El agua está llamada a ser para la geopolítica del siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, por lo que se convertirá en motivo de grandes conflictos. El ex vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin, predijo en 1995 que «las guerras del próximo siglo serán por el agua». Fue una afirmación audaz, basada en comportamientos humanos que han llevado a una creciente escasez de agua potable en algunas de las zonas políticas más conflictivas del mundo.
Las predicciones de grandes guerras entre naciones por el agua no se han cumplido… todavía. Pero no faltan las batallas por este recurso esencial. Los amargos conflictos a nivel regional en algunos puntos del planeta ya cobran un precio muy alto en términos de vidas y el bienestar. Y podrían convertirse en algo más mortífero.
A menudo conocida como la tesis de las «guerras por el agua», esta idea sugiere que la creciente escasez de este recurso generará conflictos violentos a medida que su disponibilidad se reduzca para ciertas comunidades. A los analistas les preocupa la disminución de los suministros de agua, producto del cambio climático, la destrucción de los bosques, la contaminación y el crecimiento de la población, lo que aumenta las tensiones.
Luchar por un recurso cada vez más escaso
En el pasado reciente se consideraba el petróleo como el recurso que podría desencadenar la Tercera Guerra Mundial. Total, ya se han librado guerras por el oro negro en el pasado y los conflictos por este combustible fósil continúan en lugares como el Delta del Níger y el mar de China Meridional.
Pero se está produciendo el cambio de los combustibles fósiles a las energías renovables y esta pérdida de primacía del petróleo le hace un motivo cada vez menor de conflictos. Por otro lado, la creciente escasez de agua ha hecho que el punto de mira esté cada vez más centrado en este recurso.
A diferencia del petróleo, el agua ha sido objeto de un eterno debate sobre si debe ser un bien de lujo o un bien social accesible para todos. Por esta razón, su volatilidad como fuente de conflictos podría ser aún mayor que la que tuvo el petróleo en su época de más alta importancia.
El agua enfrenta a México y Estados Unidos
En el caso de México y Estados Unidos ese futuro parece estar más cerca de lo que se creía. Un tratado de hace casi tres cuartos de siglo ha derivado en una ola de protestas que ya ha dejado sus primeras víctimas mortales.
Este miércoles, dos personas murieron en un tiroteo con la policía de México, como resultado de las protestas en contra de una presa que desvía agua a Estados Unidos, dijo la Guardia Nacional. Se trata del más reciente en una serie de hechos violentos producto del aumento de las tensiones entre manifestantes y funcionarios en una región afectada por la sequía.
En el estado fronterizo de Chihuahua, productores agrícolas enojados por el agua que se canaliza a través de la frontera, arrojaron cócteles molotov y piedras a las tropas de seguridad. El martes por la noche lograron ocupar finalmente la presa de La Boquilla y cerraron las compuertas.
En el centro de la polémica está el Tratado Internacional de Aguas de 1944. Firmado el 3 de febrero de ese año, establece que México asigna agua a Estados Unidos del río Bravo y la Unión Americana asigna líquido a su vecino del sur a través del río Colorado. En la actualidad son 35 millones de estadounidenses y 2 millones de hectáreas de riego las que dependen del agua proveniente del río Colorado.
Muy crítico en Oriente Próximo
Oriente Próximo es una de las regiones más vulnerables del mundo cuando se trata de crisis ambientales, sobre todo en los próximos 30 años. El primer Registro de Amenazas Ecológicas, elaborado por el Instituto de Economía y Paz (IEP) con sede en Australia, advirtió sobre el desplazamiento masivo de 1.200 millones de personas en todo el mundo para 2050.
El informe indica que más de 1.000 millones de personas viven en países que probablemente no se adaptarán a los nuevos desafíos en las próximas 3 décadas. «Hay varios países en el Oriente Próximo que serán vulnerables a una grave escasez de agua en el futuro», dijo Steve Killelea, fundador y presidente ejecutivo del IEP.
El estudio afirma que hay 2.600 millones de personas en el mundo que sufren estrés hídrico en la actualidad, una cifra que se prevé que aumente a 5.400 millones de personas para el 2040. Se calcula que los países más afectados serían Líbano, Singapur, Israel e Irak.
“Las amenazas ecológicas y el cambio climático plantean serios desafíos para la paz global”, destaca el informe. Durante los próximos 30 años, la falta de acceso a alimentos y agua solo aumentará si no hay una cooperación global urgente, advierte el estudio.
El calentamiento global como amenaza
Si bien el calentamiento global ha provocado un aumento de las mareas, también está amenazando el suministro de agua de 3.200 millones de personas en todo el mundo, indica un nuevo informe de la ONU.
La circulación de agua de lluvia que generan los glaciares proporciona agua potable a decenas de millones de personas. Pero una pérdida récord de masa glaciar está provocando una mayor escasez de agua.
Se espera que la escorrentía de los glaciares alcance su máximo a nivel mundial para fines de siglo y luego disminuya. Según el informe, el número de personas que viven en lugares con agua insuficiente se disparará casi un 60% en los próximos 30 años.
La guerra como causa y efecto de la escasez de agua
Para colmo de males, la guerra no solo puede ser la consecuencia de la escasez de agua, sino también su causa. En lugares que experimentan conflictos violentos, la inseguridad hídrica se ve agravada por la destrucción de la infraestructura y la interrupción de servicios vitales. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), los niños menores de 15 años de edad que viven en áreas donde hay conflictos prolongados tienen casi 3 veces más probabilidades de morir de enfermedades diarreicas —como resultado del agua potable y el saneamiento— que de la violencia de un conflicto prolongado.
Estas estadísticas son aún más sombrías para los niños menores de 5 años. Tienen 20 veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con la disponibilidad del agua y el saneamiento en una zona de conflicto, que por una bala. La UNICEF descubrió que, en promedio, 85.700 niños menores de 15 años murieron a causa del agua, el saneamiento y la higiene insalubres, en comparación con 30.900 muertes por conflicto por año entre 2014 y 2016.
Puntos de conflicto
Un estudio del Global Environmental Change trazó un mapa de cómo surgirán las guerras por el agua en todo el mundo y qué países tienen más probabilidades de ver un conflicto de este tipo en las próximas décadas.
Al observar los años 2050 y 2100 con diferentes estimaciones diarias de temperatura y precipitación, diferentes pronósticos de emisiones y otros factores, los investigadores diseñaron un algoritmo para predecir la probabilidad de conflicto en diferentes escenarios..
El documento fue un intento de ilustrar dónde podrían surgir futuras guerras por el agua o «problemas hidropolíticos. La competencia por los recursos hídricos limitados es una de las principales preocupaciones para las próximas décadas”, escribieron los investigadores.
El estudio identificó posibles «puntos calientes», que a menudo eran lugares donde una fuente de agua, como un lago o una cuenca, era compartida por varios países o grupos políticos.
Las fuentes de agua como el Nilo, el Ganges-Brahmaputra en el subcontinente indio, el río Indo en Asia, los ríos Tigris-Éufrates y Colorado se destacaron como posibles puntos calientes.
Pero los investigadores aseguran que la tensión no necesariamente se convertirá en conflicto. «Depende de lo bien preparados y equipados que estén los países para cooperar», destaca el informe. «Aquí es donde esperamos que nuestra investigación pueda ayudar, al crear conciencia sobre los riesgos para que se puedan buscar soluciones desde el principio».
La muerte de dos productores agrícolas esta semana, en medio de las protestas por el tratado de agua entre los Estados Unidos y México es un triste recordatorio de que la tesis de las «guerras por el agua» puede convertirse en una realidad, incluso antes de lo que se pensaba.
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