Por Andrés Tovar
10/12/2016
La Navidad en Polonia es toda una fiesta. Junto a los países de América Latina, su tradición firmemente católica hace que esta festividad tenga una importancia muy relevante, quizá más que en cualquier país europeo. Su pasado comunista no apagó la religiosidad de su pueblo. Incluso las autoridades sabían que tenían que proporcionar todos los productos necesarios para las festividades pues si no lo hacían podían desatar la molestia de la sociedad. En 1970, después de que las autoridades elevaron los precios de la carne, los polacos comenzaron a cambiar su percepción sobre el régimen polaco.
Desde los tiempos de escasez de la era comunista, la Navidad en Polonia ha cambiado. Al investigar hacia atrás varias décadas, las tradiciones polacas ofrecen un panorama de cómo era la situación económica y el clima político. En tiempos difíciles, un pedazo de caramelo o fruta, o un sombrero hecho a mano bajo el árbol de navidad era un detallazo. Cuando el comunismo estaba llegando a su fin en los últimos años 80, algunas familias se podían permitir muñecas Barbie o puzles de LEGO, que se hicieron disponibles en tiendas especiales. Hoy en día, los costosos regalos, tarjetas, o experiencias (como un fin de semana de spa) reflejan el progreso económico de Polonia, su historia de éxito post-soviético.
Navidad bajo el régimen
En la década de 1950, los polacos tuvieron que acostumbrarse a la vida bajo el régimen estalinista, que fue ateo por definición. Los líderes del país trataron de convertir el cumpleaños de Stalin y el Año Nuevo como las fechas más importantes de diciembre, por encima de la Navidad. El árbol de Navidad se convirtió en el árbol «del Año Nuevo«, decorado con adornos en forma de fábricas, ruedas, grúas y tanques del ejército. Santa Claus (San Nicolás) ya no hizo más entregas de regalos; sino el “abuelo Frost”, un personaje soviético que llevaba un traje de campesino ruso o un caftán de oro. Pero la estratagema no funcionó, una Navidad tradicional era demasiado importante para los polacos.
La vida en Polonia comenzó a normalizarse ante esa nueva realidad política, aunque las tiendas que permanecieron estaban mal equipadas. El portal polaco Culture cuenta cómo los gustos culinarios polacos (muchos de ellos considerados hoy cocina tradicional) se basan en la inventiva forzada por la escasez y la situación económica. A las llamadas “barras de leche” (menúes que se popularizaron en el país bajo ese nombre por la ausencia total de productos cárnicos) se sumaban el mazapán de frijoles o zanahorias. Para los adultos no existía el alcohol y los niños se habituaron a los postres de chocolate sin chocolate. Uno de los postres más populares es la Kogel-Mogel, que es la yema de huevo triturada con azúcar, a veces con un poco de cacao añadido.
En esa época se consideraban regalos codiciados los artículos de vestimenta básicos, tales como ropa interior y calcetines, objetos escolares o ropa usada de donaciones extranjeras. A lo largo de la era comunista, reinaron los regalos hechos a mano: las mujeres tejían sombreros, bufandas y calcetines.
Y muchos menos hablar de la existencia de los maratónicos especiales navideños en la TV. Entre las «rarezas» de la polonia comunista, la televisión era de propiedad estatal y, a pesar de varios programas educativos y culturales, las potencias comunistas utilizaban la TV como su principal medio de distribución de propaganda.
Cada año, a partir de la década de 1950, los periódicos y las emisiones de TV informarían de la llegada de barcos de países «amigos» como Cuba llevando frutas como plátanos y naranjas. Los esfuerzos para la descarga de los barcos eran descritas por los periódicos y telediarios propagandísticos con gran detalle, destacando que si el ejército no existiera, las naranjas no llegarían a los hogares. En 1979, un periódico polaco entrevistó a uno de los hombres que coordinaba la descarga de los buques: «Llegaban naranjas, limones, toronjas y plátanos. La temperatura bajo los 0 ° C dificultaba transportarlos a los almacenes».
Ya en 1972, de acuerdo con la edición polaca de la revista Newsweek, las tiendas polacas recibieron una inyección de productos de Occidente: Italia, Austria, Alemania Occidental y Gran Bretaña . Durante la Navidad, los periódicos polacos informaban meticulosamente que estaban llegando “algunos productos”. Una revista en 1972 escribió: «Junto con los productos alimenticios, habrá telas para vestidos de noche, accesorios exquisitos de las mujeres y joyería de oro de Líbano».
Para conseguir algo en la Polonia comunista, incluidos los alimentos básicos y artículos para el hogar, había que hacer largas filas. A mediados de la década de 1970, cuando el país se supone comenzó a pagar su deuda externa, la situación económica cambió a peor. Mientras que en 1971 la gente pasaba 73 minutos en filas todos los días, en 1976 pasó a 94 minutos, de acuerdo con Newsweek.
A mediados de los años 70 era cada vez más fácil conseguir productos de Occidente, sobre todo para las familias relativamente acomodada. Todo lo que ‘olía’ a Occidente podría ser un regalo: un jabón, champú, chocolate. Los LEGO y las Barbie eran para los hogares privilegiados. En la década de 1980, una forma de clase media estaba empezando a surgir, luego que las autoridades comenzaran a permitir que algunos tipos de empresas privadas para funcionar. Otros tenían acceso a dólares, como los miembros de los grupos anti-comunistas, que fueron apoyados por países extranjeros; familias rurales que tenían parientes en los EEUU o Alemania; y artistas, a quienes se les permitía viajar.
Navidad en el centro comercial, como en todas partes
La situación en las tiendas-polacas y, por extensión bajo los árboles de Navidad, cambió muy rápidamente después de la caída del comunismo en junio de 1989. La Navidad de 1990, un año después que se introdujeron las primeras reformas de mercado, se celebró bajo una nueva realidad. Las filas desaparecieron, las estanterías estaban repletas de productos. Se podía conseguir casi cualquier cosa. Más polacos comenzaron a comprar artículos deportivos y electrónica. En un par de años, todo estaba disponible, y la Navidad se convirtió rápidamente en el fenómeno comercial que es hoy.
Según una investigación realizada por TNS OBOP, los polacos gastan más en regalos de Navidad cada año. Mientras más y más gente compra a través de Internet, los centros comerciales se llenan de gente en los días previos a la Navidad. La actividad comercial en el país se inicia en noviembre, cuanto antes mejor. (En la era comunista, las autoridades debían calcular cómo almacenar las tiendas exactamente una semana antes de la Navidad con el fin de evitar la impresión de estantes vacíos justo antes de las vacaciones e inducir un pánico en las compras).
Un ejemplo de que una fiesta como la Navidad puede dejar también importantes lecciones políticas.