Por Carlos Fonseca
16/11/2015
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Las principales redes del terrorismo yihadista que operan en nuestro país se dedican al reclutamiento de nuevos militantes y sólo en unos pocos casos tienen carácter operativo y están en disposición de atentar. Un dato que no inmuniza a España de eventuales atentados, como ocurrió el 11 de marzo de 2014. Hasta ese momento, nuestro territorio era considerado tan solo un lugar de tránsito, camino de otros países europeos, y de retaguardia. Así lo pone de relieve el informe del Real Instituto Elcano “Terroristas, redes y organizaciones: facetas de la actual movilización yihadista en España”, del que son autores Fernando Reinares y Carola García-Calvo.
El estudio, que se sustenta en el análisis de las 120 detenciones practicadas en España desde 2013 hasta la actualidad, asegura que en los últimos años se ha producido una eclosión del yihadismo autóctono, hasta el extremo de que prácticamente la mitad de los detenidos (45%) en ese periodo de tiempo han nacido en nuestro país, fundamentalmente en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, si bien la mayoría tienen ascendencia marroquí.
Hasta 2012 los detenidos eran principalmente ciudadanos extranjeros, sobre todo marroquíes, y en menos proporción argelinos. Ahora se trata de segundas generaciones, de hijos de emigrantes nacidos en nuestro país, que se han radicalizado. La referencia exterior es el Estado Islámico, y en menor medida el Frente As-Nusra, la rama de Al Qaeda en Siria, y otras organizaciones terroristas similares que actúan en este país y en Irak.
En Ceuta se calcula que el 43,3% de su población es musulmana o tiene ascendencia musulmana, y el 50,6% de los residentes en Melilla. A su vez, el 87,1% y el 74,7%, respectivamente, de sus residentes son ciudadanos españoles. “Un dato de especial relevancia –dice el informe- pues la actual movilización yihadista en Europa Occidental está afectando sobre todo a naciones cuyas poblaciones musulmanas están compuesta por segundas generaciones”. Curiosamente, los musulmanes residentes en ambas ciudades suponen tan sólo el 4,3% de la población musulmana que vive en España.
El hecho de que las dos ciudades estén rodeadas de territorio marroquí, en el que desde la década de los noventa se tienen localizados núcleos de radicalización y reclutamiento yihadista, es un hecho que explica, al menos en parte, este fenómenos. A inicios de este año se estimaba en no menos de 1.500 el número de marroquíes que se habían desplazado para combatir en Siria con el Estado Islámico. Tánger y Tetuán, especialmente cercanas a Ceuta, junto a Fez y Casablanca, son las ciudades de las que ha partido un mayor número de yihadistas con destino a Siria.
Pero si Ceuta y Melilla son los principales focos de yihadistas en nuestro país, Barcelona y su entorno metropolitano es el principal escenario del terrorismo yihadista en España. Casi la tercera parte del total de terroristas detenidos desde 2013 lo fueron en localidades de la provincia de Barcelona, donde además residían.
Otra de las conclusiones del estudio sobre la transformación que ha experimentado el yihadismo en los últimos años es el incremento de mujeres que se suman al Estado Islámico y del número de conversos, personas que profesaban otras religiones antes de hacer suyo el credo islámico, cuando hasta 2012 no se detuvo a ninguna mujer por su vinculación con estas redes terroristas y se capturó a un solo converso.
Desde 2013 hasta ahora, en cambio, las detenciones de mujeres suponen el 15,8% del total. Hay que tener en cuenta que la propaganda de organizaciones como el Estado Islámico se dirige a musulmanas jóvenes solteras a las que se llama a desplazarse a Siria e Irak para contraer matrimonio con militantes que luchan en ambos países para asistirles y tener hijos a los que sumar a su causa. En España, 4 de cada 10 mujeres detenidas durante los tres últimos años eran solteras.
Otro de los fenómenos constatados es que, a diferencia de lo que ocurría hasta hace unos años, y como quedó demostrado en los atentados del 11M y los más recientes de París, los ‘lobos solitarios’ han dado paso a células que actúan de manera coordinada. Los pocos que aún lo hacen de manera individual se dedican sobre todo difusión de propaganda y enaltecimiento del yihadismo en las redes sociales.