Penpa Tsering, jefe de la Administración Central Tibetana, una organización con sede en la India que actúa como gobierno del Tíbet en el exilio, acusa a China de imponer el monoculturalismo a los tibetanos, erradicar identidades étnicas y suprimir actividades políticas.
El Tíbet es un territorio remoto que comparte el monte Everest con Nepal y es mayoritariamente budista. Esta región del Himalaya, conocida como el «techo del mundo» debido a sus altas cumbres, sufre una nueva oleada de represión por parte del régimen de Xi Jinping. Pero, a la par, parece abrirse un vestigio de diálogo entre esos dos frentes.
Pekín reclama una soberanía centenaria sobre el Tíbet. Sin embargo, esta visión china del dominio imperial que abarca siglos, es cuestionada por las comunidades tibetanas exiliadas y los grupos de derechos humanos. Incluso, muchos tibetanos temen que su cultura budista corra el riesgo de ser erosionada por la dominación política y económica china.
Tsering visitó recientemente Estados Unidos, Canadá, América Latina y Europa para crear conciencia sobre la situación de los derechos humanos en el Tíbet. Mostró un panorama sombrío de la vida allí, acusando a las autoridades chinas de imponer el monoculturalismo a los tibetanos. También denunció a Pekín por crear un estado constante de miedo mediante una vigilancia exhaustiva, leyes antiespionaje y la recopilación generalizada de datos sensibles, entre otras medidas.
China ha sido denunciada por Estados Unidos y por otros países de maltratar a las poblaciones étnicas minoritarios y violar los derechos humanos. El Partido Comunista ha tomado medidas para someter a los uigures, en la ciudad de Xinjiang, y encerró a cientos de miles de personas en campamentos marginados y vigilados.
China busca borrar la cultura tibetana
También se acusa a China de gestionar internados de estilo colonial en el Tíbet, donde los niños son separados de sus familias, de su cultura, de su lengua y de su religión. Estados Unidos dijo en agosto que impondría sanciones de visa a funcionarios chinos imponer la «asimilación forzada» de chicos en el Tíbet. Los expertos de la ONU dicen que un millón de niños han sido separados de sus familias.
Tsering, jefe de la Administración Central Tibetana, indicó que el gobierno chino quería evitar el conflicto étnico asimilando a los jóvenes tibetanos. «Creo que están buscando una forma de gestionar la situación en el Tíbet sin perder la cara», señaló Tsering a la agencia alemana DW. «Saben que el statu quo es insostenible».
El líder pidió un mayor apoyo internacional a la causa tibetana. Subrayó que EE UU es el único país que tiene una ley sobre el Tíbet, la Ley de Política y Apoyo Tibetano aprobada por el Congreso estadounidense en 2020. La legislación da un espaldarazo al Tíbet. Convierte en política oficial estadounidense que la sucesión de los líderes budistas tibetanos, incluida la sucesión del Dalai Lama, se deje exclusivamente a los budistas tibetanos para decidir, sin interferencia del gobierno de China.
Tras afirmar que la Unión Europea está «fracturada en muchos sentidos», Tsering instó al bloque a tener una política exterior y comercial más uniforme hacia China.
Confió que mantiene contacto regular con los alrededor de 150.000 tibetanos en comunidades de la diáspora en todo el mundo. Representan sólo el 2% de la población tibetana total. Alrededor de 6,3 millones de tibetanos permanecen en China. Dijo que algunos tibetanos en el exilio estaban cada vez más frustrados por la falta de progreso en el diálogo con el gobierno chino.
UE expresa preocupación
Tsering mantiene «esperanzas» en el futuro de la causa tibetana. «Existe un espíritu inquebrantable de los tibetanos dentro y fuera del Tíbety nunca abandonaremos nuestra lucha», manifestó Tsering.
Sin embargo, Pekín no reconoce la CTA y la ha denunciado junto con el Dalai Lama por «intentar separar el Tíbet de China».
Durante años, las autoridades chinas también han criticado al líder espiritual exiliado como un «separatista» y un «lobo con túnica de monje». Pero el Dalai Lama ha dicho repetidamente que sólo busca una autonomía genuina para el Tíbet, no una separación de China.
En este contexto, Harsh V. Pant, profesor de relaciones internacionales en el King’s College de Londres, argumentó a DW que sería muy sorprendente que surgiera algo de la reanudación de conversaciones entre las partes.
«Estas discusiones clandestinas en diversas formas se llevan a cabo desde hace bastante tiempo, pero hasta ahora no ha habido nada que mostrar. Xi Jinping, después de abrir varios frentes a nivel global, ahora estaba tratando de dar un paso atrás», afirmó Pant.
«Ha habido un retroceso más fuerte de lo esperado por parte de varios actores globales. Y la economía china se está debilitando, por lo que Xi tiene un incentivo para relajarse», destacó. Sin embargo, añadió, que «es muy poco probable que el Tíbet sea un área donde Xi lo haga».
Este viernes se produjo una cumbre UE-China en Pekín. Al término, el bloque expresó su preocupación por la libertad de religión y los derechos de las minorías en Xinjiang y el Tíbet. «También destacamos casos de preocupación específica, como las violaciones de derechos humanos en Xinjiang o el Tíbet», dijo Charles Michel, presidente del Consejo Europeo.