El objetivo sine qua non del periodismo científico es buscar la rigurosidad y objetividad que caracterizan el campo en el que desarrolla su labor. Mucho más por lo vertiginoso que son actualmente los avances tecnológicos y los descubrimientos que cambian paradigmas. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido una tendencia en algunos medios de comunicación a ceder y ser complacientes ante presiones ideológicas de grupos minoritarios en detrimento de la calidad y precisión de la información que llega al público.
El artículo “Unscientific American” de James B. Meigs, recientemente publicado en City Journal, es un llamado de atención sobre cómo el periodismo científico está siendo cooptado por la ideología, sacrificando la objetividad. Meigs argumenta que publicaciones respetadas como Scientific American han desviado su camino. Describe que desde su fundación en 1845 había alentado a los autores a desafiar puntos de vista establecidos, pero que en el siglo XXI comenzó a alinearse con creencias progresistas, y a dejar de lado artículos relacionados con raza, género o clima que pudiesen resultar ofensivos para grupos más allá de que lo planteado tenga un basamento científico irrefutable.
Destaca que las fallas periodísticas no se deben simplemente a informes perezosos o una debilidad por el sensacionalismo, sino a esa cosmovisión amplia y cada vez más generalizada. Una doctrina que vive bajo la etiqueta de diversidad, equidad e inclusión. Un conjunto de políticas que suenan anodinas, pero que, en la práctica, son todo lo contrario.
Tergiversación científica
En el texto menciona a Michael Shermer, quien escribió la columna “Skeptic” en Scientific American desde 2001, para promover el método científico y la necesidad de un debate basado en evidencia. Sin embargo, Shermer notó que se le alejaba gradualmente de ciertos temas. En una oportunidad, su editor rechazó una columna que buscaba corregir la concepción errónea de que los niños abusados sexualmente tienden a convertirse en abusadores. Citaba evidencias que contradecían esta creencia y destacaba el daño que este estereotipo puede causar a los sobrevivientes de abuso.
Meigs utiliza la experiencia de Shermer para ilustrar cómo el periodismo científico ha sido influenciado y cómo esto puede afectar la integridad de la comunicación científica. Destaca un momento significativo cuando Scientific American, por primera vez en su historia de 175 años, respaldó a un candidato presidencial en 2020. Esto fue visto como un claro alejamiento del periodismo científico objetivo y una inclinación hacia la política partidista. “La evidencia y la ciencia muestran que Donald Trump ha dañado gravemente a Estados Unidos y a su gente, por eso instamos a votar por Joe Biden”, escribieron los editores.
El editor jefe rechazó la idea de que involucrarse en batallas políticas representaba una nueva dirección de la revista. “Tenemos una larga y orgullosa historia de cubrir los ángulos sociales y políticos de la ciencia”. Para proteger la búsqueda de la verdad la ciencia intenta, y no siempre lo logra, evitar la interferencia política, los dogmas religiosos o las emociones y prejuicios personales. Pero Meigs asegura que ese modelo de ciencia ha estado bajo ataque durante medio siglo.
Otro tabú
Meigs también aborda la cuestión del cambio de sexo en niños y adolescentes. Según Meigs, ha habido una tendencia en algunos medios de comunicación científica a evitar discutir las complejidades y los debates en torno a la atención médica para jóvenes con disforia de género. Esto incluye la falta de cobertura de investigaciones que cuestionan la rapidez con la que se están adoptando tratamientos hormonales y quirúrgicos para menores sin un consenso científico claro sobre los beneficios y riesgos a largo plazo.
La última década ha visto un gran aumento en los niños que se sienten insatisfechos con su género. Según una encuesta, la cantidad de infantes entre 6 y 17 años de edad diagnosticados con disforia de género aumentó aproximadamente de 15.000 a 42.000 solo entre 2017 y 2021. Meigs asegura que el número de niños a los que prescribieron hormonas para bloquear la pubertad se duplicó con creces. Los bloqueadores de la pubertad y otros tratamientos para la disforia de género tienen enormes consecuencias potenciales para toda la vida, como esterilidad, disfunción sexual e interferencia con el desarrollo cerebral. Explica que las familias que enfrentan decisiones de tratamiento de este tipo necesitan desesperadamente una orientación clara y objetiva.
Pero las organizaciones médicas y los medios de comunicación se limitan generalmente a describir los tratamientos hormonales experimentales y las cirugías como rutinarios. Afirma que incluso se aborda como una manera de salvar sus vidas de un potencial suicidio. Indica que Leor Sapir, del Instituto de Manhattan, documentó cómo los defensores trans hacen cumplir esta apariencia de consenso. Expone que lo hacen a través de campañas en las redes sociales y otras herramientas. Estos activistas han obligado a las conferencias a abandonar a los principales científicos y han conseguido que las revistas retiren artículos científicos después de la publicación.
Tendencia dañina
Meigs critica la tendencia de algunos medios a presentar solo un lado de la historia. Advierte que puede llevar a una comprensión incompleta y potencialmente dañina de las opciones de tratamiento para los jóvenes. Argumenta que es crucial para el periodismo científico presentar todos los aspectos de la evidencia científica. De esta forma permitir así un debate informado y una toma de decisiones basada en datos completos.
Cuando los medios científicos se autocensuran o distorsionan la información para evitar ofender a minorías, aunque sea con buenas intenciones, el daño es doble. Por un lado, se compromete la búsqueda de la verdad científica; por otro, se alimenta la desconfianza del público, que cada vez más cuestiona la veracidad de lo que lee, escucha o ve. La influencia de las ideologías en el periodismo científico no solo afecta la percepción pública de la ciencia. También tiene implicaciones reales en la formulación de políticas públicas y en la toma de decisiones individuales. En temas tan cruciales como el cambio climático, la salud pública o la tecnología, una información científica sesgada puede llevar a consecuencias desastrosas.
Entonces, ¿cómo se puede fomentar un periodismo científico más objetivo y libre de influencias? La solución requiere de una serie de estrategias que incluyan la educación y formación de periodistas en metodologías científicas. Además, la verificación y contraste de fuentes, la independencia editorial, la transparencia y la responsabilidad, la diversidad de perspectivas, y la colaboración con la comunidad científica.
Ética y calidad
Es esencial que los medios de comunicación se comprometan con la ética periodística. Que inviertan en un periodismo de calidad que no solo informe, sino que también eduque y fomente el pensamiento crítico entre el público. En la era digital, donde la desinformación se propaga con facilidad, el periodismo científico debe adaptarse. Utilizar las nuevas plataformas para llegar a un público más amplio con información precisa y verificada.
La ciencia es una herramienta poderosa para entender nuestro mundo y mejorar nuestras vidas. Pero para que cumpla su función, debe ser comunicada de manera honesta y sin sesgo. Es crucial para la integridad de la comunicación científica y la salud pública que se mantenga un compromiso con el método científico. La percepción de parcialidad y la falta de objetividad en el periodismo científico pueden erosionar la confianza del público. La calidad de la información presentada influye en la toma de decisiones, especialmente en temas de salud y ciencia. La resistencia a la persuasión y la desconfianza en el periodismo pueden surgir cuando los consumidores de noticias sienten que la información está manipulada o no es transparente. Esto puede llevar a una mayor polarización y rechazo de la evidencia científica.
La competencia de medios alternativos y la desinformación pueden ser exacerbadas por prácticas periodísticas que no priorizan la precisión y la evidencia. Esto puede resultar en una comprensión pública distorsionada de temas científicos importantes. El periodismo científico tiene el poder de influir en las creencias, actitudes, intenciones y comportamientos del público. Una cobertura inadecuada puede tener efectos perjudiciales, como se ha visto en la cobertura de epidemias y la respuesta del público a ellas.
Para tomar en cuenta
- Educación y formación: es crucial que los periodistas científicos reciban una educación sólida en metodologías científicas y estén al tanto de las últimas investigaciones y avances. Esto incluye no solo una comprensión de los hechos científicos, sino también del proceso de investigación y de cómo evaluar críticamente la evidencia.
- Verificación y contraste de fuentes: los periodistas deben verificar la información recibida, contrastar fuentes y presentar los hallazgos de manera que destaquen su relevancia e impacto en la sociedad1. Esto ayuda a evitar la distorsión de los hechos y el sensacionalismo.
- Independencia editorial: mantener una distancia crítica entre el periodismo y las influencias políticas o comerciales es esencial para preservar la objetividad. Esto significa resistir la presión para favorecer ciertas narrativas o intereses.
- Transparencia y responsabilidad: los medios deben ser transparentes sobre sus procesos y estar dispuestos a corregir errores. Esto construye confianza y muestra un compromiso con la precisión.
- Diversidad de perspectivas: incluir una variedad de puntos de vista y experiencias en la cobertura de temas científicos puede proporcionar una visión más equilibrada y completa.
- Fomento de la curiosidad y el escepticismo saludable: un buen periodismo científico debe impulsar la curiosidad y promover un escepticismo saludable entre el público, animando a las personas a cuestionar y a buscar más información.
- Colaboración con la comunidad científica: Establecer una relación de colaboración con científicos y expertos puede mejorar la calidad de la información y asegurar que los reportajes sean precisos y actualizados.
- Adaptación a la era digital: es importante que el periodismo científico se adapte a las nuevas tecnologías y utilice plataformas digitales para llegar a un público más amplio con información veraz.
- Compromiso con la ética periodística: adherirse a un código de ética periodística que priorice la integridad, la imparcialidad y el respeto por la verdad.