La nueva Ley de Educación se ha topado con un muro inquebrantable de defensores de la lengua española. Más de 80 intelectuales, lingüistas y académicos han elaborado un manifiesto en repudio a los pretendidos “ataques” al castellano de la llamada Ley Celáa . Paradójicamente impulsada por el Ministerio de Educación.
Los firmantes de ese texto, abierto a nuevas adhesiones, no ven como algo «anecdótico» el espíritu y letra de la nueva ley de Educación. La perciben más bien, como «una obra de ingeniería social muy grata a todos los regímenes totalitarios» e «incompatible» con una democracia.
Salen, por tanto, en rechazo a la propuesta legislativa y, en defensa de la «lengua común, española y universal», hablada por casi 600 millones de personas. Consideran que se trata de una de las «mayores aportaciones de España, si no la mayor», además de que, como escritores, es su «herramienta esencial de creación».
El manifiesto contra la Ley Celaá es avalado por intelectuales, letrados y políticos en descanso vinculados al partido de gobierno. Entre ellos cuentan Antonio Burgos, José Calvo Poyato, Jesús García Calero, Carmen Posadas, Manuel Pimentel, Elvira Roca Barea, Joaquín Leguina, Luis Antonio de Villena, Javier Sierra, Luz Gabás, Isabel San Sebastián, Joan Juaristi, Luis del Val, Juan Eslava Galán, entre otros.
Los intelectuales en franca confrontación con la Ley Celaá
En el pronunciamiento los intelectuales denuncian que la Ley Celaá es «aprobada a instancias del independentismo y asumida como propia por el Gobierno». Servirá, dicen, para «alfombrar definitivamente» el camino para que se pueda erradicar el castellano en la enseñanza de las escuelas. «Tanto en Cataluña como en las comunidades a las que también se les antoje hacerlo».
Asimismo, indican que con el mamotreto jurídico pretenden “cortar a hachazos el cordón umbilical. Y los lazos de unión que ensamblan y cimientan el sentimiento de pertenencia a una misma nación”.
El grupo se une su voz a las de la Real Academia Española, contra los “insólitos ataques” a la lengua desde algunas comunidades autónomas. «Se ha venido dando un sistemático arrinconamiento y postergación de la lengua común de los españoles. En especial donde los independentistas ejercen el poder”, subrayaron.
Consideran que el último paso ha sido un salto cualitativo, una Ley Nacional de Educación, que ha eliminado de su articulado tanto la condición del castellano como idioma oficial, como la de ser lengua vehicular de la enseñanza en el Reino. En la cuna de la hispanidad y de la lengua de Cervantes.
En EE UU defienden el español
La RAE fue una de las primeras entidades en enfilar su sapiencia en resguardo de la integridad del español. Respaldado por una comunidad cultural que integran cerca de 600 millones de personas y más de 485 millones que lo tienen como lengua materna.
Dijo la institución entonces que “carecía de competencias para pronunciarse sobre problemas de constitucionalidad”, pero expuso su profunda “preocupación porque el texto legal no ponga en cuestión el uso del español en ningún territorio del Estado”.
Ahora, acompañando ese propósito, se le suma la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Argumenta, al igual que la RAE y los intelectuales, que la Ley Celaá no solo afecta a España, sino también al mundo de habla hispana.
«Pertenecemos a la familia de las 23 academias de la lengua española en cuatro continentes (ASALE). Nuestra perspectiva no es política sino académica. No se trata de desconocer otras lenguas ni de imponer una sobre las demás, sino de defender un patrimonio universal. Y velar por su conservación y desarrollo en todos los ámbitos de la cultura y la sociedad», argumenta.
Al igual que la RAE se puso a disposición del Gobierno de España para prestar el asesoramiento que considere necesario. Mientras, el proyecto de ley se tramita en el Senado.
Las cartas a Papá Noel en euskera, no en castellano
Ese “sistemático arrinconamiento” de la lengua en algunas comunidades, como lo señala el manifiesto de intelectuales sobre la Ley Celáa, se hace patente en estas fechas en Leioa, en el País Vasco. Miles de niños han recibido una carta navideña que, lejos de abrigar mensajes de hermandad y calidez, suscita polémica.
La misiva, enviada por el Ayuntamiento que gobiernan en coalición PNV y PSE, exige a los pequeños de la localidad vizcaína que escriban al Olentzero (Papá Noel vasco) en euskera en lugar de en castellano. Incluso amenaza con dejar sin regalos a quienes no lo hagan..
“Debo daros un tirón de orejas, ya que los tres sabemos que la mayoría sabéis euskera, pero aun así recibimos muchas cartas en castellano. Nosotros, en cambio, casi no sabemos castellano. Y tenemos que hacer un esfuerzo terrible para entenderlas”, se quejan el carbonero y su esposa en un largo texto escrito en los dos idiomas.
Señalan que esa opción hace que algunas veces» se queden “sin poder leerlas” y, en consecuencia, “sin enterarnos de vuestros deseos”.
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