Por Juan Emilio Ballesteros
03/12/2015
Las propuestas en el área de energía de los principales partidos que concurren a las elecciones generales –PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos– son irreales e inconsistentes, cuando no imposibles de realizar con la tecnología actual. Sus programas responden más a un afán propagandístico y electoralista que a un análisis riguroso y técnico de las necesidades de España en este ámbito, según se desprende de las conclusiones de un informe elaborado por expertos de la Cátedra Rafael Mariño de Nuevas Tecnologías Energéticas de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE.
El estudio, presentado en el Instituto de Ingeniería de España (IIE), concluye que es preciso dar coherencia a la política energética y propone al nuevo gobierno que salga de las urnas el 20D la creación de un Ministerio de Energía y Medio Ambiente, así como la implementación de una estrategia común en la Unión Europea (UE) para resolver de forma conjunta los retos que el sector de la energía afronta en la lucha contra el cambio climático y la preservación del medio ambiente.
Los programas electorales adolecen en general de propuestas concretas que garanticen el futuro energético y regulen el sector, limitándose a la difusión de consignas panfletarias que por lo general enfrentan ideología con tecnología, en un duelo dialéctico en el que se apuesta por la bondad y excelencia de las energías renovables frente a los efectos perniciosos para la sociedad de las nucleares, los combustibles fósiles o el fracking, cuyas emisiones contaminantes son responsables del calentamiento global y del efecto invernadero.
Mediante un código de colores (ver gráfico), los expertos califican las propuestas electorales como realizables y sin objeciones técnicas (verde), contradictorias e inconsistentes (amarillo) e imposibles de llevar a cabo desde el punto de vista técnico con el sistema y tecnologías actuales (rojo). De esta manera, el programa electoral del PP tiene todas sus propuestas en verde, no porque se trate de políticas innovadoras o proyectos realizables, sino porque se limita a señalar que hay que cumplir con los compromisos adquiridos y con los protocolos internacionales, lo que convierte su programa en el más incompleto de todos. Los amarillos se reparten a partes iguales entre PSOE, Ciudadanos y Podemos y el rojo se ceba en Podemos, que propone el cierre paulatino de centrales nucleares, la fiscalidad verde, un Plan Nacional de Ahorro Energético y la clausura del ATC, que almacena residuos radiactivos de alta actividad.
Por su parte, Ciudadanos apuesta por combustibles no tradicionales o por el autoconsumo. En el PSOE proponen el cierre de las centrales nucleares con vida útil de 40 años, la reforma fiscal ecológica y el 70% de participación de las renovables en el mix energético.
Los apartados analizados inciden en energías renovables, nuclear, minería e hidrocarburos, transporte, viviendas y edificios, red eléctrica, investigación, innovación y desarrollo, transición energética, visión económica, acciones políticas en la Unión Europea y el cumplimiento de objetivos en los denominados horizontes 2030 y 2050.
Según Yolanda Moratilla, directora de la Cátedra Rafael Mariño de Nuevas Tecnologías Energéticas, los partidos políticos incurren en incongruencias tan graves como pedir la clausura del ATC, un almacén absolutamente necesario para albergar los vidrios procedentes de las operaciones de reprocesado; utopías inalcanzables como defender un mix energético 100% renovable y vaguedades como referirse al concepto de energía democrática, inexistente desde el punto de vista técnico. Se llega a proponer, incluso, el cierre de las centrales nucleares para reducir las emisiones, cuando no generan ninguna emisión de CO2. Con todo, los expertos apuestan por impulsar las energías renovables pero en un mix en el que tengan presencia otras energías que persigan la desaparición paulatina de los combustibles fósiles. Para Moratilla, “el nivel técnico de los programas sobre energía es bastante deficiente y se echa de menos un plan estratégico a largo plazo que permita dar más cabida a las energías renovables en el mix energético”.
Desde el punto de vista técnico y de seguridad del sistema no es posible un mix energético 100% renovable o, como propone el PSOE, del 70%. Así de contundente se muestra el ingeniero Victoriano Casajús, ex director general de Red Eléctrica de España (REE), quien afirma que la única energía realmente renovable es el agua. Según su explicación, para garantizar la capacidad del sistema es preciso mantener el sincronismo del mismo y cuando se producen descompensaciones se hace necesaria la autorregulación, una capacidad de la que carecen las renovables.
Al profesor Manuel Lozano Leyva, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla, no le ha convencido ninguno de los programas de los partidos porque no hacen un análisis político ni técnico y, en el caso del PSOE, se trata incluso de un corta y pega de sus propia propuestas actualizadas. “Las de Ciudadanos y Podemos me han gustado más. En el primer caso se insiste en que hay investigar en lugar de subvencionar tanto”.
La energía nuclear es necesaria e inevitable, según Lozano Leyva, para quien la desaparición de los combustibles fósiles vendrá de la mano de una pinza entre las nucleares y las renovables.
“En Europa existe una política de medio ambiente, pero no de energía. Estamos hablando de un mercado único y cada país resuelve sus necesidades energéticas de una manera diferente y, además, no lo están haciendo bien. Acabaremos perdiendo el conocimiento y la experiencia y, lo que es peor, comprando la energía a centrales nucleares rusas o chinas llave en mano”, apostilló el físico nuclear, que lamentó que se intente conseguir el voto de los ciudadanos mediante el “espantajo nuclear” en lugar de implementar alternativas como el uso del torio en sustitución del uranio en las centrales.
El análisis de los expertos también deplora que se demonice una técnica como la fracturación hidráulica, que ha conseguido que Estados Unidos deje de ser dependiente y comience a exportar gas. Según el ingeniero Isaac Álvarez, que ha ocupado distintos cargos directivos en Campsa y Repsol, el fracking es víctima de un fundamentalismo irracional equiparable a la negativa a vacunarse o a las transfusiones de sangre. “Se trata de una tecnología demostrada que ha venido para quedarse”, explica, y España es un país subexplorado en este sentido.