Los combustibles fósiles son uno de los principales agravantes de la crisis climática. Por ello, en el marco de la COP25, líderes indígenas y activistas de la organización ecologista internacional 350.org han llevado a cabo protestas en Madrid contra las compañías petrolíferas a causa de la fuga de petróleo que ha contaminado las playas y la vida marina en 11 estados de Brasil durante los últimos tres meses.
Las acciones de las empresas cuyo modelo de negocio se basa en la extracción y venta de petróleo son las que han tenido, a lo largo de la historia de la humanidad, un mayor impacto ambiental. Emisiones de gases de efecto invernadero, derrames de petróleo en aguas marinas son algunas de las acciones negativas que más han caracterizado a las compañías dedicadas a la producción de combustibles fósiles. De este modo, sus operaciones amenazan los ecosistemas, los medios de vida y la salud de las comunidades indígenas en todo el mundo.
La COP25 debe marcar un hito
Durante la protesta que ha tenido lugar en Madrid, Nicole Oliveira, directora ejecutiva de 350.org de Latinoamérica, ha hecho hincapié en que «los líderes indígenas y los jóvenes activistas de América Latina están presentes en Madrid para recordar a los gobiernos del mundo que nuestra lucha por la justicia climática es más fuerte y más urgente que nunca». Asimismo, afirma que mientras el impulso para una transición hacia energías socialmente justas «sigue creciendo, se vuelve más difícil y para los políticos y las compañías de combustibles fósiles ignorar la presión«, sentenciando que la COP25 «debe ser otro hito importante en este viaje».
Contaminación constante
Por otro lado, Ninawa Huni Kui, líder espiritual, presidente de la Federación de Pueblos de Huni Kui y miembro del Consejo de Pueblos Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB por sus siglas en portugués) ha declarado que la perforación petrolífera contamina las aguas subterráneas. Esto hace con que en estados como el de Acre u otras regiones de Brasil «las personas vivan a orillas del río» se encuentren con peces contaminados que terminan por «enfermar a las personas. El agua se vuelve no potable, no solo para las personas, sino para animales también», explica Ninawa Huni.
Por otro lado manifiesta que lo que hacen los combustibles fósiles es desarticular a las comunidades debido a que «las compañías de combustibles fósiles intentan obtener el apoyo de nuestras comunidades, diciendo que crearán empleos para los jóvenes, con el apoyo de la administración estatal. Esto crea conflicto en la comunidad«. Además, aunque no se coma pescado ni se beba agua, sigue existiendo el riesgo de enfermar por contaminación, ya que en la Amazonía «debido a la humedad, el aire mismo hace caer el agua contaminada a través de la lluvia», sentencia.
Frenar la expansión petrolífera
Andreia Takua, Organizadora de primera línea con Comunidades Indígenas para 350.org y Presidenta del Consejo Nacional de Salud Indígena (CONDISI por sus siglas en portugués) reitera que «la expansión petrolífera debe frenarse», ya que convierte a la naturaleza «en una mercancía», contaminando el suelo, agua y aire.
«Para nosotros los indígenas, nuestro medio ambiente es sagrado, no se puede vender. Entonces, cuando una parte de nuestra tierra o nuestro océano se subasta al mejor postor, parece que una parte de nosotros ha sido eliminada. Es como si hubiéramos perdido parte de nuestro espíritu», ratifica Andreia Takua.
Desastre ambiental
Mientras los líderes indígenas abogan por el cese de la expansión petrolífera, el Estado brasileño persiste en mantenerla. Estas perforaciones unidas a la deforestación creciente de la Amazonía que registra sus peores datos en décadas ejemplifican el desastre ambiental en el que se encuentra sumido Brasil.
Más de 60,000 pescadores artesanales y mujeres pescadoras en el noreste y partes de la costa sudeste de Brasil luchan para vender sus capturas debido a la contaminación de la vida marina en la región. Todo esto, tras tres meses desde el derrame de petróleo en la costa, aún de origen desconocido.
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