Llevar el ritmo a una melodía parecía reservado a los seres humanos. Aunque algunos, más prodigiosos, no solo pueden seguirla sino imaginarla, construirla, disfrutarla. Investigadores de la Universidad de Tokio interesados en las capacidades auditivas, sensoriales y cerebrales de los animales, encontraron que las ratas tienen ritmo y pueden moverse y bailar en función de los compases de la música. Desde Mozart hasta Lady Gaga.
A los ratones y las ratas los suelen emplear en los laboratorios para comprobar o descartar diversos asuntos pendientes de la ciencia. Muchos de esos ensayos son molestos e incluso, dolorosos. En esta ocasión, los investigadores japoneses colocaron música y observaron respuestas que parecieran regocijarlas. Las ratas movieron la cabeza siguiendo el ritmo.
El estudio, publicado en la revista Science Advances, demuestra por primera vez que las ratas presentan una percepción y sincronización con la música similar a la de los humanos. Cuando el ritmo musical alcanza los 120-140 golpes por minuto (bpm), que es el más utilizado en la composición musical.
Los resultados sugieren que la sincronización del ritmo puede ser inherente a la dinámica neuronal que se conserva en todas las especies. Un descubrimiento que no solo ofrece una mayor comprensión de la mente animal, sino también de los orígenes de nuestra propia música y danza.
Los investigadores tocaron música para 10 ratas equipadas con acelerómetros inalámbricos para medir los movimientos de su cabeza. También participaron veinte voluntarios humanos.
«Las ratas mostraban una sincronización de ritmo innata, es decir, sin ningún entrenamiento o exposición previa a la música», dijo Hirokazu Takahashi de la Universidad de Tokio.
Las ratas pueden llevar el ritmo y bailar
Estudios recientes han demostrado que algunos animales parecen compartir nuestro impulso de moverse al ritmo de la música. Entre ellos, los elefantes, los leones marinos y los monos. Parece que la capacidad de bailar está vinculada con la habilidad de imitar sonidos.
En muchos de estos casos, asociados con espectáculos o circos, se trata de entrenamiento, no de una reacción innata. Lo novedoso de este experimento es que se probó con ratas que jamás habían estado expuestas de manera deliberada a la música ni recompensadas por llevar a cabo unos u otros movimientos.
La nueva investigación de la Universidad de Tokio muestra que las ratas pueden llevar el ritmo de la música y bailar de manera espontánea.
«Las ratas mostraron una sincronización innata, sin ningún tipo de entrenamiento o exposición previa a la música. Más claramente dentro de los 120-140 bpm, a los que los humanos también muestran la más clara sincronización», detalló Takahashi, según DW.
La investigación sugiere que el tempo óptimo para la sincronización del ritmo depende de la constante de tiempo en el cerebro. Lo que demuestra, agregó el académico, que el cerebro animal puede ser útil para dilucidar los mecanismos perceptivos de la música.
En el experimento, los roedores llevaban acelerómetros inalámbricos en miniatura, que podían medir los más mínimos movimientos de la cabeza. Los participantes humanos también los tenían en los auriculares.
Todos ellos escucharon fragmentos de un minuto de la Sonata para dos pianos en re mayor, K. 448, de Mozart, a cuatro tempos diferentes: 75 %, 100 %, 200 % y 400 % de la velocidad original. El tempo original es de 132 BPM y los resultados mostraron que la sincronización de los ritmos de las ratas era más clara dentro del rango de 120-140 bpm, común en humanos.
Desde Mozart hasta Lady Gaga y Queen
Este ritmo 120-140 es el empleado en canciones como ‘Beat it’, de Michael Jackson, o ‘Viva la vida’, de Coldplay. Melodías que desencadenan en el cerebro todo este estímulo que lleva, muchas veces de manera irrefrenable, a mover la cabeza al compás. De allí que muchos compositores tienen en cuenta dicho ritmo a la hora de crear sus composiciones, reseñó ABC. Y las ratas captaron el ritmo, se dejaron llevar y bailar.
Además de la Sonata de Mozart, también se probaron otras canciones como ‘Born This Way’, de Lady Gaga. ‘Another One Bites the Dust’, de Queen. ‘Sugar’, de Maroon 5 y, por último, precisamente ‘Beat it’, de Michael Jackson. Mientras los sujetos del ensayo disfrutaban del amplio repertorio, los investigadores observaron la aceleración de sus movimientos mediante sensores y las sacudidas de la cabeza. Además de medir su actividad neuronal. Hicieron lo mismo con 20 voluntarios humanos.
Los resultados concluyeron que tanto ratas como humanos mostraban esa predisposición por los 120-140 BPM. Esto respaldaría la percepción de que el pulso y la sincronización pueden ser inherentes a la actividad neuronal del cerebro. En lugar de estar sujetas a la influencia del tamaño y los movimientos corporales generales de una especie.
Además de abrir la puerta a estudiar el ritmo en otras especies animales más allá de los humanos. Asimismo, el equipo descubrió que tanto las ratas como los humanos sacudían la cabeza al mismo compás en ritmos similares. Y que el nivel de sacudidas de la cabeza disminuía cuanto más se aceleraba la música.
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