Vive intensamente y morirás joven. Una máxima que se popularizó en la época de los «chicos malos» de Hollywood, sobre todo cuando James Dean creó una leyenda en torno a su nombre. Pero más allá de la fábula cinematográfica, en mayor o menor grado se ha dicho que los hábitos y estilos de vida tienen un notable impacto en la longevidad y la salud en general. Ahora, un estudio científico arroja otras luces sobre cómo el riesgo de muerte se incrementa por los factores sociales.
El fumar, el divorcio y el abuso del alcohol tienen la conexión más cercana a la muerte entre un total de 57 factores sociales y de comportamiento analizados en la investigación que fue publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences.
No todo es biología
Aunque la enfermedad y la mortalidad son causadas por cambios moleculares, celulares y fisiológicos, los procesos no biológicos (como los factores sociales) tienen un papel importante en la configuración del riesgo de muerte.
La Oficina de Ciencias Sociales y del Comportamiento de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos designa las ciencias sociales y del comportamiento como fundamentales para una mejor comprensión de la patogénesis y mortalidad de las enfermedades. Con el conocimiento derivado de estas disciplinas se posibilitan avances científicos que pueden transformar la política de salud.
Los investigadores del comportamiento y especialistas en ciencias sociales sociales han identificado muchos predictores no biológicos de mortalidad. Sin embargo, una limitación importante de esta investigación es que los factores de riesgo no se estudian en comparación entre sí o en diferentes campos de investigación. Por tanto, no está claro qué factores deben priorizarse para las intervenciones y las políticas para reducir el riesgo de mortalidad.
La investigación comparó 57 factores en un marco multidisciplinario que permitió determinar los factores que pueden contribuir a una muerte más prematura. Incluyen experiencias socioeconómicas y psicosociales adversas durante la infancia. También condiciones socioeconómicas, estados de salud, conexiones sociales, características psicológicas y experiencias adversas en la edad adulta.
Un estudio profundo
La investigación analizó los datos de una encuesta de 13.611 adultos en Estados Unidos entre 1992 y 2008 e identificó qué factores se aplicaron a aquellos que murieron entre 2008 y 2014.
«Muestra que se necesita un enfoque de vida útil para comprender realmente la salud y la mortalidad», dijo Eli Puterman, profesor asistente de la escuela de kinesiología de la Universidad de Columbia Británica y autor principal del estudio.
«Por ejemplo, en lugar de solo preguntar si las personas están desempleadas, analizamos su historial de desempleo durante 16 años. Si estuvieron desempleados en algún momento, ¿fue eso un predictor de mortalidad? Es más que una instantánea única en la gente. Nuestro enfoque proporciona una mirada a los posibles impactos a largo plazo a través de una lente de vida útil», explicó
Mayor riesgo de muerte
De los 57 factores analizados, los 10 más estrechamente asociados con la muerte, en orden de importancia, son:
- Actual fumador
- Historial de divorcio
- Historial de abuso de alcohol.
- Dificultades financieras recientes
- Historial de desempleo
- Historia previa como fumador
- Baja satisfacción con la vida
- Nunca haberse casado
- Historial de necesidad de ayuda de alimentos
- Afectividad negativa
Los datos provienen del Estudio de Salud y Jubilación de Estados Unidos representativo a nivel nacional. Los participantes tenían entre 50 y 104 años, con una edad promedio de 69,3. Estas encuestas no capturaron todas las adversidades posibles. Por ejemplo, no se abordó la inseguridad alimentaria ni el abuso doméstico. Pero los nuevos hallazgos proporcionan una indicación de dónde se relacionan varios factores entre sí.
Mejorar la expectativa de vida
La expectativa de vida en Estados Unidos se ha estancado durante tres décadas en relación con otros países industrializados. Este hecho plantea dudas sobre qué factores podrían estar contribuyendo. Los factores biológicos y las condiciones médicas siempre están en la parte superior de la lista. Por esta razón, el estudio excluyó intencionalmente a aquellos a favor de los factores sociales, psicológicos, económicos y de comportamiento.
«Si vamos a poner dinero y esfuerzo en intervenciones o cambios de política, estas áreas podrían proporcionar el mayor retorno de esa inversión», dijo Puterman.
“Fumar se ha entendido como uno de los mayores predictores de mortalidad durante 40 años, si no más, pero al identificar un factor como la afectividad negativa, esta idea de que tiendes a ver y sentir cosas más negativas en tu vida, podemos ver que podríamos necesitar comenzar a enfocar esto con programas de apoyo. ¿Podemos cambiarlo y tener un impacto en las tasas de mortalidad? Del mismo modo, ¿podemos enfocar las intervenciones para los desempleados y aquellos con dificultades financieras para reducir su riesgo de muerte?», agregó
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