Bañarse elimina los olores corporales. Unos prefieren darse una ducha al levantarse, para comenzar el día con más energía y otros eligen hacerlo antes de acostarse a dormir, buscando relajarse y tener el más largo y tranquilo descanso. El profesor James Hamblin, quien enseña en la Escuela de Medicina de la prestigiosa Universidad de Yale, prefiere no hacerlo nunca. Lleva cinco años sin bañarse.
El especialista en medicina preventiva, de 37 años de edad, explica que su decisión de no bañarse desde 2015 fue para ver cómo reaccionaba su cuerpo. Con el tiempo, su cuerpo se acostumbró y poco a poco dejó de oler tan mal, aunque no usara desodorante ni jabón. Su piel no se volvió tan grasienta desde que dejó de usar jabones fuertes. Con respecto a su cabello, al tiempo de no usar champú se dio cuenta que ahora luce mucho mejor ya que no elimina los aceites naturales que produce el cuero cabelludo.
Su modus operandi
Lo principal para él fue entender que lleva tiempo ver el efecto que produce no bañarse, no es algo que sucede de la noche a la mañana. No es inmediato. Hubo momentos en los que Hamblin se quería duchar porque lo extrañaba, olía mal y sentía que tenía grasa. Pero una vez que su cuerpo se acostumbró eso empezó a pasarle cada vez menos.
Hamblin se enjuaga cuando lo necesita o cuando lo desea, sólo con agua, rápido, especialmente cuando tiene el cabello como si se hubiese acabado de despertar o si visiblemente tiene algo sucio. «Pero puedes exfoliar, puedes eliminar los aceites simplemente frotando con las manos y peinando tu cabello ocasionalmente. Y eso es todo». Eso sí, asegura que se lava las manos y los dientes varias veces al día.
«Tengo un olor propio, huelo a persona»
Su teoría es que el olor de los cuerpos es producto de bacterias que viven en nuestra piel y se alimentan de las secreciones aceitosas del sudor y las glándulas sebáceas que están en la base de nuestros folículos pilosos. Cuando te duchas agresivamente, destruyes los ecosistemas. Se repueblan rápidamente, pero las especies quedan desequilibradas y tienden a favorecer los tipos de microbios que producen mal olor. Por eso, cuando dejas de ducharte hay un momento en el que tu ecosistema llega a un estado estable y dejas de oler mal. No hueles como agua de rosas. Simplemente hueles como una persona.
Hamblin dice que tiene un olor propio, que a su mujer le gusta y que para otras personas «no está mal». En la actualidad, el profesor asegura que todos esperamos que la gente no huela a nada o que huela a perfume, colonia, gel de baño o de lo contrario significa que huelen mal, y eso no es algo normal.
«Ducharse es algo moderno, no es tan necesario»
El profesor de la escuela de Salud Pública en Yale explica que la ducha diaria es un concepto muy moderno. Antes no solíamos tener agua corriente. La mayoría de la gente no tuvo acceso a agua corriente hasta los últimos cien años, así que bañarse era algo que quizás la realeza podía hacer, los reyes y las reinas, pero que la gente solo podía hacerlo ocasionalmente. Quizás se metían en un río o en un lago, «pero no era algo que necesitáramos hacer todos los días», asegura.
Antes los seres humanos no teníamos la capacidad de producir en masa. Por lo que mucha gente usaba jabones caseros y tampoco los utilizaban todos los días porque eran muy duros para la piel. «Por eso digo que es algo muy moderno, que la ducha es una preferencia, pero no una necesidad médica», afirmó.
Su experimento es parte de una investigación
Hamblin publicó en la revista estadounidense The Atlantic en 2016 I Quit Showering, and Life Continued (Dejé de ducharme y la vida continuó). En el artículo calcula que los humanos pasamos dos años completos de nuestras vidas bañándonos. «¿Cuánto de ese tiempo (y dinero y agua) es un desperdicio?», pregunta.
Este año publicó otro artículo que tituló: You’re Showering Too Much (Te estás duchando demasiado). Y aunque Hamblin insiste en que nunca dejemos de lavarnos las manos con jabón, cree que con otras partes del cuerpo no deberíamos ser tan persistentes.
Ducharse cada vez menos para ver la reacción de su cuerpo fue parte del proceso de investigación para su libro. Además conversó con una amplia gama de personas, entre ellas especialistas de diferentes campos, como dermatólogos, inmunólogos, alergólogos, incluso teólogos. Estuvo en fábricas de jabones y laboratorios de microbiología y se adentró en la teoría y en la historia, varios siglos atrás, para regresar a lo que es hoy la próspera industria de los productos para la piel.
Entonces ¿es necesario bañarse?
Elaine Larson, una experta en enfermedades infecciosas, de la Universidad de Columbia considera que los humanos nos bañamos por razones estéticas. «La gente cree que se ducha por higiene o para estar más limpia, pero bacteriológicamente no es el caso». La decepción del ser humano que, además de bañarse todos los días, busca productos antibacteriales, no podría ser más grande. Una investigación de Larson, publicada en la revista Anales de Medicina Interna, desmitificó que esos productos fueran mejores que el jabón normal para disminuir el riesgo de enfermedades infecciosas.
El estudio se extendió durante 48 semanas y empleó productos de acceso habitual en los supermercados para la higiene personal y el lavado de la ropa. «Los productos antibacteriales no redujeron el riesgo de síntomas de infecciones virales en hogares de personas sanas», estableció. Aunque eso no descarta que su uso «beneficie a personas inmunodeprimidas o con infecciones cutáneas o gastrointestinales».
Larson simplificó la cuestión: bañarse elimina los olores corporales, por ejemplo si uno ha ido al gimnasio, pero en lo que respecta a la protección de la salud, lavarse las manos regularmente es, con toda probabilidad, adecuado.
Una encuesta de Euromonitor International encontró que en el mundo la gente se baña una vez por día. La frecuencia de ducha es similar en España, Francia y la India, aunque en México, Medio Oriente y Australia es mayor, de 8 duchas semanales. Y en países más cálidos, como Colombia y Brasil, la gente llega a bañarse 10 y 12 veces por semana, respectivamente. Por debajo del promedio, con 5 duchas semanales, se ubican Japón, el Reino Unido y China.
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