de la naturaleza y, en cambio, convertirnos en custodios de la naturaleza». El ministro de Medio Ambiente de Reino Unido, George Eustice, también valoró este acuerdo y lo calificó como «un avance realmente significativo».
El compromiso de los líderes sobre la pérdida de bosques y el uso de la tierra es una buena noticia. No obstante, es un gran desafío que requiere un trabajo arduo y en equipo. Sin contar con que muchos planes similares anteriores no han logrado sus objetivos.
Es fundamental contar con Brasil para revertir la pérdida de bosques
Aunque Brasil nunca ha asumido un compromiso de este tipo, es fundamental contar con su firma y su intención para evitar la pérdida de bosques. Recordemos que en su territorio se encuentra la mayoría de la superficie de la selva amazónica. El Gobierno del presidente Jair Bolsonaro ha recibido fuertes críticas por la deforestación de cientos de miles de kilómetros cuadrados de la selva más grande del mundo. Que incluso ha llegado a sus máximos niveles desde 2008. También aumentaron la cantidad de incendios, muchas veces consecuencia de la deforestación y las emisiones de CO2.
A pesar de que ahora Brasil se compromete en la COP26 a acabar con la deforestación ilegal en 2028, las organizaciones ecologistas que actúan en el país vienen destacando desde hace meses un deterioro sistemático del órgano de fiscalización para evitar el fenómeno en los últimos tres años. «Brasil logró la hazaña de ser quizás el único emisor importante que aumentó la contaminación en el primer año de la pandemia. Los datos confirman que los destructores de la selva, impulsados por la política antiambiental de Jair Bolsonaro, no se quedaron trabajando en casa», aseguró Marcio Astrini, del Observatorio del Clima.
Bolsonaro no asistió a la COP26 celebrada en Glasgow porque «todo el mundo le tiraría piedras», según declaraciones del vicepresidente de Brasil Hamilton Mourao. «El presidente Bolsonaro sufre una serie de críticas. Entonces, no va a ir a un lugar en el que todo el mundo le tiraría piedras. Allá estará un equipo robusto con capacidad de llevar adelante una estrategia de negociación», recalcó Mourao.
Cabe acotar que el acuerdo también recoge el compromiso para preservar la cuenca del río Congo. Aquí está la que es considerada segunda selva tropical más grande del planeta y es posible que aprueben nuevos fondos.
Pacto sobre el metano, el segundo gran anuncio
El pacto sobre el metano fue el segundo de los dos grandes anuncios hechos en Glasgow por los jefes de Estado y de gobierno. En la ciudad escocesa de Glasgow, los mandatarios acordaron recortar en un 30% al final de esta década sus emisiones de metano. El compromiso fue firmado por más de 80 naciones, entre ellos la mitad de los 30 principales emisores de metano.
El presidente de Estados Unidos Joe Biden llamó a que «más países se sumen» a este compromiso diciendo que «una de las cosas más importantes que podemos hacer en esta década decisiva es mantener 1,5 grados al alcance, es reducir nuestras emisiones de metano lo más rápido posible”. Esto marcará una gran diferencia.
EE UU se comprometió además a llevar a cabo dos nuevas propuestas, una a través de la Agencia de Protección Ambiental «que va a reducir las pérdidas de metano de los oleoductos y gasoductos nuevos y existentes”. Y otra «para trabajar con agricultores y ganaderos para reducir las emisiones de metano», según dijo Biden.
Además de beneficiar al planeta, Biden asegura que este cambio «también va a mejorar la salud física de las personas». Así como el suministro de alimentos al reducir la pérdida de cultivos y la contaminación relacionada a nivel del suelo. «Va a impulsar nuestras economías, ahorrar dinero a las empresas y reducir las fugas de metano». Además, ayudará a capturar metano y convertirlo en nuevos fuentes de ingresos y así como «crear empleos sindicales bien remunerados para nuestros trabajadores”, insistió en la COP26.