Laurence Wainwright, University of Oxford y Eileen Neumann, University of Zurich
Las olas de calor tienen un enorme impacto en nuestra salud física y mental. Los médicos suelen temerlas, porque las salas de urgencias se llenan rápidamente de pacientes que sufren deshidratación, delirios y desmayos. Estudios recientes sugieren un aumento de al menos un 10% en las visitas a las salas de urgencias de los hospitales en los días en que las temperaturas alcanzan o superan el 5% superior del rango de temperaturas normales para un determinado lugar.
El aumento de las temperaturas también puede agravar los síntomas de las personas con problemas de salud mental. Las olas de calor, así como otros fenómenos meteorológicos como las inundaciones y los incendios, se han relacionado con un aumento de los síntomas depresivos en las personas que sufren esta enfermedad, y con un incremento de los síntomas de ansiedad en las personas con trastorno de ansiedad generalizada.
También existe una relación entre las altas temperaturas diarias y el suicidio y los intentos de suicidio. Y, a grandes rasgos, por cada grado de aumento de la temperatura media mensual, las muertes relacionadas con la salud mental aumentan en un 2,2%. Los picos de humedad relativa también provocan un mayor número de suicidios.
La humedad y la temperatura –ambas cambian como consecuencia del cambio climático inducido por el hombre– se han relacionado causalmente con un aumento de los episodios maníacos en personas con trastorno bipolar. Este estado de la enfermedad provoca daños importantes y puede dar lugar a la hospitalización por psicosis y a pensamientos de suicidio.
Otros problemas se plantean por el hecho de que la eficacia de importantes fármacos utilizados para tratar la enfermedad psiquiátrica puede verse reducida por los efectos del calor. Sabemos que muchos fármacos aumentan el riesgo de muerte relacionada con el calor, por ejemplo, los antipsicóticos, que pueden suprimir la sed y hacer que las personas se deshidraten. Algunos fármacos actúan de forma diferente según la temperatura corporal y el grado de deshidratación de la persona, como el litio, un estabilizador del estado de ánimo muy potente y ampliamente utilizado, que se prescribe con frecuencia a las personas con trastorno bipolar.
Pensamiento confuso, comportamiento agresivo
El calor también puede afectar a la salud mental y a la capacidad de pensar y razonar de las personas que no padecen ningún trastorno mental. Las investigaciones demuestran que las áreas del cerebro responsables de enmarcar y resolver tareas cognitivas complejas se ven afectadas por el estrés térmico.
Un estudio realizado con estudiantes de Boston descubrió que los que se encontraban en habitaciones sin aire acondicionado durante una ola de calor rendían un 13% peor que sus compañeros en las pruebas cognitivas y tenían un 13% menos de tiempo de reacción. Cuando las personas no piensan con claridad debido al calor, es más probable que se frustren, y esto, a su vez, puede llevar a la agresión.
Hay pruebas sólidas que relacionan el calor extremo con el aumento de los delitos violentos. Incluso un simple aumento de uno o dos grados centígrados en la temperatura ambiente puede provocar un aumento del 3-5% en las agresiones.
Para 2090, se estima que el cambio climático podría ser responsable de un aumento de hasta un 5% en todas las categorías de delitos, a nivel mundial. Las razones de estos aumentos implican una compleja interacción de factores psicológicos, sociales y biológicos. Por ejemplo, una sustancia química del cerebro llamada serotonina, que, entre otras cosas, mantiene los niveles de agresividad bajo control, se ve afectada por las altas temperaturas.
Los días de calor también pueden exacerbar la ecoansiedad. En el Reino Unido, el 60% de los jóvenes encuestados dijo estar muy preocupado o extremadamente preocupado por el cambio climático. Más del 45% de los encuestados dijo que los sentimientos sobre el clima afectaban a su vida cotidiana.
Todavía hay muchas cosas que no entendemos sobre la compleja interacción y los circuitos de retroalimentación entre el cambio climático y la salud mental, especialmente los efectos de las olas de calor. Pero lo que sí sabemos es que estamos jugando una partida muy peligrosa con el planeta. Las olas de calor, y los efectos que tienen en nuestra salud mental, son un importante recordatorio de que lo mejor que podemos hacer para ayudarnos a nosotros mismos y a las generaciones futuras es actuar contra el cambio climático.
Laurence Wainwright, Departmental Lecturer and Course Director, Sustainability, Enterprise and the Environment, University of Oxford y Eileen Neumann, Postdoctoral Research Associate, Neuroscience, University of Zurich
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.