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Durante el siglo XIX y primera mitad del XX, las mujeres Pirineo Catalán desafiaron los roles femeninos de su época y desarrollaron el oficio de trementinaire. Se destacaron por su amplio conocimiento de las hierbas y sus propiedades medicinales.
El oficio de trementinaire existió en el Pirineo Catalán hasta la llegada de la industrialización a las zonas rurales y permitió que estas mujeres fuesen el motor económico de sus familias y de las regiones que habitaban. En un artículo publicado en el Journal for the History of Knowledge, la profesora Elisa Garrido Moreno, de la Universidad Autónoma de Madrid propone una revisión de los aporte al conocimiento de las experiencias individuales de estas mujeres con el mundo natural, de la autonomía femenina y al mantenimiento del ecosistema en el que vivían.
Garrido Moreno ofrece una reflexión sobre las trementinaires para comprender el papel de los saberes al margen, en este caso, el de las mujeres rurales sobre el medio natural, cuyas voces no han estado bien representadas en la construcción de conocimiento sobre la naturaleza y sus recursos. El texto parte de un proceso de documentación a partir del estudio etnográfico publicado por Joan Frigolé Dones que anaven pel món (2005) y la colección documental del Museu de les Trementinaires (Lleida) que conserva la memoria oral y material de estas mujeres.
El oficio de trementinare
Era un oficio itinerante. Durante los meses cálidos, se recogían, catalogaban y guardaban las especies más necesarias para la elaboración de sus fórmulas. Precisamente, el nombre por el que eran conocidas (trementinaire) viene de la esencia de trementina, un remedio por el que eran especialmente demandadas.
Tras la colecta y con la llegada del frío, abandonaban el núcleo familiar, dejando a los hombres al cuidado de la familia en el hogar, para emprender largos viajes con el fin de comercializar sus productos y abastecer a sus clientes de los remedios que iban a necesitar durante el invierno.
Aquellos viajes podían durar meses, lo cual pone de relevancia el desafío a los roles de género que aquello suponía para el funcionamiento tradicional de la familia, en un tiempo en el que no era frecuente ver a mujeres viajando en solitario y, mucho menos, comerciando y ejerciendo su propio oficio.
El artículo destaca este hecho y, además, revela una serie de tecnologías y prácticas propias, elaboradas por ellas. Por ejemplo, las bolsas que empleaban para transportar y secar las hierbas se confeccionaban con ropa de cama, tejidas con viejas fundas de cojines. Para la recolección de setas y hongos, también desarrollaron un método particular, secándolos y enhebrándolos como collares. El aceite de trementina se solía transportar en latas metálicas singularmente atadas al cuerpo durante las extensas travesías.
Conocimiento oral
Los saberes de las trementinaires se transmitían de forma oral, entre abuelas, madres e hijas, y se guardaban como secretos de familia. Esta mujeres han permanecido al margen de la historia del conocimiento. Resulta tremendamente difícil encontrar referencias escritas de sus aportaciones.
Gracias a su amplio conocimiento de los recursos naturales, generalmente inaccesible para las mujeres de su tiempo, las trementinaires lograron desarrollar un oficio que venía a cubrir las necesidades médicas de muchas de las familias que vivían en los alrededores del valle y las ciudades cercanas.
En ocasiones, se las calificaba de “brujas” en los lugares que visitaban, una acusación injusta que se basaba en cuestiones erróneas sobre la moral y los prejuicios del ideal femenino de la época.
Sobre ello también reflexiona el estudio. Conocimientos “brujeriles” y científicos, frecuentemente, se confunden cuando se trata de la historia de las mujeres. Son estereotipos que deben ser superados. En el caso de las trementinaires, su conocimiento especializado incluía la identificación de multitud de especies, dónde encontrarlas, cómo conservarlas, cuando recolectarlas y cómo aplicarlas.
Su sabiduría acerca de su entorno natural no solo era una cuestión de conocimiento, sino una forma de supervivencia; unos conocimientos que resultan de tremenda actualidad, dada la situación medioambiental que ha sido provocada, en parte, por la separación progresiva entre el ser humano y la naturaleza.
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