La pandemia del coronavirus dejará más de 29 millones de nuevos pobres en Latinoamérica y provocará miles de desplazamientos internos. La región teme más al hambre y a la pobreza producto de la crisis sanitaria que a la COVID-19.
El bloqueo de actividades productivas, educativas, financieras y culturales en todo el mundo ha empeorado su situación en ese grupo de países que mostraban preocupantes índices en materia social, educativa y de desarrollo económico
La precaria situación sanitaria y el parón económico han generado miles de desplazamientos internos en la región. Muchos que residían en las grandes ciudades se quedaron sin empleo y vuelven a sus ciudades de origen.
29 millones de nuevos pobres
Los más recientes estudios del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas y de la asociación civil Acción contra el Hambre acerca de los efectos de la pandemia en Latinoamérica calculan que 29 millones de personas entrarían en una situación de pobreza y 14 millones de podrían quedar vulnerables al hambre y la desnutrición.
“En una región en la que una de cada tres personas se encontraba en inseguridad alimentaria antes de la aparición de los primeros casos de COVID-19, la contracción de un 5% de la economía y el aumento de más de 11 puntos en el desempleo harán de esta la mayor crisis del último siglo”, señala Benedetta Lettera, responsable regional de Acción contra el Hambre.
A la organización no gubernamental le preocupa especialmente los movimientos de retorno de migrantes ante la ralentización de la economía y la situación de población indígena en zonas de frontera.
En Perú, con 88.000 casos confirmados, más de 165.000 personas han solicitado al gobierno que los ayude a abandonar. La pérdida del empleo les hace imposible mantenerse.
«En Lima no tardó en reaparecer el mercado ambulante luego de más de 40 días de aislamiento. No se respeta el aislamiento social obligatorio, necesitan un medio de sustento», dice América Arias, directora de Acción contra el Hambre en Perú.
El tema migratorio
Las limitaciones de movimientos y los confinamientos preventivos son cada vez más difíciles por su impacto en la alimentación diaria de millones de personas.
En Centroamérica, la preocupación socioeconómica y sanitaria se hace extensible por partida doble a la cuestión migratoria. Las remesas de dinero enviado por los migrantes guatemaltecos en el exterior se reducirán al menos un 25% justo cuanto más lo necesitan las familias.
Además, Estados Unidos y México han continuado las deportaciones de los migrantes detenidos en sus fronteras. Y algo grave, lo hacen sin las debidas verificaciones de salud. Como consecuencia, un número indeterminado de de nacionales han regresado enfermos de la COVID-19. «El sistema asistencial y de salud se encuentra sometido a su mayor presión”, dice Miguel Ángel García, director en Centroamérica.
El director en Colombia, John Orlando, mostró también su preocupación por los cientos de venezolanos que intentan regresar. «Llegan buses de diferentes países a los departamentos fronterizos» y es fundamental garantizar los medios de protección para minimizar los riesgos de contagio a ambos lados de la frontera», indicó.
Víctimas del hambre
Por otro lado, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas advierte que el impacto socioeconómico de la pandemia de la COVID-19 en América Latina y el Caribe puede dejar este años a alrededor de 14 millones de personas vulnerables al hambre.
«Es vital y urgente que brindemos asistencia alimentaria a la creciente cantidad de personas vulnerables, así como a los que dependen del trabajo informal. Todavía tenemos tiempo para evitar que la pandemia se convierta en una pandemia de hambre», dijo Miguel Barreto, director regional del Programa para América Latina y el Caribe.
La estimación sugiere que 10 millones de personas podrían ser empujadas al hambre en 11 países de la región. La cifras incluye a los pequeños estados insulares en desarrollo en el Caribe. Este número se sumaría a los 3,4 millones de personas que en 2019 se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria. Mientras la pandemia avanza por Latinoamérica, el hambre y la pobreza le siguen los pasos.
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