Por Iñigo Aduriz
ACTUALIZADO 07/04/2016
«Se ve cerca el acuerdo», ironizaba este miércoles en los pasillos del Congreso un veterano diputado del PP durante un descanso del Pleno que ha tenido lugar en la Cámara Baja. Lo decía con sorna, porque la realidad es que si se puede sacar alguna lectura de la sesión es que ese pacto parece estar más lejos que nunca.
Han sido dos las conclusiones que se pudieron sacar del largo y denso pleno que prolongó durante la jornada de ayer. La primera, la soledad de los populares y del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en la defensa del acuerdo adoptado por los líderes europeos para dar solución a la crisis de los refugiados. Porque toda la oposición ha salido en tromba en contra de la decisión de expulsarlos a Turquía. La segunda tiene que ver con el duro enfrentamiento y las profundas diferencias que quedaron de manifiesto entre Ciudadanos y Podemos a las puertas de la negociación a tres que van iniciar este jueves con el PSOE con el objetivo de lograr un acuerdo para investir a Pedro Sánchez como presidente.
Si el pleno de este miércoles hubiese servido de termómetro de ese pacto, se podría concluir que éste está congelado. Tanto Pablo Iglesias como Albert Rivera se han dedicado a descalificarse mutuamente aprovechando sus intervenciones durante una sesión en la que, en principio, tan sólo se iba a abordar el último Consejo Europeo en el que se aprobó la política de la UE respecto a los refugiados, y la discrepancia entre el Ejecutivo y el resto de grupos sobre la necesidad de que el Gobierno en funciones dé explicaciones en sede parlamentaria.
Sobre la tarjeta sanitaria
Pero el uno y el otro se lanzaron continuas pullas. Comenzó el líder de Podemos en su primera intervención. Al referirse a la situación de los refugiados, Iglesias aseguraba que su deseo es que el próximo Gobierno esté «comprometido con el derecho de asilo y con los derechos humanos». «Quizás eso no sea posible cuando se llega a acuerdos con los que querían negar la tarjeta sanitaria a personas que sólo estaban huyendo de la pobreza, señor Sánchez», le decía al líder del PSOE en alusión a la propuesta de Ciudadanos de retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes cuya situación no estuviera regularizada.
Iglesias consideró, por ello, que “con intolerantes como los que no son capaces de reconocer los derechos humanos es muy difícil hacer un gobierno progresista”. A pesar del optimismo de los últimos días, sobre todo después de que el líder de la formación morada se mostrara dispuesto a hablar con Ciudadanos y rebajara sus líneas rojas, la decepción con las palabras del de Podemos se manifestaron de inmediato tanto en los rostros como en los comentarios posteriores de los diputados del PSOE que, pese a todo, consideran que siguen estando abiertas todas las opciones.
Después llegaba el turno de Albert Rivera, que acusaba a Iglesias de hacer «demagogia de laboratorio» al mezclar la situación de los refugiados con la Ley de Extranjería. Por eso se preguntó dónde ha estudiado Derecho el líder de Podemos, y ha sacado a relucir las supuestas relaciones entre la formación morada y Venezuela. «Usted ha dado clases con esa fundación de Venezuela, donde es distinto el concepto de derechos humanos. Su concepto de derechos humanos en donde usted y sus compañeros impartían clase es distinto al mío, el mío es el de las universidades públicas y concertadas de España y el suyo es el de Venezuela e Irán«, ha asegurado.
Venezuela como arma arrojadiza
A renglón seguido, el presidente de Ciudadanos le preguntaba a Iglesias «a ver si es verdad» que defiende los derechos humanos «donde tiene gente que le financia su partido», e instaba a Podemos a votar a favor de una propuesta conjunta que presentarán varios grupos parlamentarios «para defender los derechos humanos en Venezuela».
Esta acusación de financiación por parte del país caribeño le servía al número dos de la formación morada, Íñigo Errejón, para pedir un turno de alusiones en el que instó al partido naranja a acudir a los tribunales si considera que Podemos ha cometido alguna ilegalidad en su forma de financiarse. Además, recordó que el Tribunal Supremo ha archivado este asunto hasta en tres ocasiones.
La guerra entre Ciudadanos y Podemos se repetía en el turno de réplica. «Ha hecho usted un ejercicio de cuñadismo ideológico, que lo mismo sirve para vender preferentes que para intervenir en una tribuna. Muletillas, lugares comunes, perogrullos y tópicos rancios», le espetaba Iglesias a Rivera, antes de volver al asunto inicial sobre la tarjeta sanitaria de los inmigrantes. «Los derechos humanos no distinguen entre quien huye de la pobreza y quien huye la guerra», recalcaba.
El «cuñadismo»
«A lo mejor el cuñadismo es colocar a los amigos, los familiares y las novias en los sitios», le contestaba el líder de Ciudadanos, que concluyó: «Yo respeto profundamente que usted defienda las ideas que defiende y creo que en esta legislatura tenemos que ponernos todos de acuerdo en temas importantes, pero, señor Iglesias, lecciones de derechos humanos, amiguismo, enchufismo y cuñadismo, ninguna».
El enfrentamiento se producía apenas 24 horas antes de la reunión que mantendrán en sede parlamentaria los equipos negociadores de Ciudadanos, Podemos y PSOE para tratar de lograr un acuerdo que facilite la investidura de Pedro Sánchez como presidente y ponga fin al bloqueo de la gobernabilidad que se mantiene desde las elecciones del pasado 20 de diciembre.