Por Jon Pagola
25/11/2017
Lo ha repetido millones de veces: el rock and roll le ha salvado la vida. Liam Gallagher –el entrañable bocazas del britpop, el cantante más carismático de su generación– ha sufrido en silencio desde que Beady Eye se disolvió en 2014, víctima de su propia intrascendencia. Cuando el grupo que formó tras el estallido de Oasis se esfumó, pasó más de un año enredado en un divorcio millonario en el que llegó a fichar a la baronesa Fiona Schackleton, conocida por haber representado al príncipe Carlos, Madonna y Paul McCartney. La engorrosa burocracia no está hecha para casi nadie, pero menos para una estrella de rock como Liam Gallagher.
Con 20 años decidió que iba a montar un grupo de música para escapar de una deprimente ciudad industrial. Se llamaban Oasis. Con 45 años el plan es básicamente el mismo: cantar alto y fuerte, ser el número uno, intentar volver por sus fueros y olvidarse de líos domésticos. De ahí el premonitorio título de su debut, As You Were. Como ya es habitual con el hermano pequeño de los Gallagher, la campaña de marketing ha sido medida al milímetro. En los últimos meses ha multiplicado sus apariciones en los medios, ha tocado en grandes festivales, le han caído varias collejas a su hermano por girar con U2 (“Bono debería ser mi telonero”, ha sentenciado) y los singles de adelanto, estupendamente escogidos, nos han puesto los dientes largos.
¿Ha cumplido con las expectativas? ¿Son estas doce canciones para tanto? ¿Liam ha renacido de sus cenizas? Que nadie espere una segunda parte de Definitely Maybe, pero debemos reconocer que la jugada ha sido maestra. Ya se sabe que Liam Gallagher no puede componer canciones tan redondas como las de su hermano Noel, así que la mayoría de los cortes de As You Were han sido coescritos con productores cotizados en el pop contemporáneo como Greg Kurstin, Dan Grech Marguerat y Andrew Wyatt. Los discos de Beck, Adele, The Shins o Foo Fighters no serían lo que son sin sus aportaciones.
Para viejos y nuevos fans
Y ahora viene la pregunta del millón, la pregunta de todas las preguntas: ¿podría colar como un disco de Oasis? Sí y no. Las influencias siguen siendo las mismas de siempre (Beatles, Rolling Stones, T Rex, etc.), pero estamos ante un trabajo menos atemporal y ligeramente más arriesgado y pop, ideal para contentar a viejos y nuevos fans. La vieja guardia debería hacerle la ola por la energía de Come Back To Me, las delicadas armonías de Paper Crown o la primera estrofa de For What It´s Worth, esa en la que se hace una enmienda así mismo: “In my defense, all my intentions were good / and heaven owns a place somewhere for the misunderstood”.
Liam canta cada verso como si fuera a comerse el mundo. Rezuma pasión. A la cara B le falta alguna canción majestuosa y hay cortes de relleno (la inflada You Better Run, When I´m In Need ), pero el conjunto resulta bastante más satisfactorio de lo esperado. En su madurez, liberado de la sombra de su hermano, se estrena con un notable debut. De momento, ha entrado como número uno en las listas de éxito de Inglaterra. El rock le ha devuelto al trono. Le ha vuelto a salvar. Parafraseando a los Who, The kid is alright.