Su Santidad, el Papa Francisco, abogó nuevamente por la conservación del medioambiente. Un número muy reducido de personas regresó a la Plaza de San Pedro en el Vaticano este domingo para escuchar el mensaje del Obispo de Roma, quien conmemoró un nuevo aniversario de la encíclica Laudato Si (Alabado seas), sobre el cuidado de la casa común.
El Sumo Pontífice entregó su mensaje vía Internet. Los asistentes a la Plaza de San Pedro usaron mascarillas y mantuvieron el distanciamiento social, mientras observaban a través de grandes pantallas.
Laudato Si, la encíclica medioambiental
En el aniversario de la encíclica Laudato Si, el Papa Francisco envió tres mensajes claves para la conservación de la naturaleza y la lucha contra el cambio climático.
Pidió la reducción de los combustibles fósiles, respaldó el consenso científico que indica que la actividad humana es en gran parte responsable del calentamiento global e instó a los católicos a meditar sobre el medio ambiente.
La reflexión se trata del comienzo de un año especial no solo para analizar el contenido de la encíclica, sino para cuidar de la casa común y de los hermanos más vulnerables. El mensaje del Santo Padre cierra la Semana del Laudato Si, una campaña global que conmemora el quinto aniversario de la carta solemne que en 2015 entregó a la comunidad católica.
San Francisco de Asís
«Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos….»
Así comienza la encíclica del Papa Francisco, donde insta a que la ecología integral se convierta en un paradigma de justicia. La carta dividida en seis capítulos toma su nombre de una de las invocaciones que contiene el Cántico de la Criaturas (Laudes Creaturarum) de san Francisco de Asís.
La carta recoge desde un punto de vista colegial las reflexiones sobre el medioambiente de las Conferencias Episcopales en todo el mundo. Concluye con una oración interreligiosa y otra cristiana para el cuidado de la Creación.
Con la encíclica el Papa busca seguir los pasos de san Francisco de Asís para que el cuidado de la naturaleza y la equidad entre los pobres sea un compromiso inseparable en la sociedad.
Cuidado de la naturaleza y la dignidad humana
De acuerdo con la encíclica, la Tierra ha sido «maltratada y saqueda«, por lo que el ser humano debe asumir la responsabilidad de cuidarla. Un compromiso que incluye la eliminación de la miseria, la atención a los pobres y el que todos tengamos acceso a los recursos del planeta.
En la encíclica papal se enumeran todos los males de la Tierra: la contaminación, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la deuda ecológica entre el Norte y el Sur, el antropocentrismo, la preeminencia de la tecnocracia y las finanzas y la propiedad privada por encima del destino universal de los bienes.
Males que encaminan al mundo en la cultura del descarte, donde se atropellan los derechos de los niños, se abandona a los ancianos y se reduce a muchos a una vida de esclavitud.
Un año para reflexionar
El año para reflexionar sobre la encíclica papal comienza este 24 de mayo hasta el 24 de mayo de 2021. Este período especial está promovido por el Dicasterio del Desarrollo Humano Integral, cuyo propósito es alcanzar en siete años el compromiso público común hacia la sostenibiliadad total.
En el mensaje de este domingo, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, el Papa Francisco también saludó muy especialmente a los católicos de la China continental que celebran la fiesta de la Santísima Virgen María «Ayuda de los cristianos», venerada en el Santuario de «Nuestra Señora de Sheshan», cerca de Shanghái.
Los católicos en China están viviendo la reunificación de la Iglesia tras cincuenta años de división (entre iglesia oficial e iglesia clandestina leal a Roma). En 2018, el Vaticano y Pekín firmaron un pacto donde todos los obispos reconocían la autoridad papal.
El acuerdo, que se renovará en septiembre, ha dividido al mundo católico. Los que critican el pacto consideran que el Obispo de Roma cedió ante el gobierno comunista de China.
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