Las vacunas CoronaVac y Sinopharm, elaboradas en China, representan casi la mitad de las 7.300 millones de dosis administradas a nivel mundial. Han sido importantes en la lucha contra la pandemia, particularmente en las naciones más pobres. Sin embargo, estudios de seguimiento advierten que la inmunidad de ambas vacunas chinas disminuye rápidamente y la protección ofrecida a las personas mayores es limitada.
Esta semana, el grupo asesor de expertos en vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó una tercera dosis para personas mayores de 60. Pese a que el organismo había pedido en agosto una moratoria a esas inoculaciones de refuerzo.
La recomendación es «sensata y necesaria», dice Manoel Barral-Netto, inmunólogo de la Fundación Oswaldo Cruz en Salvador, Brasil.
Varios países ya están ofreciendo terceras dosis a todos los adultos o están probando enfoques de combinación. Algunos expertos incluso se preguntan si los jabs de China, basados en virus inactivados, deberían continuar utilizándose cuando haya otras opciones disponibles.
Pero otros dicen que las vacunas todavía tienen un papel importante que desempeñar. “Estas no son malas vacunas. Son solo vacunas que aún no se han optimizado”, señala Gagandeep Kang, virólogo del Christian Medical College en Vellore, India.
CoronaVac, producida por la empresa Sinovac con sede en Beijing, es la vacuna COVID-19 más utilizada en el mundo. No se queda atrás la vacuna desarrollada por la estatal Sinopharm.
A mediados de 2021, la OMS aprobó las dosis para uso de emergencia, sobre la base de datos limitados de ensayos clínicos. Entonces destacó que la CoronaVac fue 51% y Sinopharm 79% efectivas para prevenir enfermedades sintomáticas. Con el 63% de eficacia resultó la vacuna de vector viral de la Universidad de Oxford-AstraZeneca. Y con 90% las vacunas de ARNm desarrolladas por Pfizer-BioNTech y Moderna.
Inmunidad de vacunas chinas a prueba
Ambas dosis utilizan el virus SARS-CoV-2 muerto, por eso se llaman inactivadas. Los investigadores dicen que estas vacunas chinas parecen ser menos potentes en su inmunidad porque desencadena una respuesta inmune contra muchas proteínas virales. Por el contrario, las vacunas de ARNm y de vectores virales se dirigen a la proteína de pico, que es la que usa el virus para ingresar a las células humanas.
“No se elige el objetivo con vacunas inactivadas, simplemente se agregan todos estos antígenos diferentes”, explica a Nature, Jorge Kalil, inmunólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo, Brasil.
En China se han administrado alrededor de 2.400 millones de dosis de esas vacunas, pero casi 1.000 millones de dosis se han destinado a otros 110 países. A principios de este año hubo aumentos repentinos de la COVID-19 en varios países que habían vacunado a muchas personas con estas dosis. Como Seychelles e Indonesia, de allí que surgieron preguntas sobre la protección que ofrecían.
Desde entonces, se han realizado numerosos estudios en países como Brasil, Chile y Tailandia, para comprender la inmunidad y la protección menguantes en diferentes grupos.
Algunos estudios han encontrado que las vacunas inactivadas de China inicialmente generan niveles más bajos de anticuerpos «neutralizantes» o bloqueadores de virus. Considerados un sustituto de la protección, y que estos niveles disminuyen rápidamente con el tiempo.
Una investigación en 185 trabajadores de la salud en Tailandia, aún no revisado por pares, encontró que el 60% tenía niveles altos de anticuerpos neutralizantes un mes después de recibir una segunda dosis de CoronaVac. En comparación con el 86% de los que habían recibido dos inyecciones del Vacuna Oxford-AstraZeneca.
Muchos estudios conducen a una inmunidad corta
Opass Putcharoen, especialista del Centro Clínico de Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Cruz Roja Tailandesa en Bangkok, se refirió a la inmunidad de esas vacunas chinas.
Indica que el equipo de científicos descubrió que tres meses después de recibir la segunda inyección de CoronaVac, la prevalencia de anticuerpos se redujo a solo un 12%.
Pero «la disminución de los anticuerpos no es necesariamente lo mismo que la disminución de la protección inmunológica», sostine Ben Cowling, epidemiólogo de la Universidad de Hong Kong. Él dice que las vacunas inducen respuestas inmunes complejas, incluidas las células B y las células T, que podrían tener una vida más larga que los anticuerpos neutralizantes.
Otro estudio de Hong Kong, que no ha sido revisado por pares, mostró que CoronaVac induce una respuesta de anticuerpos significativamente menor. Al cotejarla con la inyección de ARNm de Pfizer-BioNTech un mes después de dos dosis, pero la respuesta de las células T fue comparable.
Una investigación, no revisada por pares, de trabajadores de la salud en China, también encontró que las células B y las células T específicas para el SARS-CoV-2 podrían detectarse cinco meses después de dos dosis de la vacuna Sinopharm. Hasta ahora, los estudios que evalúan la protección a lo largo del tiempo son limitados.
Pero el análisis preliminar de una campaña de vacunación masiva con CoronaVac en Chile sugiere una pequeña pero significativa disminución en la eficacia contra la enfermedad. Aunque la protección contra la hospitalización sigue siendo alta, afirma Eduardo Undurraga, investigador de salud pública de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Los investigadores dicen que debido a que las vacunas inactivadas chinas comienzan en una base más baja de anticuerpos neutralizantes, la protección podría disminuir más rápido que aquellas con una ventaja más fuerte.
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