La comarca de la Campiña es una de las zonas más despobladas de Segovia. Desde hace años proliferan las instalaciones de ganadería porcina intensiva, mejor conocidas como macrogranjas, las cuales han revitalizado la economía local, y de toda España. Pero son más las consecuencias que los beneficios que traen, pues han provocado la contaminación de los acuíferos y hay zonas completamente vulnerables en buena parte de la comarca.
Este modelo de producción se basa en alimentar y utilizar a los animales lo más rápidamente posible y bajo cualquier condición para maximizar los beneficios. Por lo que, actualmente la ganadería industrial está devorando el planeta, siendo las macrogranjas la cara más cruel de este negocio en España.
Desde el año 1991 la Directiva de nitratos de la UE obliga a las comunidades autónomas españolas a analizar los niveles de nitratos y el estado trófico de las aguas. Cuando estos se aproximan o superan los 50 mg por litro, que es el límite que puede consumirse sin riesgo para la salud, las regiones afectadas deben ser incluidas en un registro de zonas vulnerables. Solo en Castilla y León hay zonas vulnerables en 387 municipios.
Bernardos es uno de esos casi 400 municipios, que eran apenas 67 en 2009. Aunque aún no es considerada una zona vulnerable, sus terrenos están completamente rodeados de ellas ya que el agua contiene niveles importantes de nitratos procedentes de las heces porcinas y de los pesticidas de agrícolas. Los vecinos quieren mantener su calidad de vida, «están matando a los pueblos», aseguran. Por ello, denuncian la contaminación de agua en La Campiña.
Macrogranjas en la España vacía
Algunas de las macrogranjas de cerdos en la provincia tienen más de 7.000 animales. En los últimos años el sector ganadero le ha dado trabajo a una de cada seis personas en Segovia, según datos de Feaspor. Además, 10.000 familias viven directa o indirectamente del sector porcino, pero en el país hay más de 86.000 granjas de cerdos que dan empleo a más de 400.000 familias.
Los pueblos se están vaciando, la tradicional ganadería extensiva que se desarrollaba en la provincia desde el siglo XV ha ido perdiendo competitividad en las últimas décadas. En su lugar, este modelo basado en las grandes instalaciones de producción intensiva de carne, principalmente de cerdo, tal parece que es la única salida.
Las asociaciones vecinales aseguran que estarían dispuestas a pagar un precio medianamente real por los alimentos que se producen en ellas, siempre y cuando los trabajadores recibieran sueldos dignos y se respetara el medioambiente. Pero de momento esa solución parece lejana.
Vecinos denuncian la contaminación y malos olores
Actualmente hay casi 40 proyectos de ampliación o creación de nuevas instalaciones ganaderas porcina intensiva en Segovia, una zona azotada por la despoblación. 16 de ellas se encuentran en el territorio de La Campiña. A los vecinos les preocupan estos futuros proyectos, pues toda esa actividad seguiría generando problemas en el agua, suelo y aire.
En la pequeña localidad de Ochando, a 13km de Bernardos, estuvo más de cinco años superando el límite de los 50mg de nitratos por litro. En respuesta a esto, las autoridades locales prohibieron el consumo del agua del grifo, en su lugar, repartían garrafas de 5 litros una vez a la semana. Los vecinos protestaron esta decisión en el ayuntamiento y finalmente les concedieron un filtro enorme para el arsénico y el nitrato.
Los vecinos dicen que al principio todo lo muestran muy bonito y que a largo plazo tendrán mayor acceso a los alimentos. Sin embargo, cuando investigan descubren que todos estos proyectos tienen las mismas características: se realizan en lugares sin población o con población envejecida. Entre los principales problemas que encuentran enumeran el «mal olor» y «las moscas», así como los niveles de nitratos en el agua que sale por los grifos.
Su proliferación preocupa a la España rural
Por otro lado, los defensores de estas macrogranjas admiten que la mayor parte de ellas se encuentran en zonas rurales y que el sector porcino «es fundamental, por economía y empleo, para la viabilidad del pueblo». Insisten que los cerdos se crían en España de toda la vida, pero que ahora se hace de una manera mejor y más controlada.
El actual consumo de carne en España no permite reducir las macrogranjas, aseguran desde la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino de España. Pero esa forma de alimentación tiene un perjuicio a nivel ambiental, también de salud pública y también a nivel socioeconómico. Por lo que queda claro que hay que hacer una reducción drástica del consumo de carne.
Miguel Ángel Higuera, director de la ANPROGAPOR insiste en que se cumple con un marco legal que cada vez es más estricto en las nuevas instalaciones: “Tienen que aplicar las mejores técnicas disponibles, que son unas técnicas aprobadas por la Unión Europea. Es decir, no se las puede inventar de la granja, de tal forma que reduzca el 60% de las emisiones en alojamiento donde están los animales y un 80% de las emisiones en almacenamiento».
Las CC AA con mayor número de macrogranjas en España
En 2019, que es hasta donde se tiene registro, solo en España las macrogranjas de porcino emitieron 96.158 toneladas de metano. Esto representa el 45% del total de las emisiones de metano de toda la ganadería porcina en el país.
Actualmente, Aragón y Cataluña son las comunidades autónomas con mayor número de macrogranjas en España. La mayoría de ellas se encuentran en Huesca y Lleida. El 29,5% de la superficie de Aragón está declarada como zonas vulnerables a nitratos, unos 14.074 kilómetros cuadrados de toda la CA.
Pero en Extremadura también hay un número importante de grandes explotaciones porcinas existentes. La mayoría de ellas son principalmente de cerdo ibérico, aunque también existen más de 30 macrogranjas intensivas tanto de engorde como de cría porcina.
La explotación porcina Finca Dehesa del Rey en el municipio de Castilléjar, en Granada, es la macrogranja más contaminante de metano y amoniaco de España. En 2019, emitió un total de 590 toneladas de metano y 240 toneladas de amoniaco.